Comentario
Mi exnovia, una encantadora jovencita de Houston, solía hablar con entusiasmo sobre los viajes a los centros turísticos frente al mar en Cancún, México. Eso fue a finales de la década de 1970.
En los últimos años, al menos cuatro cárteles de la droga han estado compitiendo para dominar las rutas de contrabando de cocaína desde América del Sur hasta Cancún, y a principios de 2018, el jefe del Cártel del Golfo Alfonso Contreras Espinoza fue asesinado a tiros junto con su esposa en una clínica de Cancún. Posteriormente, el Cártel del Golfo fue sacado violentamente del negocio por el Cártel de Nueva Generación de Jalisco.
No resulta de ayuda, específicamente bajo el gobierno del entonces gobernador Roberto Borge, que la corrupción oficial en el estado de Quintana Roo haya creado un clima de fechorías e ineficiencias. Bajo el gobierno de Borge, los hoteleros y propietarios de tierras en Tulum fueron obligados a entregar sus propiedades en esquemas dudosos que involucran a escribanos y jueces corruptos.
En Playa del Carmen, cerca de Cancún, una explosión en un ferry turístico en 2018 dejó 19 mexicanos y cinco estadounidenses heridos, lo que provocó que el gobierno de Estados Unidos emitiera una advertencia de seguridad para Playa del Carmen y cerrara su consulado más cercano por un tiempo.
En las afueras de Cancún, un bache gigante no ha sido reparado en unos 15 años, y se deterioró hasta el punto de que se instaló una tirolesa sobre él solo por diversión. Claramente, la corrupción oficial, la mala asignación de fondos y la violencia relacionada con las drogas han hecho que muchos centros turísticos sean inseguros e ineficientes.
Violencia de pandillas
El mes pasado, 13 policías fueron asesinados en El Aguaje, Michoacán, por miembros del ya mencionado cártel de Nueva Generación de Jalisco.
Desde 2018, los bajos salarios de la policía han dejado 116.000 puestos de trabajo sin cubrir, por lo que la proliferación de las pandillas en México ha tenido un efecto devastador.
Como dijo a la revista Time, Rubén Salazar, director de la consultora de políticas y comunicaciones Etellekt, «el crimen organizado en México ya no es solo un grupo de narcotraficantes, sino también de pandillas de otros orígenes».
Así que mientras el cártel de Sinaloa se especializa en la producción de fentanilo (un opiáceo sintético que es 25 a 50 veces más fuerte que la heroína), también hay bandas de ladrones de trenes, bandas dedicadas a la extorsión y bandas que se dedican al robo de petróleo (perforando oleoductos). Y los políticos corruptos solo perpetúan una ilegalidad generalizada: en 2017, 12 alcaldes del estado de Puebla fueron arrestados por su presunta participación en una red de robo de combustible.
La matanza a principios de este mes de nueve mormones estadounidenses en el norte de México -en las montañas entre los estados mexicanos de Sonora y Chihuahua- fue increíblemente violenta, dejando tras de sí autos acribillados, quemados y restos carbonizados. Las familias, que viven en una comunidad mormona en México, fueron muy afectadas por este ataque y muchos otros en los últimos años, lo que ha llevado a que hasta 90 federales (policía federal) los protejan en varias ocasiones.
Jorge Castañeda, excanciller mexicano, supuso que una de las familias podría haber sido blanco de este ataque debido a su historial de enfrentamientos con la violencia de los cárteles de droga.
En México, tras 29,000 asesinatos en 2017 y 33,000 en 2018, 2019 está en camino de seguir aumentando la cifra.
Como respuesta a las más reciente matanza de mormones estadounidenses en las colinas de Sonora, el senador Ben Sasse (R-Neb.) advirtió que «México está peligrosamente cerca de ser un estado fallido», citando el hábito de los políticos mexicanos de mirar hacia otro lado mientras que los cárteles de la droga sobornan su camino al poder.
«Se han vuelto a perder vidas [de inocentes] estadounidenses», dijo Sasse en un comunicado. «El gobierno mexicano debe asociarse con los servicios de inteligencia y las fuerzas de seguridad de EE.UU. para llevar a cabo una ofensiva a gran escala contra estos carniceros».
Por su parte, el presidente Donald Trump hizo un llamado para que Estados Unidos y México se unan en una «guerra contra los cárteles de la droga», una oferta que aún no fue aceptada por el presidente de México.
Sabin Geyman fue periodista en Taiwán a principios de la década de 1990 y analista del Departamento de Defensa de Estados Unidos desde hace mucho tiempo. Su libro más reciente es «Cosechando el torbellino: Fundamentos rotos, tibieza y juicio inminente».
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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