Un adolescente australiano falleció luego de ser picado por una cubomedusa —una de las criaturas marinas más mortíferas del mundo— durante un viaje de pesca el 22 de febrero.
El joven de 17 años, de Bamaga, al extremo norte de Queensland, se encontró con la medusa mortal en Patterson’s Point, en el Cabo York. Fue intubado en el lugar de los hechos y trasladado por el Royal Flying Doctor’s Service al hospital de Townsville, reportó ABC
Falleció a causa de sus heridas una semana después de la picadura. El exalcalde del Consejo Regional del Área de la Península Norte (NPARC), Eddie Newman, consideró el incidente como un «trágico, trágico accidente».
La temporada de medusas de Queensland se conoce como «temporada de picaduras», y va de octubre a mayo. Los bañistas de la costa al norte de Gladstone se encuentran en un riesgo especialmente alto.
«No podemos insistir lo suficiente en lo importante que es mantener a los niños alejados del agua», escribió el NPARC en una advertencia pública a los padres, después de haber colocado señales de advertencia en los puntos de baño de la costa.
Las autoridades están preparando un reporte para el forense sobre la trágica muerte del adolescente.
Es la primera víctima mortal causada por una picadura de medusa desde 2006.
«Desafortunadamente, esa fatalidad también ocurrió en Bamaga», dijo a ABC la renombrada bióloga marina y experta en medusas Lisa-Ann Gershwin, quien añadió que las muertes por cubomedusas se pueden evitar si las comunidades se educan adecuadamente de los peligros y de cómo mantenerse a salvo.»En las zonas pobladas donde hay redes con aguijones, se le recuerda constantemente a la gente la presencia de aguijones», explicó Gershwin, «mientras que en las zonas remotas no se tiene ese constante recordatorio».
En memoria del adolescente, reflexionó, «deberíamos empezar a tener esa conversación».
Una especie muy venenosa de cubomedusa, conocida como avispa de mar (chironex fleckeri), tiene forma de cubo con largos tentáculos con púas que alcanzan hasta 3 metros de longitud (aproximadamente 10 pies). Cuando el veneno se inyecta en los seres humanos o en los animales, puede inducir un shock, parálisis e incluso un paro cardíaco, según National Geographic.
La picadura de una cubomedusa es lo suficientemente potente como para matar a un nadador antes que pueda regresar a la orilla.
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