Seis décadas después de conocer al amor de su vida en el instituto y pasar 45 años separados, un hombre de 78 años se puso de rodillas en un aeropuerto y sorprendió a su amor de toda la vida con una propuesta para pasar juntos el resto de sus vidas.
El Dr. Thomas McMeekin y Nancy Gambell, ambos de 78 años, se conocieron de adolescentes en el instituto de Quincy, California. Gambell, que entonces era animadora, no tenía ni idea de que el deportista aspirante a médico estaba enamorado de ella. Salieron brevemente en la universidad antes de que la vida les llevara en direcciones distintas: trabajo, matrimonio y crianza de los hijos en distintos estados.
«En el instituto no salía con ella porque, para mí, era intocable», cuenta el Dr. McMeekin, dermatólogo, a The Epoch Times. «Ella solía animar en los partidos que yo jugaba».
El Dr. McMeekin jugaba al baloncesto, al béisbol y al fútbol. Consideraba que la Sra. Gambell estaba fuera de su alcance y nunca le pidió una cita, a pesar de haber estado enamorado de ella durante años.
No salieron juntos hasta que el Dr. McMeekin se licenció en Ciencias por la Universidad de Stanford y la Sra. Gambell por la Universidad Estatal de San Francisco.
«Me fui a Alemania después de mi segundo año. Fui y acabé casándome con la persona junto a la que me senté en el avión de camino a Europa», dijo el Dr. McMeekin. «Estuvimos casados 30 años y tuve dos hijos maravillosos».
No volví a ver a Nancy hasta mi 50ª reunión del instituto», dijo. «Ella estaba entonces con su futuro esposo, yo estaba con mi esposa, y hablamos».
Un amigo en común había mantenido a la pareja conectada a lo largo de los años. Sin embargo, no fue hasta pasada otra década cuando su historia de amor alcanzaría su punto álgido.
La Sra. Gambell, que tiene un máster en educación especial, estaba ayudando a organizar la 60ª reunión del instituto con Jim Conway, amigo del Dr. McMeekin. Curiosa por saber si el Dr. McMeekin asistiría a la reunión, la Sra. Gambell le preguntó al Sr. Conway un par de veces y luego le envió un mensaje de texto al propio Dr. McMeekin. Era la excusa perfecta para reencontrarse.
«Cuando acepté y reservé los vuelos, le envié una nota que decía: ‘Ya voy'», cuenta. «Empezamos a hablar, a mandarnos mensajes sin parar durante tres semanas».
«Dios tuvo algo que ver»
El Dr. McMeekin y la Sra. Gambell, que habían estado casados en el pasado, estaban ahora solteros. Como saltaban chispas, el Dr. McMeekin sabía que no podía esperar al reencuentro para volver a conectar y voló desde su casa en Tampa, Florida, hasta la costa oeste para ver a su amor perdido.
«Nos costó encontrarnos», dice. «Cuando por fin la vi, me quedé mirándola; me dijo que la había ‘mirado fijamente’. Nos dimos un abrazo precioso, la besé y fue mágico. Creo que Dios tuvo algo que ver. Fue tan perfecto que nunca lo cuestioné. Estaba predestinado».
Cuando la pareja volvió a conectar después de años, el Dr. McMeekin se enamoró de la mente de la Sra. Gambell y descubrió que todo lo que ella hacía resonaba con él.
«Renové mis raíces aquí, en Quincy, y en aquel momento pensé que era imposible que no me casara con ella. En un momento dado le pregunté: ‘Sabes, podría proponértelo en la reunión, ¿te gustaría?’ Y ella dijo: ‘¡No! Hay demasiada gente que conozco, no podría hacerlo’. Le dije: ‘Vale, pues te sorprenderé'».
La propuesta
Cuando el Dr. McMeekin volvió a casa, empezó a planear la sorpresa de pedirle matrimonio a la Sra. Gambell.
Pidió ayuda a una asistente médica de la clínica donde trabaja.
«Ella me dijo: ‘Tienes que hacerlo a lo grande o mejor no hagas nada’. sorpréndela en cuanto se baje del avión. Estaremos allí y la saludaremos después de que te declares. Queremos verlo». «Nunca invité a ocho miembros de mi personal a venir, invité a dos; cuando llego allí y aparecen ocho. Nancy no conoce a ninguno, así que se escondieron detrás de unas sillas».
