Los investigadores han descubierto la relación entre dar al menos 2000 pasos por día y un menor riesgo de insuficiencia cardíaca en mujeres mayores. Un estudio reciente encontró que los participantes que realizaban actividad física diaria tenían menos probabilidades de desarrollar insuficiencia cardíaca que aquellos que llevaban un estilo de vida más sedentario.
El estudio, realizado en la Universidad de Buffalo-SUNY y publicado en JAMA Cardiology, examinó a 5951 mujeres de entre 63 y 99 años. Los participantes eran 49.2 por ciento blancos, 33.7 por ciento negros y 17.2 por ciento hispanos. Ninguno de los participantes había sido diagnosticado con insuficiencia cardíaca en el momento del estudio.
Las mujeres usaron un monitor de 24 horas durante siete días y se les realizó un seguimiento transcurrido aproximadamente por siete años. Durante el seguimiento, los investigadores encontraron que los participantes cuyos monitores midieron mayores cantidades de actividad física (independientemente del nivel de intensidad o esfuerzo) y al menos 2000 pasos por día tenían un menor riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca. Por el contrario, los participantes que eran más sedentarios y daban menos de 2000 pasos por día demostraron un mayor riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca.
Explicación de los resultados del estudio
Los investigadores señalaron que estos hallazgos tienen «profunda relevancia clínica y de salud pública», y explicaron que la insuficiencia cardíaca afecta desproporcionadamente a las mujeres, a las minorías y que 2000 pasos por día son «mucho menos que los 10,000 pasos por día que a menudo se promocionan para promover beneficios para la salud».
«Este estudio destaca la importancia del movimiento físico para mejorar el riesgo de insuficiencia cardíaca en las mujeres de edad avanzada», dijo a The Epoch Times Michelle Routhenstein, dietista de cardiología preventiva, en un correo electrónico. «Estos resultados no son sorprendentes porque las investigaciones han demostrado consistentemente los beneficios del movimiento físico regular para la salud del corazón. Sin embargo, el enfoque adicional en la actividad medida con acelerómetro proporciona más confiabilidad a estos hallazgos».
¿Qué es la insuficiencia cardíaca?
La insuficiencia cardíaca es una afección en la que el corazón no puede bombear una cantidad adecuada de sangre y oxígeno por todo el cuerpo. Con el tiempo, esto puede resultar perjudicial, ya que los órganos del cuerpo necesitan un suministro constante de sangre y oxígeno para funcionar correctamente.
«Es un síndrome común y complejo caracterizado por síntomas de dificultad para respirar, fatiga, aumento de peso, hinchazón del estómago abdominal y de las piernas, y un trastorno por el cual el corazón no puede bombear sangre al cuerpo a un ritmo acorde con las necesidades del cuerpo.», dijo el Dr. Mustali Dohadwala a The Epoch Times. El Dr. Dohadwala es cardiólogo y director médico de Heartsafe, una clínica privada en Boston, Massachusetts, que se especializa en salud cardiovascular.
Tener otras afecciones médicas puede aumentar sus posibilidades de desarrollar insuficiencia cardíaca, como enfermedad de las arterias coronarias, antecedentes de ataque cardíaco, diabetes, presión arterial alta y obesidad. «La insuficiencia cardíaca puede ser causada por cualquier condición que afecte la capacidad del corazón para llenarse o expulsar sangre», explica el Dr. Dohadwala.
La Sra. Routhenstein señala que es posible que los síntomas no aparezcan hasta las últimas etapas y explica: «Es importante abordar los factores de riesgo modificables y buscar atención médica si surge algún síntoma, ya que el diagnóstico y el tratamiento tempranos pueden ayudar a controlar la afección y mejorar la calidad de vida.»
¿Cómo afecta la actividad física el riesgo de insuficiencia cardíaca?
Aunque la función cardíaca disminuye naturalmente a medida que envejecemos, las investigaciones confirman que la actividad física puede reducir los incidentes de insuficiencia cardíaca en las personas mayores. Esto ocurre porque la actividad física puede ayudar a reducir o incluso eliminar factores de riesgo modificables, así como a mejorar la salud fisiológica general del corazón y el sistema circulatorio.
«El riesgo de insuficiencia cardíaca se reduce con la actividad física», confirma el Dr. Dohadwala. «Reducir el desarrollo de factores de riesgo cardiovascular tradicionales como la obesidad, la presión arterial alta, la enfermedad de las arterias coronarias y la diabetes conduce a una remodelación cardíaca favorable, una reducción de la rigidez vascular, una mejor distensibilidad ventricular y un equilibrio neurohormonal restaurado».
Incluso para aquellos a quienes ya se les ha diagnosticado insuficiencia cardíaca, las investigaciones sugieren que la actividad física regular puede brindar beneficios y disminuir los síntomas en algunas personas. De hecho, la inactividad física se ha relacionado con mayores tasas de mortalidad en pacientes con enfermedades cardiovasculares.
«La actividad física es útil incluso si le diagnosticaron insuficiencia cardíaca. Sin embargo, es posible que sea necesario ajustar la intensidad y la duración para evitar una tensión excesiva. Antes de comenzar cualquier programa de ejercicios, las personas con insuficiencia cardíaca deben consultar con su médico. Un profesional de la salud puede evaluar su condición específica, su estado de salud general y sus posibles limitaciones, y brindar recomendaciones personalizadas», aconseja la Sra. Routhenstein.
El Dr. Dohadwala está de acuerdo y afirma: «Las actividades de ejercicio sólo deben iniciarse después de completar un programa de entrenamiento y de que un profesional de la salud realice una prescripción de ejercicio. De lo contrario, aparte de las actividades que pueden aumentar repentinamente la presión arterial o la frecuencia cardíaca, como el levantamiento de pesas, no hay actividades que deban evitarse. Pero es importante no esforzarse demasiado».
En general, el Dr. Dohadwala cree que este estudio puede «aumentar aún más la conciencia sobre la importancia de la actividad física, más allá de los conocidos beneficios de la pérdida de peso, la presión arterial, la glucosa en sangre y el control del colesterol, ya que también puede reducir el potencial de desarrollar insuficiencia cardíaca.»
El estudio también confirma que una cantidad relativamente pequeña de pasos por día puede tener un impacto dramático en la salud cardíaca a largo plazo.
La Sra. Routhenstein está de acuerdo con esta idea y afirma: «Los hallazgos enfatizan la importancia de evitar un estilo de vida sedentario y prestar atención al movimiento a lo largo del día para mantener el corazón fuerte. Creo que más investigaciones pueden resaltar cómo la insuficiencia cardíaca se puede prevenir mediante cambios en el estilo de vida, y podemos prevenirla si somos más proactivos en nuestra salud».
Con base en los hallazgos de este estudio, el Dr. Dohadwala cree que existe un potencial significativo para que futuros estudios de investigación exploren otros aspectos específicos de la actividad física y cómo pueden influir en el riesgo de insuficiencia cardíaca.
«Sería interesante seguir investigando si un tipo particular de actividad física (es decir, Tai Chi versus caminar versus natación versus tenis), así como la hora particular del día en que se realiza la actividad física, podrían correlacionarse con el riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca.» dice el Dr. Dohadwala. «También sería interesante realizar un estudio longitudinal de la actividad física (tipo o forma, duración, frecuencia, competitividad, recreación) realizada por adolescentes y su riesgo posterior de desarrollar insuficiencia cardíaca en adultos de mediana y avanzada edad».
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