¿Alguna vez se imaginaron a sus mascotas como profesionales de la salud? Pues esta enfermera veterinaria hizo realidad esa fantasía perruna y ¡arrasó en las redes!
Rosie McCarthy, una neozelandesa de 28 años con un corazón tan grande como su sentido del humor, decidió darle un giro canino a su rutina en la clínica veterinaria. ¿El resultado? Una foto tan hilarante que hasta arrancaría una sonrisa al gato más malhumorado (si pudieran, claro).
Imaginen la escena: una «paciente» humana acostada en la mesa de operaciones, rodeada no por doctores, sino por… dos adorables perritos con batas Sí, leyeron bien. Kaeli y Shiloh, las fieles compañeras de la Sra. McCarthy, se convirtieron en las doctoras más peludas de Nueva Zelanda por un día.
«Mi colega, Emma, se acercó y me comentó un par de ideas que tenía para el concurso», contó la Sra. McCarthy a The Epoch Times, probablemente mientras intentaba no estallar en carcajadas. «Le sugerí que llevara mis perros al trabajo un día, y como estamos en una clínica, nos proporcionaría el ‘entorno de trabajo’ perfecto».
Pero, ¿cómo convenció la Sra. McCarthy a sus peludas asistentes para posar? Según ella, «Tenía fe en que Kaeli y Shiloh cooperarían. Son perros que se portan muy bien y son excepcionalmente tolerantes con mis diversas travesuras». ¡Vaya par de profesionales de cuatro patas!
La foto, que ganó el primer puesto en el concurso «Perros trabajando» organizado por Norbrook, no solo conquistó a los jueces, sino que también hizo explotar las redes sociales. «Ha sido extraordinario. Mi teléfono estuvo repleto de notificaciones durante días», confesó McCarthy, probablemente mientras Kaeli y Shiloh pedían un aumento de sueldo en galletas.
Pero, ¿quiénes son estas estrellas caninas que han robado el corazón de internet? Permítanme presentarles:
Kaeli, la veterana del dúo, es un cruce de huntaway neozelandés de casi 10 años. La Sra. McCarthy la describe como «obstinada, intuitiva, inteligente y leal (…) el primer perro perfecto». ¿Cómo se conocieron? En una historia digna de una comedia romántica, Kaeli se arrastró hasta el regazo de Rosie en la SPCA local, se quedó dormida, y… ¡boom! Amor a primera siesta.
Por otro lado, tenemos a Shiloh, la joven promesa de 7 años. Esta elkhound noruega es la «superdetective» de la familia, siempre lista para investigar cualquier situación nueva. ¿Su kriptonita? Las bolsas de plástico y la aspiradora. ¿Su obsesión secreta? ¡La lechuga y la zanahoria! Quién diría que detrás de esa bata de doctora se esconde una amante de la ensalada.
La Sra. McCarthy, quien vive en una pequeña comunidad de Waikato con su esposo, sus dos perros y dos caballos (¿alguien dijo Dr. Dolittle?), siempre supo que quería trabajar en medicina veterinaria. «Me anima a esforzarme», explicó, «a luchar por conseguir lo mejor para mis pacientes y a ser la mejor defensora que pueda». Y vaya que lo logra, ¡hasta sus perros se han unido a la causa!
La foto ganadora no solo ha traído risas y «awws» a nivel mundial, sino que también ha dado a Rosie la oportunidad de compartir su pasión. «Agradezco la oportunidad de compartir a mis perritas con el mundo y espero que la foto haya alegrado a la gente, especialmente en estos tiempos de incertidumbre», dijo la orgullosa veterinaria.
Y es que, en tiempos donde las noticias pueden ser un poco… peludas (y no en el buen sentido), historias como esta nos recuerdan que siempre hay razones para sonreír. O en este caso, para ladrar de risa.
Así que ya saben, la próxima vez que vayan al veterinario y vean a un perro con bata, no se asusten. Podría ser solo Kaeli o Shiloh haciendo sus rondas. Y si les ofrecen una zanahoria en lugar de una paleta después de la consulta, ya saben por qué.
¿Quién dice que el trabajo tiene que ser aburrido? La Sra. McCarthy, Kaeli y Shiloh nos han demostrado que con un poco de imaginación (y mucho pelo), cualquier día en la oficina puede convertirse en una aventura digna de un viral.
Así que, queridos lectores peludos y no tan peludos, la próxima vez que su jefe les diga que traigan a sus mascotas al trabajo, ¡háganlo! Quién sabe, podrían terminar ganando un concurso… o al menos, alegrándole el día a alguien. Y eso, amigos, vale más que cualquier premio.
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