Los tres hermanos Misiura tienen una historia familiar de servicio militar. Su abuelo fue maquinista de la Marina en la Guerra de Corea, su padre estuvo en la Fuerza Aérea, y cada uno de los hermanos se alistó con orgullo para continuar el legado familiar y apoyar la libertad estadounidense.
Pero ahora sienten que su libertad está siendo limitada, ya que les han dicho que deben vacunarse contra el COVID-19 o se enfrentan a la baja. Cada uno de ellos ha solicitado una exención religiosa, y se encuentran en distintas fases del proceso de exención.
David Misiura Jr., de 36 años, es un sargento técnico de la Reserva de la Fuerza Aérea de Honesdale, Pensilvania. Fue guardia de prisiones y ha puesto en marcha un negocio de cuidado personal para hombres, LOX and Company Ltd. Ha servido durante 15 años y ha sido desplegado cuatro veces, incluyendo dos despliegues de combate en Irak. Uno de esos despliegues fue con su hermano, Josiah Misiura, de 30 años, sargento técnico de la Reserva de la Fuerza Aérea de Lancaster, Pensilvania, que trabaja a tiempo completo como policía. Su otro hermano, Jonathan Misiura, de 34 años, de Honesdale, es un soldado de primera clase de la Guardia Nacional del Ejército y trabaja a tiempo completo como técnico de líneas para una compañía telefónica.
Cada rama militar tiene diferentes plazos de vacunación.
Los reservistas de la Fuerza Aérea debían vacunarse antes del 2 de diciembre de 2021. David Misiura presentó una solicitud de exención religiosa. Se le denegó, por lo que apeló la denegación, pero su apelación fue rechazada. Su comandante le dijo entonces que tenía cinco días para vacunarse o escribir una carta de rechazo y enfrentarse a medidas disciplinarias, que podrían llevar a la baja.
Escribió la carta de rechazo.
«Ningún hombre tiene autoridad sobre los derechos constitucionales que me ha otorgado Dios y Estados Unidos. Ningún hombre tiene autoridad para anular mis creencias religiosas sinceras y obligarme a faltar a mi conciencia o mi compromiso con mi Dios por ninguna razón, y mucho menos en nombre de la salud o la preparación de la misión», decía la carta de David. «No seré coaccionado, amenazado, culpado, intimidado o persuadido de otra manera para violar mi conciencia, desobedecer a mi Dios o pisotear mi derecho básico como ser humano al someter mi cuerpo con la inoculación de un agente biológico experimental que se deriva de líneas celulares fetales, causa reacciones adversas graves, incluyendo la muerte de quien la usa, y no es eficaz contra un virus con una tasa de recuperación del 99.97 por ciento».
En marzo de 2022, David recibió una carta de amonestación y se le impuso una citación del artículo 92 por «Negarse a obedecer una orden legal». Actualmente su baja está pendiente. Perderá los 500 dólares mensuales que gana actualmente y, con 15 años de servicio, solo le quedaban cinco años para poder optar a las prestaciones de jubilación.
«Mi plan siempre fue llegar a esos 20 años de servicio y luego reevaluar si permanecer más tiempo o salir y cobrar una pensión», dijo David a The Epoch Times. «Las Fuerzas Aéreas me han dado muchas oportunidades y buenas experiencias. Las Fuerzas Aéreas me han tratado muy bien hasta este momento. Tantas amistades, tantas experiencias y lugares que ver. Una gran carrera en general».
Josiah Misiura, que lleva 12 años de servicio, está un paso por detrás de David. Su exención religiosa y su apelación han sido rechazadas. Sus próximas opciones son escribir una carta de rechazo y enfrentarse a la baja o vacunarse.
La fecha límite de vacunación para la Guardia Nacional del Ejército es el 30 de junio de 2022. Jonathan Misiura ha presentado una exención religiosa pero no ha recibido respuesta.
«Me alisté hace poco, cumpliendo el deseo de toda la vida de servir a mi país», dijo Jonathan a The Epoch Times. «Fue una decisión fácil no recibir la vacuna. No te protege de contraer el virus ni de propagarlo. Estoy en la fase inicial de una exención religiosa que estoy seguro de que me la negarán, como a tantos otros. Tengo la sensación de que me la denegarán en breve y entonces podré apelar esa decisión. Cuando la apelación sea denegada, me echarán».
Tras largos despliegues lejos de sus familias y un entrenamiento intensivo, los hermanos dicen sentirse traicionados por el gobierno.
«Ha sido extremadamente decepcionante», dijo David. «Me siento traicionado. He dado 15 años de servicio a un país y a un ejército que me ha tratado bien, al que he servido bien, y porque no puedo ceder en mis convicciones religiosas, me lo quitan todo. Me siento muy traicionado».
David dice que su relación personal con Jesús y sus convicciones basadas en la Biblia impulsan su moral.
«Si alguien, incluido el gobierno federal, me dice que vaya en contra de esas convicciones, eso podría tener consecuencias eternas», dijo David. «Cuando nuestros Padres Fundadores vinieron aquí a las colonias americanas, parte de eso fue una expresión de fe y para la libertad de religión. En última instancia, me presentaré ante Dios y responderé, y seré responsable de mis acciones en mi vida. No voy a presentarme ante el gobierno federal cuando muera. No voy a presentarme ante mi familia o mi iglesia. Será ante mi Dios, y ya sabes, en última instancia, todos vamos a tener que rendir cuentas a Dios por lo que hacemos».
Un portavoz de la Guardia Nacional confirmó el 31 de marzo que los miembros de la Guardia Nacional son pagados con dólares federales y que a aquellos que no estén vacunados no se les pagará ni se les permitirá participar en los entrenamientos de fin de semana, lo que afectará a su estatus dentro de la Guardia Nacional.
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