El asesor de la Casa Blanca, Anthony Fauci, dijo que ahora depende de los estadounidenses determinar su propio riesgo de COVID-19, después de haber promovido durante meses las restricciones respaldadas por el gobierno y las empresas.
«Esto no se va a erradicar y no se va a eliminar», dijo Fauci al programa This Week de la cadena ABC sobre el virus del PCCh que causa la enfermedad de COVID-19. «Entonces lo que va a ocurrir es que vamos a ver que cada individuo va a tener que hacer su cálculo de la cantidad de riesgo que quiere asumir».
Ahora, los estadounidenses deben tener en cuenta factores como la edad, el estado de vacunación o si están inmunodeprimidos de alguna manera.
«¿Cuál es mi edad?» preguntó Fauci retóricamente en el programa de ABC. Él ocupa el cargo de director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas desde mediados de los años 80. «¿Tengo gente en casa que es vulnerable y que, si llevo el virus a casa, puede haber un problema?».
Fauci también dijo que ahora los estadounidenses «van a tener que vivir con cierto grado de virus en la comunidad» y añadió que «la mejor manera de mitigarlo es vacunarse. Si uno no lo está, vacunarse si son aptos para ello».
Los comentarios de Fauci de este domingo contrastan con los que hizo a lo largo de la pandemia. En numerosas apariciones en los medios de comunicación, Fauci emitió a menudo predicciones nefastas y pidió que se apliquen normas y cierres instituidos por el gobierno, lo que provocó muchas veces críticas de los republicanos y otros grupos.
Uno de ellos, el senador Roger Marshall (R-Kan.), respondió escribiendo que «el Dr. Fauci por fin se da cuenta de lo que todos sabemos desde hace tiempo. Debemos aprender a vivir con COVID y evaluar el riesgo individualmente».
En los últimos meses y desde la semana pasada el número de casos, las hospitalizaciones y las muertes disminuyeron significativamente. El número de casos, en particular, está ahora mismo a una fracción de la llamada ola de la variante ómicron, que se extendía por Estados Unidos a mediados de enero.
«En este momento, lo estamos observando con mucha, mucha atención», añadió Fauci, «y existe la preocupación de que esté subiendo, pero esperamos no ver un aumento de la gravedad».
Fuera de Estados Unidos, en China, debido al aumento de casos de COVID-19 registrado el 1 de abril, el Partido Comunista Chino (PCCh) puso en marcha un cierre de la ciudad de Shanghai, una de las mayores ciudades del mundo. Muchos residentes han permanecido hasta tres semanas confinados en sus casas con la amenaza de fuertes multas u otros castigos más severos.
Las autoridades de Shanghai insisten en mantener una estricta política de «cero COVID» tras anunciar que más de 25 millones de residentes fueron sometidos a pruebas de COVID-19, sin que haya señales de que se vaya a levantar el cierre de la ciudad.
El cierre de Shanghái provocó un descontento generalizado entre la población local, que se ha quejado de la escasez de alimentos y medicinas, de la falta de acceso a tratamientos médicos para enfermedades no relacionadas con COVID-19 y por el hecho de que se estén llevando a los niños a la fuerza para ponerlos en cuarentena.
Con información de Frank Fang
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