La Administración Biden pidió a primera hora del martes a la Sexta Corte de Apelaciones de EE. UU. que rechace una orden de otro tribunal federal de apelaciones y que restablezca su orden de vacunación obligatoria de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) para las empresas privadas con 100 o más trabajadores.
Varias demandas que impugnan la norma de la OSHA, conocida como norma temporal de emergencia, se combinaron en una sola y se enviaron al Tribunal del Sexto Circuito, con sede en Cincinnati (Ohio), en el cual 11 de los 16 jueces fueron designados por republicanos.
Dos días después de que la OSHA publicara la norma, cuya entrada en vigor estaba prevista para el 4 de enero, la Quinta Corte de Apelaciones de EE. UU., con sede en Luisiana, emitió una orden para bloquear la orden. Y la semana pasada, en un fallo mordaz, la sala del tribunal de apelaciones reafirmó su orden judicial anterior y escribió que la orden probablemente será declarada inconstitucional.
El martes por la noche, la Administración Biden presentó documentos judiciales (pdf) argumentando que la sala del Quinto Circuito interpretó erróneamente la orden de la OSHA, diciendo que «los costes de cumplimiento especulativos y los daños similares afirmados por las partes reguladas no pueden superar los extraordinarios daños al interés público detallados anteriormente».
«Sencillamente, retrasar la norma probablemente costaría muchas vidas al día, además de un gran número de hospitalizaciones, otros efectos graves para la salud y enormes gastos», alegaron los abogados de la Casa Blanca en el nuevo escrito. «Se trata de una confluencia de daños de primer orden».
Además, la administración argumentó que la afirmación del Quinto Circuito de que la orden supondría un daño económico significativo para los Estados Unidos es incorrecta. Los brotes relacionados con la COVID-19, sostienen los abogados de la Administración Biden, han obligado a cerrar empresas y diversas instituciones, aunque numerosos estudios han demostrado que las personas totalmente vacunadas desempeñan un papel relevante en la propagación de la COVID-19, y no simplemente las personas no vacunadas.
La norma de la OSHA ordena que las empresas con 100 o más trabajadores tengan que hacer que sus empleados reciban la vacuna contra la COVID-19 o someterse a pruebas semanales. Los trabajadores no vacunados también tienen que llevar mascarillas dentro del lugar de trabajo, dice la norma, que también estipula que los infractores pueden enfrentarse a sanciones de miles o incluso decenas de miles de dólares por incidente.
Cuando se publicó a principios de noviembre, desencadenó un torrente de demandas por parte de estados liderados por los republicanos, individuos, empresas y otros.
La sentencia del 5º Circuito de este mes describió la orden como «fatalmente defectuosa» e indicó a la OSHA que no aplicara el requisito «hasta que se produzca una revisión judicial adecuada».
Tras el fallo, la OSHA dijo la semana pasada que suspendería la aplicación de la norma, aunque la agencia dijo que confiaba en que la Administración Biden prevalecería en los tribunales. Funcionarios de la Casa Blanca, incluida la portavoz jefe Jen Psaki, también dijeron que las empresas deben seguir adelante y aplicarla a pesar de los desafíos legales.
«Nuestro mensaje a las empresas en este momento es que sigan adelante con las medidas que harán más seguros sus lugares de trabajo y protegerán a su personal de la COVID-19», dijo Psaki a varios periodistas en la Casa Blanca la semana pasada. «Ese fue nuestro mensaje tras la primera suspensión emitida por el Quinto Circuito. Ese sigue siendo nuestro mensaje y nada ha cambiado».
Los datos proporcionados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) muestran que se han registrado alrededor de 47 millones de casos de COVID-19 en Estados Unidos desde el inicio de la pandemia a principios del año pasado, y que unos 770,000 han muerto.
Por otro lado, el análisis de la Universidad Johns Hopkins sobre la relación entre casos y mortalidad en EE. UU. sugiere que los pacientes de COVID-19 tienen una tasa de supervivencia de casi el 99 por ciento.
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