A una exguardia nacional de Estados Unidos le diagnosticaron un agresivo cáncer de mama durante la pandemia; lo que hizo más devastadora la terrible noticia fue que en ese momento llevaba 10 semanas de embarazo.
Pero en medio de la quimioterapia intensiva, Constance McDaniel, de 30 años, dio a luz a un niño sano. Esta fue una prueba suficiente para ella misma, y para cualquier otra persona, de que no se dejaría vencer por ningún obstáculo.
La exsoldado, de Appleton (Wisconsin), notó por primera vez un bulto en su pecho a principios de mayo de 2020, a las cinco semanas de su embarazo.
«Honestamente, pensé que era solo un conducto obstruido, porque con mi primer bebé tuve muchos cuando estaba amamantando», dijo a CNBC. «No le di importancia y pensé, bueno, probablemente desaparecerá».
Cinco semanas más tarde, McDaniel y su esposo, Matt, que comparten una hija de 2 años, Isla, recibieron la aplastante noticia. Ella tenía un cáncer de mama de carcinoma ductal invasivo en fase 2.
A la futura madre le programaron cuatro ciclos de quimioterapia intensiva con A/C (adriamicina y ciclofosfamida), «también conocida como el diablo rojo», dijo. «No hay muchos estudios cuando se está embarazada con cáncer. Así que esa era una de las pocas quimios que podía recibir».
Con más dificultades, McDaniel perdió el pelo y se sometió a una mastectomía a las 28 semanas.
Sin embargo, a pesar del calvario, el hijo en gestación de McDaniel creció sano y fuerte. La familia recibió a su «pequeño milagro» seis semanas antes de lo previsto, y lo llamaron Declan.
Pero la celebración duró poco.
«Mientras estaba en la sala de partos, me salieron unos cuantos bultos más en la cicatriz [de la mastectomía]», explicó McDaniel. «Me pasaron a la fase 3 en diciembre debido a que mi agresivo cáncer reapareció después de solo tres meses, y a que la quimioterapia no estaba funcionando».
Tras las pruebas genéticas, McDaniel se enteró que tiene una mutación, BRCA1, que la pone en mayor riesgo de padecer cáncer de mama y de ovario. Los médicos recomiendan que las portadoras de BRCA1 se extirpen los ovarios antes de los 40 años.
McDaniel formó parte de la Guardia Nacional del Ejército de Wisconsin durante nueve años, y se desplegó en Irak en 2010, donde conoció a su esposo. Arriesgar su vida en el extranjero para servir a su país fue una cosa. «Posiblemente morir cuando sus hijos tienen dos años y un recién nacido, es duro», dijo. «Definitivamente es muy duro».
La solidaria familia de McDaniel inició una campaña de crowdfunding, con la esperanza de aliviar la carga de sus seres queridos. Recaudaron más de 10,000 dólares.
Ahora, hay esperanza para su recuperación.
«Connie terminará la quimioterapia el 26 de marzo», compartió la familia. «Ha sido muy duro para su cuerpo que hayan tenido que cortar dos ciclos. Después de 3 o 4 semanas de quimioterapia, empezará la radiación si sus escáneres están limpios (sin evidencia de cáncer)».
Sin embargo, es posible que después se le practique una segunda mastectomía con reconstrucción mamaria y le extirpen los ovarios. Pero la exsoldado afronta los retos con fortaleza. «El cáncer no va a derrotarme. Es solo un pequeño bache en el camino», dijo McDaniel. «Solo me ha hecho pensar de un forma diferente sobre la vida. Por eso, estoy agradecida».
La ahora madre de dos niños, a quien le encanta el café, sigue soñando con abrir su propia cafetería.
En cuanto a su capacidad de recuperación, dijo estoicamente: «Las mujeres son muy fuertes. Nunca lo había sabido hasta que tuve cáncer».
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