La vida de Russell Phillips comenzó a descontrolarse después de haber probado la cocaína por primera vez a los 17 años. Actualmente, con 40 años de edad, ha encontrado la redención y la sobriedad a través de la escritura y el amor de su madre.
Phillips fue criado por una madre soltera que lo ayudó a crecer. Como un típico adolescente, asistía a fiestas los fines de semana. Experimentó con alcohol y marihuana, pero esa experimentación finalmente lo llevó a probar la cocaína.
“Provino de mí no querer parar, no poder parar. Eso es lo aterrador de la adicción, que nunca se sabe quién es susceptible a ella», dijo Phillips a The Epoch Times.
Adicción y estilo de vida
La primera vez que Phillips consumió cocaína, inmediatamente le encantaron los efectos de la droga. También se sintió atraído por el estilo de vida de las mujeres, las fiestas y los clubes que estaban a su alrededor. Poco después de probar la cocaína, comenzó también a venderla.
Cuando se drogaba con cocaína desaparecería durante días. Su madre permanecía en un estado de preocupación y constantemente intentaba comunicarse con él por teléfono.
«No era consciente de lo que le estaba haciendo a las personas que me rodeaban», explicó Phillips.
Phillips estuvo entrando y saliendo de la cárcel durante 18 años por delitos relacionados con drogas y alcohol. Cada vez que salía, se prometía a sí mismo que cambiaría. Sin embargo, siempre volvía a sus viejas costumbres.
A pesar de sus errores, su madre siempre lo perdonó y solo quería que mejorara.
En 2014, Phillips fue arrestado por última vez después de venderle cocaína a un detective encubierto de narcóticos. Él pagó la fianza, pero comenzó a fumar PCP después de su liberación. Para su madre, el PCP era demasiado y terminó echándolo, de modo que durante un tiempo estuvo sin hogar.
“Me encontré sin hogar, durmiendo en un banco del metro. Nunca olvidaré el frío que hacía», recordó Phillips.
En ese momento, tenía en su contra cinco casos judiciales en curso y una orden de arresto. Finalmente, Phillips se entregó el 10 de abril de 2014, este fue el último día que usó drogas. Pensó que la cárcel sería mejor que la forma en que vivía.
La palabra escrita
En noviembre de 2014, Phillips fue sentenciado a 10 años de prisión por distribución de cocaína. Mientras Phillips estaba encarcelado encontró un escape y redención a través de la lectura. Leía autobiografías, poesía y libros sobre emprendimiento y negocios. También comenzó a escribir.
Phillips se dio cuenta de que mientras estaba físicamente encarcelado, nadie podía encarcelar su mente.
“Había encontrado una pasión. Había encontrado un propósito y había encontrado algo que era más grande que yo mismo y que quería alcanzar”, recordó Phillips.
Phillips escribió poesía y comenzó a escribir una novela llamada «Querida Mamá», basada en su experiencia de vida, [la novela] cuenta la historia de una madre soltera que cría a un hijo en Baltimore el cual termina tomando un camino equivocado.
Trágicamente, el 24 de octubre de 2015, Phillips fue informado de la muerte de su madre. Phillips se deprimió, especialmente porque su madre había sido la única que siempre había estado allí para él en todo.
«Eso me cambió y me hizo apreciar cuánto tiempo tenemos con las personas que amamos y cuán precioso es ese tiempo», explicó Phillips.
Redención
Phillips fue liberado en su cumpleaños el 30 de junio de 2016, después de cumplir dos años y medio de su condena de 10 años. Después de vivir en un centro de tratamiento de drogas regresó a casa el 28 de octubre de ese año.
Phillips no tenía dinero, ni ropa, ni trabajo. Encontró un trabajo en Photoshop, pero en enero de 2017 todos fueron despedidos. Sin embargo, Phillips había sido electricista y regresó al sindicato. Se despertaba a las 3 a.m. y terminaba a la 1:30 p.m., luego iría a un trabajo de ventas a tiempo parcial hasta las 8 p.m.
Dos años después, encontró un cargo de ventas a tiempo completo y su vida comenzó a ser más estable. Sin embargo, Phillips quería hacer más.
Fue entonces cuando fundó Light in the Shadows, una organización que realiza trabajo de divulgación con las personas sin hogar y aquellos que luchan contra la adicción. Quiere que su historia inspire a los adictos y a sus familias, mostrándoles que hay esperanza para el futuro.
Phillips también está terminando su novela y mantiene una estrecha relación con su hija.
«El adicto no es el único que sufre. También es la familia», aseguró Phillips.
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