A medida que envejecemos, nuestra función inmunitaria disminuye gradualmente, y la inflamación crónica puede afectar silenciosamente a todas las funcionalidades del organismo, pasando factura a la salud y reduciendo nuestra esperanza de vida. Entonces, ¿Cómo podemos frenar el envejecimiento de nuestro sistema inmunitario y combatir la inflamación crónica?
He aquí algunos secretos para combatir el envejecimiento y la inflamación a través de la dieta, la reducción de la ingesta de calorías y la suplementación nutritiva.
¿Qué es la inflamación crónica?
Ante un daño tisular o una infección, nuestro organismo inicia un mecanismo de reparación conocido como respuesta inflamatoria. Pero si esta reacción se prolonga indefinidamente, desencadenará otro fenómeno denominado inflamación crónica.
La inflamación crónica puede mermar nuestro sistema inmunitario y otras partes del cuerpo, lo que conduce a enfermedades crónicas como las cardiovasculares, la diabetes, el cáncer y la degeneración cerebral.
Hay bastantes lugares en los que puede producirse una inflamación crónica, como las vías respiratoria, digestiva y urinaria y la cavidad bucal y la piel. La causa de la inflamación puede ser el polen del aire, aditivos alimentarios, pigmentos, gluten, parásitos, bacterias, virus y similares.
La inflamación crónica es como hervir una rana en agua tibia. Es posible que el cuerpo no lo sienta hasta que haya causado un daño a largo plazo. Tener en cuenta los siguientes factores ayudará a reducir la inflamación crónica.
1. Elija una dieta antiinflamatoria
En la región mediterránea, la gente vive más y hay menos casos de enfermedades cardiovasculares. Estos resultados están estrechamente relacionados con la dieta.
La dieta mediterránea es un ejemplo clásico de dieta antiinflamatoria. Se caracteriza por la abundancia de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y aceite de oliva, y contiene relativamente pocas proteínas animales, especialmente productos cárnicos procesados como la carne roja y el tocino curado.
Los estudios demuestran que la dieta mediterránea puede reducir la respuesta inflamatoria del organismo y el estrés oxidativo, mantener el equilibrio de la flora intestinal y mejorar la función inmunológica.
Algunos de los alimentos más antiinflamatorios son:
• Bayas
• Aguacates
• Tomates
• Cerezas
• Cúrcuma
• Champiñones
• Lentejas
• Col rizada
• Brócoli
• Uvas
• Pimientos
• Semillas de chía
• Salmón y pescados grasos de alta mar
• Chocolate negro
2. Reduce la ingesta de calorías, activa los canales de antienvejecimiento y antiinflamatorios
Reducir la ingesta de calorías significa comer menos o incluso mantenerse en una especie de estado de hambre. Esto puede activar los canales químicos antienvejecimiento y antiinflamatorios del organismo, como la reducción de la expresión genética de la interleucina-6, la interleucina-1 beta, el factor de necrosis tumoral y otros genes inflamatorios.
El ayuno intermitente también puede estimular la circulación de las células madre hematopoyéticas del cuerpo, que pueden diferenciarse en varias células inmunitarias necesarias para el organismo.
El ayuno fomenta la capacidad antioxidante y antiinflamatoria
Muchas culturas de todo el mundo practican el ayuno, aunque sus enfoques difieren. Los chinos lo llaman «bigu«, y en Occidente se denomina ayuno. El ayuno puede combatir el envejecimiento inmunitario y reduce la inflamación. Reduce el consumo de energía necesario para el metabolismo y los residuos que éste produce, favoreciendo la capacidad del organismo para eliminar las células dañadas y generar otras nuevas. Esto favorece la capacidad del organismo para resistir la oxidación y la inflamación.
La sabiduría ancestral de la medicina tradicional china (MTC) dicta que solo se debe comer hasta estar saciado en un 70 por ciento en cada comida y practicar el bigu intermitente (ayuno) para mantener la salud.
La medicación puede estimular la vía química antienvejecimiento
Algunas personas pueden no querer ayunar o sentir que el efecto del ayuno no es suficiente, por lo que recurren a la medicación. La metformina, un medicamento para la diabetes, puede ser eficaz; los estudios en animales han demostrado que puede reducir el consumo de energía del organismo, estimulando así el canal químico antienvejecimiento (la proteína quinasa activada por 5′-AMP, AMPK). También puede reducir la respuesta inflamatoria de la artritis. Por supuesto, este medicamento debe ser prescrito y utilizado bajo la orientación de un médico.
Sin embargo, es mejor no recurrir a este extremo. Las personas de mediana edad y mayores son propensas a la malnutrición debido a la disminución de la función del tracto digestivo, la ralentización del metabolismo corporal, a veces la reducción del número de dientes y el debilitamiento del sentido del gusto.
Todo ello puede dificultar la función inmunológica y acelerar el envejecimiento. Por lo tanto, estas personas deben obtener nutrientes adicionales a través de suplementos y no depender de la medicación para resolver sus problemas.
3. Suplementos nutritivos
Entre los nutrientes que reducen el deterioro de la inmunidad y alivian el envejecimiento inflamatorio se incluyen:
• Vitamina B9 (folato)
• Vitamina B12
• Vitamina C
• Vitamina D
• Vitamina E
• Ácidos grasos omega-3
• Oligoelementos, como el zinc, el cobre y el hierro
• Probióticos intestinales
Entre ellos, el zinc es la coenzima de más de 300 enzimas, participa en casi todas las reacciones químicas del organismo y garantiza la salud de las células endoteliales del tubo digestivo. También afecta a la señalización del sistema inmunitario, la proliferación, la diferenciación y la apoptosis de las células inmunitarias.
Incluso una deficiencia leve de zinc puede tener graves consecuencias. Por ejemplo, el timo es un órgano esencial del sistema inmunitario. Las células endoteliales del timo producen un tipo de timosina, que puede activar la producción de células T y mejorar su mediación en la función inmunológica. También juega un papel vital en la diferenciación temprana y tardía de los linfocitos. Sin embargo, la timosina depende del zinc para funcionar, por lo que es particularmente importante complementar con suficiente zinc para la función inmunológica.
También hay resultados de estudios aleatorizados y doble ciego que demuestran el importante papel del zinc en la función inmunológica.
En el estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition en 2007, dos grupos de participantes de entre 55 y 87 años tomaron 45 miligramos de gluconato de zinc o un placebo al día durante un año. Las personas que recibieron suplementos de gluconato de zinc presentaron un aumento significativo de los niveles plasmáticos de zinc, una reducción significativa de las probabilidades de infección y una reducción significativa del factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa) y de los marcadores de estrés oxidativo.
En otro estudio de 2008, 36 adultos con anemia falciforme fueron divididos aleatoriamente para recibir 25 miligramos de acetato de zinc oral o un placebo tres veces al día durante tres meses. Se observó que los adultos que recibieron suplementos de acetato de zinc presentaban un aumento significativo de los niveles plasmáticos de zinc, una menor incidencia de infecciones y una mayor capacidad antioxidante.
A pesar de los muchos beneficios de estos suplementos, siempre consulte a un profesional de la salud para obtener un tratamiento y una receta específicos antes de comenzar a tomar suplementos.
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