Alrededor de 10 millones de personas recibieron una de las nuevas vacunas contra COVID-19, dijo una portavoz de la administración del presidente de EE.UU. Joe Biden.
«La administración sigue comprometida a utilizar todos los medios a su alcance durante la campaña de vacunación respiratoria de otoño, animando al público estadounidense a estar al día en sus vacunas para mantenerse a sí mismos y a sus seres queridos a salvo», dijo una portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. (HHS) a The Epoch Times por correo electrónico el 18 de octubre.
«Como resultado de estos esfuerzos, alrededor de 10 millones de estadounidenses fueron vacunados desde que se autorizaron las vacunas actualizadas, y recomendadas el mes pasado», añadió la portavoz.
La cifra de 10 millones, alrededor del 3 por ciento de la población estadounidense, es superior a los 7 millones de la semana pasada.
Las farmacias, los proveedores de atención sanitaria y los fabricantes proporcionan voluntariamente los datos, cuya divulgación antes era obligatoria en virtud de la emergencia de salud pública, que ya expiró.
Los proveedores de datos aún no facilitaron información demográfica, por lo que el gobierno no dispone de un desglose por edades, según la portavoz.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. autorizó en septiembre nuevas vacunas de Moderna y Pfizer, y posteriormente autorizó una vacuna actualizada de Novavax. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. recomiendan que las personas a partir de 6 meses reciban una de las vacunas, independientemente de su estado de salud, vacunación previa o infección previa.
Las dos agencias, ambas parte del HHS, tomaron las medidas a pesar de que no hay datos sólidos que respalden las vacunas. Los únicos datos clínicos que se hicieron públicos proceden de Moderna, que probó su nueva vacuna en 50 seres humanos. Las pruebas revelaron que la nueva inyección inducía niveles más altos de anticuerpos neutralizantes, que se cree que protegen contra el COVID-19, en comparación con la última versión de la vacuna de Moderna.
Funcionarios del HHS, a pesar de la falta de datos, dijeron en repetidas ocasiones que las vacunas protegerán a las personas y los que les rodean.
«La verdad es que estas vacunas son seguras y eficaces», dijo el Dr. Peter Marks, un alto funcionario de la Administración de Alimentos y Medicamentos, en un evento el 11 de octubre.
Aunque hay efectos secundarios como la inflamación del corazón, «determinamos que los beneficios superan abrumadoramente a los riesgos», añadió más tarde.
Mientras que algunos médicos externos aconsejaron la vacunación generalizada, otros censuraron la promoción de las vacunas sin datos clínicos.
El Dr. Vinay Prasad, profesor del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Universidad de California en San Francisco, escribió recientemente: «No hay pruebas de que el refuerzo proteja contra el COVID».
Más adelante añadió: «Son necesarios ensayos aleatorios para conocer los verdaderos efectos netos. Que la administración Biden trabaje mano a mano con Pfizer no significa que tengamos que aceptarlo. Boicotear un producto médico no probado es la única forma de conseguir que realicen ensayos en el futuro».
Pfizer ya recortó sus perspectivas para el año, en parte debido a una demanda inferior a la prevista. Moderna dijo que aún espera ganar entre 6000 y 8000 millones de dólares con su nueva vacuna.
Antes de que se lanzaran las nuevas vacunas, la ronda anterior de vacunas, con formulaciones bivalentes, se autorizó y recomendó en otoño del 2022. Estuvieron disponibles durante aproximadamente un año.
Pocos estadounidenses recibieron una de esas vacunas, según los datos que los CDC recopilaron hasta mayo, cuando terminó la emergencia sanitaria. Según esos datos, sólo el 17 por ciento de los estadounidenses, o 56,4 millones, recibieron una de las vacunas.
Muchos de los receptores eran mayores. Sólo el 0,6 por ciento de los niños menores de 5 años recibieron una de las vacunas bivalentes, junto con el 5 por ciento de los niños de 5 a 11 años, el 7,8 por ciento de los niños de 12 a 17 años y el 7,4 por ciento de los adultos de 18 a 24 años.
¿Preocupación?
La mayoría de las dosis de las vacunas contra COVID-19 administradas durante la pandemia fueron adquiridas por el gobierno estadounidense, a través de las administraciones Trump y Biden. El mercado pasó a ser comercializado, con empresas privadas que pagan algunas vacunas, a principios de este año.
Aun así, el gobierno compró algunas vacunas y pasó a cubrir otras.
El gobierno pagó 1100 millones de dólares para lo que denomina Programa de Acceso Puente, destinado a cubrir las vacunas contra COVID-19 y los tratamientos para las personas que no tienen seguro médico. También compró 20 millones de dosis de las nuevas vacunas para niños en el marco del Programa de Vacunas para Niños, que data de 1994.
De las dosis para niños, sólo se enviaron 800,000, declaró el 11 de octubre el Dr. Demetre Daskalakis, funcionario de los CDC.
«Estamos trabajando muy estrechamente con todos los componentes de la cadena de suministro, desde el fabricante, el distribuidor, etc., y asegurarnos de que la vacuna se está moviendo», dijo. «De hecho, estamos haciendo un gran negocio», añadió más tarde.
Durante la pandemia, el gobierno estadounidense ya se vio obligado a desechar decenas de millones de dosis de la vacuna contra COVID-19 debido a la falta de demanda. Existe la preocupación de que, incluso comprando vacunas sólo para niños, se desechen más.
«9,2 millones de dosis no utilizadas significarían más de 1500 millones de dólares adicionales gastados por el gobierno de EE.UU. en vacunas contra COVID para niños», escribió la Dra. Tracy Hoeg, epidemióloga de California, en X, antes conocido como Twitter, en reacción a los comentarios del Dr. Daskalakis.
Funcionarios del HHS dijeron que planeaban seguir distribuyendo más dosis de las vacunas.
La portavoz del HHS, preguntada sobre si al gobierno le preocupaba el posible despilfarro, dijo que no.
«No oímos hablar de ninguna preocupación por pedir demasiadas» o que no las reciban suficientes niños, dijo.
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