Unas raras gemelas unidas que sobrevivieron a una operación de separación, a pesar de tener solo un dos por ciento de probabilidades de sobrevivir, se han graduado de preescolar.
Heather Delaney, madre de 33 años de Statesville, en Carolina del Norte, se enteró a las 11 semanas de embarazo que esperaba gemelas unidas. Los médicos le dijeron que la probabilidad de tener gemelas craneópagas —conectadas por la cabeza— era de una entre 2.5 millones.
Las probabilidades de supervivencia de las bebés eran bajas, pero lucharon contra viento y marea. Las gemelas Abby y Erin nacieron por cesárea a las 30 semanas el 24 de julio de 2016, con un peso combinado de 6 libras (2.7 kilogramos).
La señora Delaney y su marido, Riley Delaney, de 30 años, capataz de jardinería, estaban encantados a pesar de que sus hijas tuvieron que permanecer en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) del Hospital Infantil de Filadelfia (CHOP), a 10 horas de casa.
En junio de 2017, las niñas se sometieron a un procedimiento pionero poco frecuente para separar sus cráneos y, a pesar de los riesgos, la operación de 11 horas de duración fue un éxito. Aunque ambas niñas tienen dificultades de desarrollo, están prosperando ahora que se acercan a su séptimo cumpleaños.
Los orgullosos padres, el Sr. y la Sra. Delaney, vieron a sus hijas graduarse de preescolar en junio, un hito que los médicos dudaban que alguna vez alcanzarían.
La Sra. Delaney dijo: «Hay días en los que me siento y pienso: ‘No puedo creer lo increíblemente afortunados que somos’. Sí, tienen discapacidades y cosas en las que están trabajando, pero son tan felices».
«Verlas graduarse fue como soñar. Es una de esas cosas que parece que nunca llegarán.
Aún no sabemos lo que pueden conseguir, así que el cielo es el límite para ellas».
«Aunque no lo recuerdan, ven fotos en casa de cuando estaban unidas.
«Algún día nos sentaremos con ellas y hablaremos de ello como es debido; queremos que se sientan orgullosas de quiénes son y de dónde vienen».
Hace años, el Sr. y la Sra. Delaney se llenaron de miedo cuando supieron que iban a tener gemelas unidas y que sus hijas podrían ser candidatas a una operación de separación una vez nacidas. La Sra. Delaney estuvo ingresada desde la semana 27, pero se puso de parto de forma natural a las 30 semanas.
«Cuando nos enteramos entramos en shock primero, no sabíamos qué pensar», dijo la Sra. Delaney. «Es algo que solo se ve en la televisión, pensé que esto no le pasaba realmente a la gente».
Abby y Erin compartían el cráneo, la piel y el seno sagital superior, un vaso crítico que transporta la sangre desde el cerebro. Tuvieron que permanecer en la UCIN de Filadelfia hasta su operación de separación en junio de 2017. La cirugía de separación sería la primera de este tipo que se llevaría a cabo en el hospital debido a la rareza de la enfermedad de las niñas.
También entrañaba riesgos, desde daños cerebrales leves hasta la muerte, y las niñas tuvieron que someterse a varias cirugías menores para prepararse antes de la separación. El día de la operación, los padres no pudieron hacer otra cosa que «rezar con todas sus fuerzas» mientras los cirujanos se ponían manos a la obra. Tras el agotador procedimiento de 11 horas, los padres dijeron que Abby, en particular, había perdido mucha sangre durante la operación.
La Sra. Delaney dijo: «Abby perdió entre 10 y 15 veces su volumen de sangre, según nos dijeron. Le repusieron toda la sangre del cuerpo varias veces cuando los cirujanos tuvieron que cortarle el seno sagital para separarla de Erin. Después les costó mucho detener la hemorragia. De hecho, los cirujanos nos dijeron que nunca antes habían administrado tanta sangre a un paciente de una sola vez y que el paciente hubiera sobrevivido».
Tras la operación, ambas tuvieron que permanecer conectadas a máquinas en el hospital mientras se estabilizaban.
A Erin le fue un poco mejor que a Abby, que necesitó un cóctel de medicamentos y apoyo porque empezó a tener convulsiones.
«Recuerdo que el día después de la operación no dormí en dos días», dijo Delaney. «Cuando por fin todo se calmó, unas 48 horas después de la operación, y no había entre 15 y 20 personas en la habitación en todo momento, por fin pude respirar».
Pasaron cinco meses antes de que ambas niñas pudieran finalmente recibir el alta hospitalaria y regresar a su casa de Statesville. Las dos niñas tienen discapacidad intelectual, lo que significa que su desarrollo es más lento.
A punto de cumplir siete años, la Sra. Delaney dice que actualmente las niñas tienen un desarrollo en torno a los 15 meses. Ambas son no verbales, pero Erin camina desde que tenía 5 años y ahora Abby también está empezando a andar.
Van a la escuela regular, pero en una clase especial para recibir apoyo a sus necesidades, y la Sra. Delaney dice que están prosperando. En junio se graduaron del preescolar, un hito con el que los padres nunca habrían soñado cuando las gemelas eran bebés.
En su graduación, Erin recibió un «premio delfín» por su «corazón aventurero» y su amor por la exploración. Mientras que Abby recibió el «premio ciervo» por ser una «amiga bondadosa que trata a todas las personas de forma amable y gentil».
«Antes de su separación, no se habían hecho muchos de este tipo en ningún lugar del mundo», dijo la orgullosa mamá. «Así que no había mucho a lo que mirar que fuera bueno antes de la cirugía; definitivamente daba miedo».
«Ahora míralas, estoy muy orgullosa de las dos».
«Nuestro objetivo al compartir nuestra historia siempre ha sido intentar llegar a cualquier otro padre que se enfrente al mismo tipo de embarazo que nosotros, para darle esperanza. Queremos demostrar que existe la posibilidad de que se separen y lleven una vida sana y feliz».
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