El Departamento de Justicia ha presentado cargos contra cuatro ciudadanos chinos por su presunta participación en la exportación de productos electrónicos estadounidenses a Irán.
Los miembros de la presunta conspiración pasaban de contrabando componentes electrónicos desde Estados Unidos a través de China y Hong Kong en beneficio del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), que Estados Unidos designa como organización terrorista.
«Durante más de una década, los acusados supuestamente orquestaron un plan para pasar de contrabando piezas fabricadas en Estados Unidos al IRGC y a la agencia iraní encargada de desarrollar misiles balísticos y vehículos aéreos no tripulados», dijo el fiscal general adjunto Matthew Olsen en una declaración preparada.
Baoxia Liu, Yiu Wa Yung, Yongxin Li y Yanlai Zhong han sido acusados de exportación ilegal y contrabando de artículos estadounidenses de exportación controlada a través de China y Hong Kong entre 2007 y 2020.
Los acusados utilizaron presuntamente una serie de empresas tapadera en la China comunista para canalizar tecnologías de doble uso, incluidos componentes electrónicos que podían utilizarse en la producción de drones y sistemas de misiles balísticos.
Estos productos se vendían después a entidades iraníes sancionadas vinculadas a la IRGC y al Ministerio de Defensa y Logística de las Fuerzas Armadas de Irán, que supervisa la producción de misiles y drones del régimen.
«Estos esfuerzos por obtener ilegalmente tecnología estadounidense amenazan directamente nuestra seguridad nacional, y utilizaremos todas las herramientas a nuestro alcance para cortar las cadenas de suministro ilícitas que alimentan la actividad maligna del régimen iraní», declaró Olsen.
«Como resultado», dice el comunicado del departamento, «una gran cantidad de productos de doble uso de origen estadounidense con capacidades militares fueron exportados de Estados Unidos a Irán en violación de las sanciones estadounidenses y las leyes y reglamentos de control de exportaciones.»
Lazos China-Irán
La dirección del Partido Comunista Chino (PCCh) prometió «apoyar firmemente» a Irán poco después del comienzo de la guerra entre Israel y Hamás en octubre, que ha provocado más de 160 ataques contra tropas estadounidenses por parte de grupos respaldados por Irán en Irak, Siria y Yemen.
Para ello, el PCCh y el régimen islamista de Irán se coordinan cada vez más con la intención de socavar la seguridad nacional de Estados Unidos.
El exsecretario de Estado Mike Pompeo testificó ante el Congreso el 30 de enero que el esfuerzo era parte de una estrategia más amplia de China, Irán, Corea del Norte y Rusia para proporcionarse mutuamente apoyo contra Estados Unidos.
«Hay drones iraníes que van a Rusia para matar a niños ucranianos. Hay energía rusa que fluye hacia China. Hay semiconductores chinos que fluyen a la industria de defensa rusa. Hay petróleo iraní [que va] tanto a Rusia como a China», dijo Pompeo.
«Estos actores están trabajando para socavar las cosas que más nos importan aquí en casa».
Ese esfuerzo ha dado lugar a una serie de cargos presentados por las fuerzas de seguridad estadounidenses contra actores con sede en China acusados de robar o exportar ilegalmente tecnologías estadounidenses avanzadas.
En uno de estos casos el año pasado, el Departamento de Justicia acusó a una red con sede en China de suministrar componentes a Irán para la creación de armas de destrucción masiva.
En otro caso desvelado el año pasado, que abarca hechos ocurridos entre 1996 y 2019, dos ciudadanos chinos fueron acusados de robar software utilizado en piezas de aviones militares y submarinos de propulsión nuclear.
La operación de esta semana fue coordinada por la Disruptive Technology Strike Force, una unidad interinstitucional creada el año pasado para evitar que la tecnología crítica fluya hacia potencias autoritarias.
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