Una madre de Florida no lo podía creer al enterarse que estaba esperando trillizos después de haber perdido tres bebés por abortos espontáneos.
En noviembre de 2018, Christine Taala, de Miami —que ya era mamá de un preadolescente y una recién nacida—, quedó muy preocupada, pensando en cómo iba a cuidar a cinco niños, y temió lo peor.
Sin embargo, cuando su mamá le dijo que podría ser la forma en que Dios le devolvería los tres bebés que había perdido, la animó a seguir adelante con su embarazo.
Hoy, las trillizas de Christine son un testimonio de esperanza.
«Las cosas suceden por una razón, no sabemos exactamente por qué suceden, pero a su debido tiempo sabremos por qué», dijo Christine a The Epoch Times en una entrevista.
Christine, de 35 años, conoció a su esposo Talmage, de 37, mientras practicaba senderismo en Las Vegas a finales de 2015. La pareja se comprometió en abril de 2016 y se casó al año siguiente.
Entre diciembre de 2015 y marzo de 2017, Christine tuvo dos abortos espontáneos. Dio a luz a su hija, Mila, en enero de 2018. Sin embargo, en agosto de ese mismo año, la nueva mamá ingresó al hospital, había quedado embarazada de nuevo y abortó.
Todavía en duelo por su tercer aborto, fue difícil de asimilar la noticia de su embarazo espontáneo de trillizos en noviembre de 2018. Con 10 semanas de embarazo, su médico le sugirió una reducción fetal para aumentar las probabilidades de supervivencia. Su embarazo era de alto riesgo, pero Christine no podía aceptar perder a uno de sus bebés.
Con el apoyo moral de su mamá, Christine recuperó gradualmente la esperanza y creyó que Dios había planeado que fuera madre de trillizos por un propósito. Tuvo una revelación: sus bebés no eran un castigo ni una prueba, sino una razón.
El caso de Christine fue un raro embarazo doble a partir de dos óvulos distintos; los gemelos A y B fueron concebidos una semana después del bebé C.
Para aumentar la emoción, Christine, su esposo y sus hijas de 11 años y 9 meses se enteraron, en una revelación especial del sexo celebrada en Walt Disney World, que iban a recibir a tres niñas.
Todo parecía bien hasta que su perinatólogo se dio cuenta que el bebé A había dejado de crecer. Al compartir el cordón umbilical con el bebé B, no recibía suficientes nutrientes.
Después de un procedimiento en el Hospital Infantil de Texas para rectificar el flujo sanguíneo, Christine resistió hasta el 28 de marzo de 2019, cuando empezó el trabajo de parto a las 26 semanas. Dio a luz al día siguiente con la ayuda de un equipo de 25 expertos. Las tres bebés fueron trasladadas a la UCIN —una requirió reanimación y entubaron a las otras dos— mientras internaron a Christine para que se recuperara de la fiebre.
«Nerviosa y emocionada», vio a sus hijas por primera vez tres días después.
«Tuvimos que lavarnos las manos y luego nos acercamos a cada incubadora», dijo. «Me aterraba tocarlas, parecían tan frágiles, sus cuerpos eran puros huesos y piel».
Los primeros 15 días de las trillizas en la UCIN fueron los más aterradores de la vida de Christine. La bebé A tenía un agujero en el corazón y hemangiomas en el hígado, la bebé B tenía un agujero menos grave en el corazón y la bebé C tenía una hemorragia cerebral en fase 4. Christine se convirtió en una «maestra de WebMD», investigando todo.
Los médicos dieron pronósticos pesimistas hasta que a las tres semanas las bebés dieron un giro total. Las pequeñas luchadoras empezaron a aumentar de peso y sus niveles de oxígeno se normalizaron.
Durante 103 días, el hospital fue el segundo hogar de la familia. Hasta que finalmente, el 2 de julio de 2019, dos bebés se fueron a casa, y luego su hermana.
Después de tantos meses de estrés, Christine, una trabajadora de la salud, sufrió TEPT. Las trillizas —Aria, Lilah y Sienna— sufrieron episodios de apnea del sueño y una de ellas contrajo un virus respiratorio sincitial (VRS), por lo que tuvieron que volver brevemente al hospital.
Christine dice que tratar de equilibrar el trabajo, las niñas, los horarios, las comidas, los pañales y los niños pequeños que gritan fue lo «segundo más difícil». Talmage dio prioridad al cuidado de sus hijas, se unió para ayudar a su querida esposa y la familia encontró el equilibrio.
«Creo que mi esposo está hecho para ser padre de trillizas», dice. «Puede mantener la calma cuando yo me derrumbo (…) Creo realmente que hemos aprendido a ser un equipo, dado que éste no es un trabajo de un solo padre».
Para Christine, ver crecer juntas a su cariñosas trillizas es lo mejor. Sus prósperas hijas, que aún son pequeñas, confirmaron su teoría de que todo sucede por una razón.
«Creo firmemente en ese dicho cuando veo todos los altibajos por los que hemos pasado», dice. «De alguna manera nos hizo más fuertes como seres humanos, pero también como padres y pareja».
Ahora, Christine escribe un blog sobre la vida de mamá y la crianza de las trillizas en Instagram.
«Los trillizos son bebés milagro», dijo a The Epoch Times. «Uno ve a las niñas hoy en día, empujan cada paso del camino. Veo sus logros, lo orgullosas que están de aprender una nueva tarea o habilidad cada día. ¡Son nuestras heroínas!».
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