El Dr. McMeekin saludó a la Sra. Gambell desde el avión y le regaló un collar con las piedras de nacimiento de ambos: una piedra turquesa para el signo de ella, Sagitario, y cuatro diamantes para el signo de él, Aries.
«Le enseñé el joyero y luego le dije: ‘Esto es sólo un preámbulo'», contó. «Mi personal trajo entonces una almohada… así que me agaché y leí la propuesta que había escrito. No creí que pudiera superarla memorizándola».
Mi queridísima Nancy,
Han pasado 60 años desde que nos conocimos, 56 años desde que salimos por primera vez, diez años desde la última vez que te vi y 20 días desde que volvimos a conectar. Siempre has sido la persona de la que me enamoré desde tus tiempos de animadora, la que me hace sonreír y me hace palpitar el corazón. Durante las últimas 3 semanas, pienso en ti todos los días, a todas horas, y habló contigo todas las noches durante horas. Deseó volver a verte, abrazarte y decirte lo mucho que significas para mí. Eres todo lo que siempre quise en una compañera, amante y amiga, y por eso, Nancy Lynn Gambell, vengo humildemente a ti hoy, 30 de junio del 2023 con una propuesta: Quiero pasar el resto de mi vida contigo. De verdad quiero pasar el resto de mi vida contigo, apreciar cada momento que vivamos juntos, hacer de cada día una nueva y emocionante aventura, y envejecer contigo. Quiero despertarme en tus brazos cada mañana, compartir nuestros sueños y aspiraciones, reír y llorar juntos, y apoyarnos mutuamente en las buenas y en las malas. Te quiero más de lo que las palabras pueden expresar y más de lo que tú jamás podrás comprender. Quiero pasar el resto de mi vida demostrándotelo y haciéndote la mujer más feliz del mundo. ¿Quieres tú, Nancy, hacerme el honor de ser mi alma gemela en la vida, mi compañera en todos los sentidos de la palabra y mi amada esposa para siempre?».
La Sra. Gambell, que sabía que le esperaba una sorpresa, escuchó las hermosas palabras de la propuesta y se le saltaron las lágrimas.
«No podría haber dicho otra cosa que ‘¡lo haré!», declaró a The Epoch Times.
Delante de sus colegas y de los encantados pasajeros que desembarcaban del avión, el médico «tuvo que oírlo dos veces» antes de que la aceptación de su amada calara hondo.
«Aquí y ahora»
«Ha sido increíble, y estamos bendecidos por habernos encontrado de nuevo», dijo la Sra. Gambell, afirmando que mantener el contacto después del instituto fue «un preámbulo maravilloso para que finalmente conectáramos donde deberíamos conectar, que es aquí y ahora».
No hace falta decir que, desde que la hermosa propuesta se publicó en las redes sociales, la respuesta del público fue abrumadora. Gente de todo el país se puso en contacto con ellos.
«Amigos a los que no había visto en mucho tiempo, e incluso desconocidos, se pusieron en contacto con nosotros», dice Gambell. «Es reconfortante que nuestra historia haya conmovido a tanta gente».
Mientras se preparan para su próxima boda, el Dr. McMeekin planea renunciar a su trabajo en septiembre, vender su casa en Tampa y mudarse de nuevo a Quincy para estar con su prometida y su unido círculo de amigos. Espera que sus perros se conviertan en «los mejores amigos», y los dos hijos de la Sra. Gambell ya le pusieron el apodo de «nuevo papá».
La pareja está planeando una boda familiar íntima bajo la pérgola del patio trasero de la Sra. Gambell, en la que se casará el mejor amigo de la novia.
Desde que se reencontraron, el mensaje de estos novios es que nunca es demasiado tarde para encontrar la felicidad.
«Puedo decir sin dudarlo que me quiere absolutamente tanto como yo a ella», afirma el médico. «No me cabe duda de que tenemos esa sinergia, así que búsquenla».
dijo la Sra. Gambell: «No renuncies nunca a la esperanza de encontrar un compañero, nunca se sabe. Mantén el corazón y la mente abiertos y deja que las cosas sucedan».
Mire la conmovedora propuesta:
(Cortesía de @angelial.fedrick3 y @jobuns)
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