Esta hermosa historia de esperanza y bondad enfatiza cómo un simple acto de compasión tiene el poder de transformar la vida de alguien, sea un ser humano o un animal.
Un frío día de invierno, varias personas que caminaban cerca de una vía férrea en Rumania, vieron a un perro callejero en busca de comida entre las vías del tren. Temiendo que el pobre perrito sea atropellado, decidieron ayudarlo.
El tímido y viejo asustado perro se escapaba cada vez que la gente trataba de acercarse a él. Entonces decidieron que era mejor llamar al grupo local de rescate de animales, Howl of a Dog.
Cuando el equipo de rescate llegó a la escena, se pusieron a trabajar para atrapar al desamparado. Pero cuanto más lo intentaban, más lejos corría. Luego trataron de alejarlo de las vías del tren hacia la carretera y esta vez lograron su rescate.
Después de un tiempo, el perro «sintió» que los rescatistas eran sus amigos y permitió que el equipo lo acogiera. Fue llevado al refugio, donde fue examinado.
«Se le realizaron una serie de revisiones médicas: la visión deficiente, especialmente en el ojo izquierdo, con una cojera leve y cicatrices viejas. Los análisis de sangre revelaron colesterol alto», publicó el equipo de Howl of a Dog en su página de Facebook.
Para sorpresa del veterinario, ¡tenia un microchip! Descubrieron que el nombre del perro era Bobi y que tenía 9 años. Todo el mundo estaba contento por él, pensaron que estaba perdido, ya que lo encontraron a 16 kilómetros de su casa.
Sin embargo, cuando el personal del refugio se puso en contacto con su dueño, se les rompió el corazón. Él les dijo que no quería a Bobi y les pidió que se lo llevaran. «No queremos juzgar a nadie, solo estamos agradecidos por haber podido salvar a este dulce chico», dijo uno de los rescatistas.
Los voluntarios acogieron a Bobi y lo bañaron con amor y cuidado. Poco a poco, reveló su maravilloso carácter, y no pasó mucho tiempo hasta que el amor de hogar golpeó la puertas para este dulce canino: el refugio confirmó su adopción por una pareja encantadora, Donny y Dawn, de Delaware en Estados Unidos.
«La familia adoptiva de Bobi tienen mucha experiencia con perros mayores, han adoptado muchos perros necesitados a lo largo de los años y pueden ofrecer a Bobi el mejor cuidado», actualizó el sitio web del equipo.
¡Es una casa llena de diversión y es perfecta para Bobi! Ahora le encanta jugar con sus otros dos hermanos peludos, Bo y Jack, y dormitar junto a la gran chimenea de la sala de estar familiar.
Bobi es feliz de nuevo en sus años dorados y vive al máximo con una familia que lo ama.
«Puede que sea ‘técnicamente’ un perro mayor, pero Bobi sigue siendo juguetón y curioso. Es como volver a vivir como un cachorrito», aseguran sus nuevos dueños.
Míralo a Bobi en video:
Rescate de un perrito atrapado en un agujero
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