Cuando la viuda de 90 años, Agnes Maples, alcanzó un punto en el que su salud le dificultaba moverse con facilidad, lo lógico era recurrir a la familia para que la cuidara a ella y a su propiedad.
En su lugar, un familiar decidió tomar la decisión desgarradora de aprovecharse de ella. Durante años, optó por usar su propiedad como un vertedero de basura y escombros, lo que se sumó a una creciente pila que se apoderó de todo su patio. La anciana Agnes no pudo mover la basura por sí misma, y sus ingresos fijos le dificultarían hacer otra cosa al respecto.
Durante años, permitió que sucediera, sin saber cómo podría detener esa situación. Pero cuando la ciudad comenzó a amenazarla con multas por un valor de hasta USD 2500 por día hasta que limpiara su patio, la anciana jubilada recurrió a un grupo llamado Operación Bendición, una organización sin fines de lucro que ofrece desde ayuda en desastres y atención a huérfanos hasta ayuda humanitaria, suplicando por algo de ayuda.
Lo que obtuvo en cambio fue mucho más de lo que se imaginó.
Agnes explicó en su solicitud a Operación Bendición que solo necesitaba un poco de ayuda para limpiar y deshacerse de toda la basura que su pariente había estado tirando con el tiempo.
Acordaron venir a limpiar la basura, haciéndole saber que destruirían un cobertizo en ruinas y un remolque en su propiedad en el proceso. Pero sin que ella lo supiera, hicieron planes con un grupo de voluntarios para realizar mucho más cuando todo estaba dicho y hecho.
Agnes sufría de mala salud y movilidad limitada, por lo que su hogar se deterioró con el tiempo. Tenía un problema con su techo y algunas grietas que permitían que los animales entraran a la casa, y le faltaba un aire acondicionado que funcionara para ayudarla a superar los agobiantes meses de verano.
Los voluntarios con la Operación Bendición no solo limpiaron la basura acumulada, sino que también repararon el techo, agregaron una pasillo para ayudarla a desplazarse por la propiedad en su andador, y pusieron macetas de flores para alegrar el patio, luego, para rematar también la sorprendieron con lo que más necesitaba con desesperación: un nuevo aire acondicionado para mantener su hogar fresco.
Cuando habló con la Red de Radiodifusión Cristiana, explicó que toda la experiencia la dejó con un recordatorio, de que ella ha sido bendecida.
«He sido bendecida y bendecida y Dios nunca me ha dejado», dijo Agnes.
La mirada en su cara cuando la sorprendieron con el aire acondicionado fue absolutamente encantadora. Con suerte, ha encontrado una manera de lidiar con sus familiares problemáticos para que respeten su espacio vital, y mientras tanto, tiene un nuevo y agradable estilo de vida para ayudarla a sentir un poco de tranquilidad mental.
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