La rotación cambiante de la Tierra amenaza con alterar nuestro sentido del tiempo, los relojes y la sociedad informatizada de una forma sin precedentes, pero solo por un segundo.
Por primera vez en la historia, es posible que los cronometradores mundiales tengan que considerar la posibilidad de restar un segundo a nuestros relojes dentro de unos años porque el planeta está girando un poco más rápido de lo que solía hacerlo. Según un estudio publicado el miércoles en la revista Nature, es posible que los relojes tengan que saltarse un segundo —llamado «segundo bisiesto negativo»— hacia 2029.
«Se trata de una situación sin precedentes», afirma Duncan Agnew, geofísico del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego. «No es un cambio enorme en la rotación de la Tierra que vaya a provocar alguna catástrofe ni nada parecido, pero es algo notable. Es un indicio más de que estamos en una época muy inusual».
Dennis McCarthy, director de tiempo, jubilado del Observatorio Naval de EE.UU., que no participó en el estudio, afirmó: «Nos dirigimos hacia un segundo bisiesto negativo. Es cuestión de cuándo».
La complicada situación tiene implicaciones físicas, políticas de poder mundial, tecnológicas y de dos tipos de tiempo.
La Tierra tarda unas 24 horas en girar, pero la palabra clave es aproximadamente.
Según Agnew y Judah Levine, físicos de la división de tiempo y frecuencia del Instituto Nacional de Normalización y Tecnología, la Tierra lleva miles de años ralentizándose, aunque el ritmo varía de vez en cuando.
La desaceleración se debe sobre todo al efecto de las mareas, provocadas por la atracción de la Luna.
Esto no importó hasta que se adoptaron los relojes atómicos como estándar horario oficial hace más de 55 años. Aquéllos no se ralentizaron.
Así se establecieron dos versiones del tiempo, la astronómica y la atómica, que no coincidían. La hora astronómica se retrasaba respecto a la atómica 2.5 milisegundos cada día. Eso significaba que el reloj atómico decía que era medianoche y para la Tierra era medianoche una fracción de segundo más tarde, dijo el Sr. Agnew.
Esas fracciones de segundo diarias sumaban segundos enteros cada pocos años. A partir de 1972, los cronometradores internacionales decidieron añadir un «segundo bisiesto» en junio o diciembre para que la hora astronómica se pusiera a la altura de la hora atómica, llamada Tiempo Universal Coordinado o UTC. En lugar de que las 11:59 y 59 segundos se convirtieran en medianoche, habría otro segundo a las 11:59 y 60 segundos. Un segundo bisiesto negativo pasaría de las 11:59 y 58 segundos directamente a medianoche, saltándose las 11:59:59.
Entre 1972 y 2016, se añadieron 27 segundos bisiestos distintos a medida que la Tierra se ralentizaba. Pero el ritmo de ralentización fue disminuyendo.
«En 2016, 2017 o tal vez 2018, el ritmo de desaceleración había disminuido hasta el punto de que la Tierra en realidad se estaba acelerando», dijo Levine.
La Tierra se está acelerando porque su núcleo líquido caliente —»una gran bola de fluido fundido»— actúa de forma impredecible, con remolinos y flujos que varían, dijo el Sr. Agnew.
Durante décadas, los astrónomos han mantenido unidas la hora universal y la astronómica con esos prácticos segundos intercalares. Pero los operadores de sistemas informáticos dijeron que esas adiciones no son fáciles para toda la tecnología precisa en la que el mundo confía ahora. En 2012, algunos sistemas informáticos manejaron mal el segundo salto bisiesto, causando problemas a Reddit, Linux, Qantas Airlines y otros, dijeron los expertos.
«¿Cuál es la necesidad de este ajuste en el tiempo cuando causa tantos problemas?». dijo el Sr. McCarthy.
Pero el sistema de satélites ruso se basa en la hora astronómica, por lo que la eliminación de los segundos intercalares les causaría problemas, dijeron el Sr. Agnew y el Sr. McCarthy. Los astrónomos y otras personas querían mantener el sistema que añadía un segundo bisiesto cada vez que la diferencia entre la hora atómica y la astronómica se acercaba a un segundo.
En 2022, los cronometradores del mundo decidieron que a partir de la década de 2030 cambiarían las normas para insertar o eliminar un segundo bisiesto, haciéndolo mucho menos probable.
Empresas tecnológicas como Google y Amazon adoptaron unilateralmente sus propias soluciones al problema de los segundos bisiestos, añadiendo gradualmente fracciones de segundo a lo largo de un día completo, según Levine.
«Las peleas son tan serias porque lo que está en juego es muy poco», dijo Levine.
A esto hay que añadir el «extraño» efecto de restar, y no sumar, un segundo bisiesto, según Agnew. Es probable que sea más difícil saltarse un segundo porque los programas informáticos están diseñados para sumar, no para restar tiempo, dijo el Sr. McCarthy.
McCarthy afirma que la tendencia a necesitar un segundo bisiesto negativo es evidente, pero cree que tiene más que ver con el hecho de que la Tierra se esté volviendo más redonda debido a los cambios geológicos que se produjeron al final de la última glaciación.
Sin embargo, Levine no cree que sea necesario un segundo salto negativo. Según él, la tendencia general a la desaceleración de las mareas ha existido durante siglos y continúa, pero las tendencias más cortas en el núcleo de la Tierra van y vienen.
«No se trata de un proceso en el que el pasado sea una buena predicción del futuro», afirma Levine. «Cualquiera que haga una predicción a largo plazo sobre el futuro se encuentra en un terreno muy, muy inestable».
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