Las emisiones de gases de efecto invernadero aumentarían si la agricultura mundial se convirtiera en agricultura orgánica, sugiere un nuevo estudio.
Investigadores de la Universidad de Cranfield dijeron que si Inglaterra y Gales cambiaban a una dieta 100 por ciento orgánica, esto llevaría a un aumento en las emisiones de dióxido de carbono, porque los métodos usados para la agricultura orgánica ocupan una mayor cantidad de tierra.
En comparación con la agricultura convencional, las emisiones de gases de efecto invernadero podrían aumentar en 21 por ciento, según el estudio.
La investigación, publicada esta semana en la revista Nature Communications, estimó que la tierra en Inglaterra y Gales solo podría producir el 60 por ciento de los productos, lo que significa que el 40 por ciento de los alimentos tendrían que provenir de productores extranjeros e importarse.
De acuerdo con la investigación, mientras que los métodos orgánicos típicamente tienen menores emisiones de dióxido de carbono y óxido nitroso por unidad de área cultivada, el volumen de alimentos cultivados fue 40 por ciento menor en comparación con los rendimientos no orgánicos.
«La agricultura orgánica requiere necesariamente más tierra para producir una cantidad determinada de alimentos», dijo el autor principal del estudio Guy Kirk a Live Science.
Como no se utilizan fertilizantes, se plantan leguminosas entre los cultivos para equilibrar el nivel de nitrógeno del suelo, que ocupa más espacio en el terreno. Esto reduciría la cantidad de tierra disponible para la producción de cultivos.
«El mensaje clave desde mi punto de vista es que realmente no se puede tener el pastel y comerlo», dijo Laurence Smith, que formaba parte del equipo de investigación, a New Scientist.
El abastecimiento de alimentos de países extranjeros aumentaría en gran medida la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero debido a sus menores niveles de productividad, lo que requeriría cinco veces la cantidad de tierra utilizada actualmente para producir alimentos en Inglaterra y Gales, según el estudio.
Uno de los autores del estudio, Philip Jones, de la Universidad de Reading, dijo a la BBC: «Estimamos que, si la agricultura orgánica se adoptara al por mayor sin ningún cambio en la dieta, necesitaríamos casi seis millones de hectáreas más de tierra».
«Gran parte de la cual tendría que venir de Europa. Esto tiene un impacto asociado en el medio ambiente, añadiendo potencialmente innecesarios kilómetros de alimentos y emisiones de gases de efecto invernadero a nuestros sistemas alimentarios».
Kirk señaló que, siendo realistas, los métodos de agricultura orgánica deben combinarse con los métodos convencionales.
«Aunque hay indudables beneficios ambientales locales para las prácticas de la agricultura orgánica, incluyendo el almacenamiento de carbono en el suelo, la reducción de la exposición a pesticidas y la mejora de la biodiversidad, tenemos que compararlas con el requisito de una mayor producción en otros lugares», indicó en un comunicado de prensa.
Por su parte, Dave Reay, profesor de gestión de carbono de la Universidad de Edimburgo, que no participó en la investigación, dijo en una declaración que debe lograrse un equilibrio entre los dos métodos para garantizar la producción de alimentos suficientes, la protección de la biodiversidad y la reducción de las emisiones.
«Los métodos de producción de alimentos orgánicos tienen un papel importante en el logro de este equilibrio: se pueden utilizar todos los métodos de agricultura de precisión y los fertilizantes de lujo que se desee, pero si todos los polinizadores mueren a causa de los pesticidas, todavía se está en un gran aprieto».
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