El canciller alemán, Olaf Scholz, participará este domingo en una reunión virtual del G7 sobre la situación en Ucrania, en la que también se conectará el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y coincidiendo con el aniversario de la Capitulación del Tercer Reich.
Ese mismo día Scholz se dirigirá en un mensaje televisado a los ciudadanos de Alemania con motivo del 8 de mayo, en el que se conmemora la derrota del nazismo, una fecha ensombrecida este año por la guerra en Ucrania, anunció asimismo en una rueda de prensa la portavoz adjunta del Ejecutivo, Christiane Hoffmann.
El Gobierno alemán y especialmente el canciller son «muy conscientes» de que en esta ocasión se trata de una conmemoración «muy particular», ya que «dos países que en la II Guerra Mundial fueron víctimas de las agresiones alemanas están este año en guerra entre sí», agregó.
«Es un momento muy significativo y un momento también muy deprimente», señaló, y recordó que «el 8 de mayo, como quizás ningún otro día, representa el ‘Nunca más’ a una guerra mundial».
En este sentido, reiteró que el hecho de que en Europa se esté ahora librando de nuevo una guerra, que Rusia haya atacado a Ucrania «como uno de los muchos países que fueron víctimas de las agresiones alemanas en la II Guerra Mundial», es una circunstancia «muy deprimente».
El anuncio de la reunión virtual del G7 con intervención de Zelenski sigue al deshielo derivado ayer en las relaciones entre Berlín y Kiev, tras la conversación telefónica mantenida entre el líder ucraniano y el presidente alemán, Frank Walter Steinmeier, destinada a dirimir los disensos bilaterales.
Zelenski invitó ahí tanto a Steinmeier como a Scholz a visitarle en Kiev, aunque sin que se haya concretado una fecha. El canciller, por su parte, anunció poco después el próximo viaje a la capital ucraniana de la ministra de Exteriores, la verde Annalena Baerbock.
Las relaciones entre Kiev y Berlín atravesaban semanas de tensiones, cuyo momento más álgido se dio el pasado abril, cuando Kiev trasladó al presidente alemán que su visita no era bienvenida, justamente cuando Steinmeier pensaba sumarse a un viaje al encuentro con Zelenski de sus homólogos polaco y de los países bálticos.
Steinmeier, socialdemócrata aunque formalmente dejó su militancia al acceder a la presidencia, en 2018, fue ministro de la Cancillería bajo su correligionario Gerhard Schröder (1998-2005) y luego titular de Exteriores en dos legislaturas de la conservadora Angela Merkel (2005-2021).
Kiev le identifica con la línea tibia respecto a Moscú que ha caracterizado la política alemana durante años. Bajo Schröder, amigo y aliado del presidente Vladímir Putin, se fraguó el gasoducto germano-ruso Nord-Stream, que fue amplificada en los 16 años en el poder de Merkel.
Especialmente penoso para los socialdemócratas es el hecho de que Schröder mantenga sus cargos en empresas vinculadas al Kremlin, pese a los apremios lanzados desde su cúpula para que rompa con Putin o incluso para que abandone el partido.
A raíz de la invasión rusa, Scholz dio un giro de 180 grados a la política de Defensa alemana, con el anuncio de un paquete de inversiones de 100.000 millones de euros para modernizar su ejército y la autorización de suministros de armas a Ucrania.
Desde entonces ha dado varios pasos más que rompen con lo que fueron las líneas marco de sucesivos gobiernos alemanes, a lo que se sumó hace una semana la aprobación del envío de armamento pesado a Kiev.
Alemania se ha colocado así entre los países que más aportan militarmente a Ucrania, además de haber recibido desde el inicio de la guerra unos 600.000 refugiados ucranianos.
Pese a ello, a Scholz se le ha seguido atribuyendo falta de determinación frente a Putin. Especialmente crispados han sido los comentarios del embajador ucraniano en Alemania, Andrij Melnyk, quien prácticamente a diario ha arremetido públicamente contra Scholz.
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