El mundo está cada vez más conectado y la oportunidad de ir a la escuela nunca fue tan enorme como ahora.
Para algunas familias, sin embargo, aún existe una lamentable barrera financiera que impide que los niños asistan a la escuela por un largo período de tiempo. En las zonas rurales del mundo se observa que los niños abandonan la escuela mucho más joven que en las zonas desarrolladas, lo que genera ciclos de pobreza en algunas comunidades de las que es difícil salir.
La India es uno de los países donde esto es muy común. Según las estadísticas, menos de la mitad de la población de la India de entre 6 y 14 años asiste a la escuela. Sin embargo, una escuela que está trabajando para cambiar eso mientras limpia el mundo en el proceso.
Los educadores, Mazin Mukhtar y Parmita Sarma, se conocieron en 2013 y formaron la Escuela Ashkar.
La escuela abrió sus puertas en 2016 y está ubicada en el estado de Assam, en el noreste de la India, con un simple requisito: cada niño debe traer un «pago de matrícula» semanal de al menos 25 artículos de desechos reciclables para poder entrar.
La matrícula tiene un doble propósito. Para las familias que viven con centavos, les da la oportunidad de enviar a sus hijos a la escuela sin la preocupación de tener que elegir entre la educación, la comida o el refugio.
Para la comunidad, también proporciona una forma de limpiar su hábitat, además de ser un centro de reciclaje, la escuela puede incentivar al área rural para que clasifique la basura en lugar de dejar que se acumule y contamine el medio ambiente. En vez de quemar la basura reciclable para mantener el calor en el invierno, se enseña a la comunidad los peligros de quemar plásticos y sobre las alternativas viables, todo ello mientras se recogen los desechos para encontrar una manera de reutilizarlos de forma adecuada.
Han pasado tres años desde que la escuela abrió y el progreso es increíble. Según un artículo de Forbes, la escuela creció de 20 estudiantes en su apertura a unos 100. No solo se convirtieron en «buenos administradores de su comunidad», sino que han contribuido a incentivar las limpiezas, incluso de aquellos que no buscan recoger los plásticos para pagar las clases.
La mejor parte, es que la escuela además de enseñar a los niños a leer y escribir, también los incentiva a cuidar el medio ambiente.
En una comunidad muy pequeña, la capacidad de proporcionar verdaderas habilidades laborales es absolutamente invaluable. Así que eso es justo lo que Mukhtar y Sarma hicieron, pero con un giro ambiental.
Enseñan a los estudiantes de todo, desde carpintería hasta la electrónica, pero orientan la capacitación hacia prácticas respetuosas con el medio ambiente, mientras que permiten que algunos de los estudiantes mayores trabajen para enseñar y ser tutores remunerados. Así que, mientras algunos de los alumnos se capacitan para construir mejores edificios o para enseñar a las generaciones futuras, otros aprenden a instalar paneles solares, lo que significa que el reciclaje no va a ser la única manera de salvar el planeta en esta pequeña región rural.
Hasta ahora, la escuela es una institución única que se destaca en la zona. Pero para la pareja que la fundó, Forbes informó, que hay más planes por implementar. Con proyectos para otras 100 escuelas que funcionarán de manera similar en los próximos cinco años.
La pareja de educadores estará muy ocupada y con suerte, el planeta se beneficiará tanto de ellos como de los estudiantes que afecta.
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