Las protestas en la ciudad central iraní de Isfahán por la escasez de agua se volvieron violentas el sábado, cuando la policía antidisturbios reprimió las manifestaciones y detuvo a 67 personas, mientras que decenas resultaron heridas, según varias noticias locales.
Miles de manifestantes han montado tiendas de campaña para protestar cerca del lecho seco del río Zayandeh Rood —el mayor río de la región afectada por la sequía— desde el 9 de noviembre en apoyo de los agricultores enfadados por la escasez de agua.
Las autoridades han culpado de la disminución del suministro de agua a la peor sequía de los últimos 50 años. Pero los críticos dicen que también se debe a la mala gestión, y muchos afirman que las autoridades han desviado el agua de la ciudad para abastecer a la vecina provincia de Yazd. Esa misma tubería también ha sido dañada en repetidas ocasiones.
El régimen iraní ha prometido ayudar a los agricultores y resolver el problema. El primer vicepresidente del país, Mohammad Mokhber, declaró en la televisión estatal local: «He ordenado a los ministros de energía y agricultura que tomen medidas inmediatas para solucionar el problema».
Pero durante el fin de semana, las autoridades, empuñando porras, escudos, armas y gases lacrimógenos, reprimieron violentamente las manifestaciones tras semanas de protestas. Anteriormente, las fuerzas de seguridad habían prendido fuego a algunas de las tiendas de campaña de los agricultores, según noticias locales que confirman las imágenes de video publicadas en las redes sociales.
Los violentos enfrentamientos entre los manifestantes y el régimen continuaron durante tres días y dieron lugar a múltiples detenciones, según las autoridades.
El general de la policía Hassan Karami declaró a la agencia estatal de noticias Fars: «Hemos detenido a 67 de los principales actores y agitadores detrás de los problemas», y añadió que había entre 2000 y 3000 «alborotadores» en las protestas de Isfahán, a unos 250 kilómetros al sur de la capital iraní, Teherán.
Sin embargo, según la Human Rights Activists News Agency (HRANA), a fecha del 27 de noviembre, al menos 214 manifestantes, entre ellos 13 ciudadanos menores de edad, habían sido detenidos, y la mayoría de ellos habían sido trasladados a los cuarteles regionales del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, conocidos como Saheb-al-Zaman o Base Ghoddusi Basij en la ciudad de Isfahán.
Algunos de los manifestantes detenidos fueron liberados por las autoridades poco después, según HRANA, mientras que otros fueron reubicados en las prisiones de Isfahán, Khomeini Shahr y en la penitenciaría de mujeres de Isfahan.
Por otro lado, docenas de manifestantes habrían sufrido heridas en los ojos después de que la policía disparara perdigones contra los manifestantes, según la agencia.
«En un solo hospital, hubo unos 19 pacientes que resultaron heridos por disparos el viernes y el sábado pasados. Por lo tanto, con toda probabilidad, al contrario de lo que han informado los medios de comunicación oficiales, han resultado heridas muchas más personas que 19», dijo a HRANA un especialista y cirujano ocular de Isfahán. «La distancia de los perdigones en los rostros de estos pacientes indica que les han disparado desde muy cerca, tal vez solo unos metros. Si las balas son de plomo, incluso ser alcanzado desde una distancia de 30 metros puede causar daños irreparables», añadió el especialista.
Tras la noticia de las violentas protestas, el portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Ned Price, dijo en Twitter que Washington estaba «profundamente preocupado por la violenta represión contra manifestantes pacíficos».
«El pueblo de Irán tiene derecho a expresar sus frustraciones y a pedir cuentas a su gobierno», dijo Price.
El exrevolucionario y preso político Abolfazl Ghadiani dijo que el líder supremo Alí Jamenei es personalmente responsable de «las atrocidades cometidas» contra los manifestantes en Isfahán.
En una declaración publicada en Telegram, traducida por Iran International, Ghadiani escribió que «todos los cuerpos de represión (…) y sus comandantes son responsables del [ataque a] la protesta pacífica, civil y no violenta del pueblo de Isfahán, pero la figura central responsable de esta agresión y de las atrocidades cometidas es el dictador de Irán, Alí Jamenei, que debe rendir cuentas».
El líder supremo del régimen islamista iraní, el ayatolá Alí Jamenei, ha dicho que la crisis del agua es una prioridad absoluta para el gobierno.
Aunque se han producido sequías en todo Irán durante años, su frecuencia ha aumentado recientemente. La Organización Meteorológica de Irán estima que alrededor del 97 por ciento del país padece algún tipo de sequía.
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