El grupo europeo Airbus y el francés Dassault Aviation, fabricantes respectivamente de los cazas Eurofighter y Rafale, lamentaron hoy que Bélgica se haya decantado por el avión de combate estadounidense F-35 para renovar su flota, en lugar de favorecer la cooperación europea en defensa.
Airbus se mostró convencido en un comunicado de que su propuesta con el Eurofighter «habría representado una oferta superior para el país, tanto en términos de capacidades operativas como de oportunidades industriales».
Indicó que habría significado tener como socios industriales al Reino Unido, Alemania, Italia y España y habría supuesto «más de 19.000 millones de euros en contribución directa para la economía belga».
También habría abierto el paso para que Bélgica se integrara en el programa franco-alemán para el futuro sucesor del Eurofighter y del Rafale, que está siendo definido conjuntamente entre Airbus y Dassault Aviation.
El grupo europeo reconoció que la decisión de Bruselas de decantarse por el F-35 para sustituir sus F-16 actualmente en servicio no le ha sorprendido, dados los «fuertes vínculos» entre Bélgica y Estados Unidos en cuestiones industriales de defensa.
«El anuncio del Gobierno -comentó- es una decisión soberana que todas las partes deben respetar. Pero es una oportunidad perdida para reforzar la cooperación industrial europea en un momento en que la UE está llamada a incrementar sus esfuerzos conjuntos en defensa».
En otra nota, Dassault Aviation señaló que la apuesta de Bélgica por los aviones de combate de Lookheed Martin «es una mala señal para la construcción de la Europa de la defensa».
Este fabricante recordó que había participado en la «oferta global de alianza estratégica» que le hizo Francia a Bélgica con el Rafale y de la que se iba a beneficiar con un retorno «evaluado en 20.000 millones de euros en 20 años».
El Gobierno belga anunció ayer el encargo de 34 aviones bombarderos F-35 para reemplazar a sus F-16 a partir de 2023 por unos 4.000 millones de euros, una compra que su ministro de Defensa, Steven Vandeput, justificó en que era el mejor en sus siete criterios de evaluación.
Desde Praga, donde estaba de visita, el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó que respeta la decisión belga, pero consideró que «no va en acuerdo con los intereses europeos».
La industria militar francesa sí consiguió llevarse otro pedido alternativo de Bélgica para 442 vehículos blindados, dentro de un programa para el Ejército de Tierra de 1.600 millones de euros que Vandput calificó de «cooperación revolucionaria».
Esos blindados (60 pesados de tipo Jaguar y 382 ligeros de tipo Griffon) se entregarán entre 2025 y 2030.
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