El cambiante comportamiento del régimen chino hacia la comunidad internacional ha obligado a Alemania a revisar su política respecto a China, según un alto diplomático alemán.
En su intervención durante un acto sobre política exterior celebrado en el Instituto Hudson el 28 de junio, el director general de Asuntos Exteriores, Thomas Bagger, secretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, afirmó que la posición de Alemania respecto a China, basada en su enfoque tripartito —como socio, competidor y rival sistémico— ha cambiado a rival.
«Está bastante claro que el énfasis ha pasado de centrarse en la asociación y la cooperación a más competencia e incluso más rivalidad», afirmó Bagger.
El Sr. Bagger señaló que Alemania está cambiando su enfoque hacia China, centrándose en la reducción del riesgo y de la dependencia de Beijing, especialmente tras la pandemia de COVID. Esto incluye la reducción de la dependencia de China para equipos médicos, suministros médicos básicos y materias primas para tecnología. Reconoció que la desvinculación de China «perjudicaría enormemente a nuestra economía».
El Sr. Bagger dijo que Alemania está siendo abierta con Beijing sobre su cambio de comportamiento. «El acercamiento de China a nosotros, a sus vecinos, a la arena internacional ha cambiado de una manera que nos obliga a revisar nuestra propia política hacia China. Es una reacción a su comportamiento», afirmó.
El año pasado, Alemania dio a conocer su primera Estrategia sobre China, que marca su cambio estratégico para reducir la dependencia económica de China. La estrategia proporciona un marco para mejorar la cooperación justa con China en consonancia con los valores e intereses alemanes.
Durante el acto, el Sr. Bagger señaló que, a diferencia de Estados Unidos, que considera a China un desafío geopolítico, Alemania tiene su propio enfoque de China.
«No somos el perrito faldero de Estados Unidos. Podemos estar de acuerdo con los estadounidenses en muchas de estas cuestiones, especialmente en [el] mar de China Meridional, el comportamiento chino debe respetar el derecho internacional, pero no en todo», dijo.
El Sr. Bagger también advirtió que el apoyo del régimen chino a los esfuerzos militares de Rusia en su guerra con Ucrania, perjudica los intereses fundamentales alemanes y europeos, y podría dañar la reputación de Beijing.
«Si y cuando China continúe violando el interés central de Europa en la seguridad del continente europeo, esto tendrá un coste cada vez mayor para China», dijo.
«Si continúa apoyando el esfuerzo bélico de Rusia contra Ucrania, eso tendrá consecuencias también para nuestra relación bilateral y europeo-china».
Un socio comercial complicado
China es el primer socio comercial de Alemania desde 2015. Sin embargo, en el primer trimestre de este año, Estados Unidos sustituyó a China en la primera posición. El comercio de Alemania con Estados Unidos —exportaciones e importaciones combinadas— ascendió a 63,000 millones de euros (68,000 millones de dólares) de enero a marzo, mientras que la cifra correspondiente a China fue de algo menos de 60,000 millones de euros, según mostraron los datos.
En 2023, China fue el primer socio comercial de Alemania por octavo año consecutivo, con volúmenes que alcanzaron los 253,000 millones de euros (27,000 millones de dólares), aunque solo unos cientos de millones por delante de Estados Unidos.
El 12 de junio, la Unión Europea anunció que impondrá aranceles del 38.1% a los vehículos eléctricos chinos importados a partir de julio, tras una investigación de ocho meses. El bloque acusó a Beijing de subvenciones desleales. Esta medida sigue a la decisión de Washington el mes pasado de aumentar los aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos del 25% al 100%.
Sin embargo, Alemania se opuso a la subida de aranceles de la UE, ya que sus principales fabricantes de automóviles, como BMW, Mercedes-Benz y Volkswagen, temen verse afectados por los aranceles de represalia de China. Estas empresas tienen enormes plantas de producción de automóviles en el país que se benefician de incentivos fiscales y de las políticas de subvenciones de Beijing.
Mientras tanto, la confianza empresarial entre las empresas europeas en China ha disminuido desde el año pasado, según una encuesta reciente de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China en su informe «European Business in China Business Confidence Survey 2024». Una cifra récord del 68% de las empresas informó que los negocios se han vuelto más difíciles en la segunda economía más grande del mundo.
La encuesta reveló que las empresas europeas en China están experimentando incertidumbres en lugar de disfrutar de una sólida recuperación como se esperaba. El informe señala que los problemas estructurales de China —como la ralentización de la demanda, el aumento del exceso de capacidad y la continua recesión del sector inmobiliario— así como las barreras reguladoras y de acceso al mercado, siguen afectando a las empresas europeas.
La encuesta señalaba que las estrategias que estas empresas utilizan para adaptarse al entorno empresarial chino podrían crear un ciclo negativo para China, empeorando las dificultades económicas del país.
Con información de Reuters.
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