Michelle Allen, de Southampton en Nueva Jersey, ha tenido muchos perros a lo largo de los años. Pero un perro de poco más de 5 kilos con problemas cardíacos y dientes dañados cambió su vida para siempre.
Monkey era un perro adoptivo, y Michelle y su esposo se ocuparon de él durante los últimos meses de su vida.
“La muerte de Monkey fue muy dura para nosotros”, dijo la ex enfermera Michelle a CNN. “Sabíamos lo que estábamos haciendo, y decidimos amarlo tanto como pudiéramos”, agregó.
Cuando Michelle se enteró que muchos perros viejos y enfermos terminales como Monkey se les estaba aplicando la eutanasia en refugios, decidió abrirles una granja de 2,5 hectáreas.
Desde el año 2015, su organización sin fines de lucro —la cual nombró cariñosamente Monkey’s House—, ha proporcionado un lugar de amor donde docenas de perros han pasado sus últimos días.
“No puedo pensar en una mejor manera de canalizar nuestro dolor que honrarlo”, dijo Michelle, y asegura que le habría encantado que los perros agonizantes vinieran a su casa para vivir un poco antes de que se fueran.
Michelle dijo que la mayoría de la gente piensa que un hospicio para perros es un lugar triste. Pero ella lo llama “el lugar más feliz de la tierra”.
“Estamos muy ocupados dándoles una historia, una vida, aventuras, amor, momentos especiales”, explicó.
Michelle cuida alrededor de 25 perros a la vez. Todos los perros reciben comidas caseras basadas en sus necesidades médicas, con planes de comidas individuales creados por el veterinario de la organización. Los perros también reciben hierbas y suplementos naturales, acupuntura y cuidado quiropráctico.
Alrededor de 50 voluntarios ayudan a Allen y a su marido, Jeff, a cuidar a los perros. Michelle dice que alguien siempre está cocinando, haciendo lavandería, paseando los perros o preparando medicamentos.
“Es extremadamente importante para mí que no les fallemos en sus últimos momentos. Quiero que la pasen muy bien, y quiero que se sientan amados y apoyados”, asegura Michelle.
«¿Cómo aborda tan bien todas las necesidades específicas de los perros?», preguntó Meghan Dunn de CNN, a lo que Michelle respondió: «Hacemos lo que tenemos que hacer. Lo primero es cambiarle la nutrición. He aprendido una amplia variedad de maneras para ayudarlos con la comida. Si los tengo durante una semana antes de que vean al doctor Morgan (el veterinario de la organización), a veces puedo aminorar algunos de sus problemas para que pueda saber qué cosas necesitamos para trabajar. Y eso es solo a través de la nutrición».
«Por lo tanto nos enfocamos en la nutrición, el increíble cuidado veterinario y los medicamentos que necesitan. También usamos terapias alternativas como la acupuntura, el trabajo quiropráctico y la terapia con láser frío. Vemos a un especialista en rehabilitación que trabaja con el manejo del dolor en la rehabilitación y tiene una caminadora acuática para que puedan ejercitarse. Parece que empezamos a hacer lo correcto [por ellos] y su estado se mejora», agregó.
Acerca del equipo equipo de voluntarios en la granja, Michelle comenta: «Llamamos a todos los voluntarios tías y tíos. Yo diría que aproximadamente 20 salen cada semana para invertir una buena cantidad de tiempo. Entran, miran nuestro tablero en la cocina, y habrá perros que necesitan tomar un baño, que necesitan un paseo o perros que no se deben mover. Por lo tanto, ellos eligen el trabajo que mejor les parezca».
«Lo que realmente es increíble para mí es cuando tenemos un perro que le queda poco tiempo, si les pregunto, ‘¿Podrían pasar algún tiempo con ellos?’ ese perro tendrá voluntarios reservados el tiempo necesario hasta que mueran», explicó.
El trabajo de Michelle no es nada sencillo, pero realmente lo vale por todos los amigos peludos, ella comenta: «Cada vida importa, y su vida importa enormemente. En el mundo de los albergues para perros, estadísticamente, todos los animales que están aquí ya hubiesen recibido la inyección y simplemente morir. Esa es una horrible injusticia para estos animales de compañía que nos han traído alegría, nos han traído amor y han lamido nuestras lágrimas. No deberían irse así».
Y agrega: «Quiero que se sientan como en casa, los quiero en mis brazos o en los brazos de su voluntario favorito. Quiero que tengan una muerte muy suave, con ellos sintiéndose tan amados y apoyados como sea posible», indicó.
Y es que la vida de Michelle se ha vuelto sumamente interesante, ella comenta al mismo medio: «La vida que estoy llevando ahora con ellos, es extenuante, pero cada día es increíble de alguna manera. Solía ser que era lunes y luego era el martes, y luego se nos olvidaba sacar la basura, teníamos que recoger los comestibles en el camino a casa viniendo del trabajo».
«Ahora, alguno de los animales hizo un nuevo ruido el cual fue un ruido alegre, o algún perro caminó y antes no lo podía hacer, o alguno tenía un tumor y el tumor desapareció por sí solo. Eso es increíble. Esa es una manera increíble de pasar por la vida, y me siento muy bendecida de estar haciéndolo ahora mismo», concluyó.
Mira el video a continuación:
¡Este perro sí que tiene grandes habilidades!
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