Algunas revelaciones: Melania Trump, sus logros y nuestra cultura degradada

Por JEFF MINICK
24 de diciembre de 2019 5:30 PM Actualizado: 24 de diciembre de 2019 5:30 PM

Empecemos con lo básico.

Nacida en 1970 en Eslovenia, Melanija Knavs, conocida hoy como Melania Trump, pasó gran parte de su infancia en Sevnica, una ciudad de menos de 5000 habitantes. Su padre era miembro del Partido Comunista, pero su hija fue bautizada en secreto por un sacerdote católico. Desde los 5 años, Melania trabajó como modelo, primero en Eslovenia, luego en Milán y París, antes de mudarse a Nueva York. Allí conoció a Donald Trump, un hombre de negocios y una celebridad 24 años mayor que ella. Se casaron en 2005 y juntos tuvieron un hijo, Barón William Trump. Antes de convertirse en primera dama, Melania fundó exitosas compañías de joyería y cuidado de la piel.

Un examen más detallado

Ahora veamos algunos detalles.

Melania habla seis idiomas: esloveno, serbocroata, inglés, francés, italiano y alemán. Fue una modelo muy exitosa.

Es una buena madre. Después de la inauguración de su esposo en 2017, Melania mantuvo a su hijo en la escuela de Manhattan por el resto del año académico en lugar de colocarlo en una nueva escuela en Washington.

A pesar de varios informes y especulaciones en la prensa, los Trumps parecen estar felizmente casados.

Ella puede ser dura. Cuando el Daily Mail de Gran Bretaña informó que había trabajado para un servicio de acompañantes durante sus días de modelo, Melania demandó al periódico, el Daily Mail admitió sus falsas acusaciones y el tribunal resolvió el caso a favor de ella.

En público, la primera dama siempre aparece ataviada como la modelo que una vez fue. A juzgar por lo que sabemos de la cena de Estado que organizó para el presidente francés Emmanuel Macron y su esposa Brigitte, el gusto de Melania por el entretenimiento es tan exquisito como su gusto por la ropa.

Muchos diplomáticos y líderes extranjeros la han felicitado por su elegancia y educación.

Como primera dama, Melania prefiere las sombras a los focos. Parece estar más cómoda cuando visita a los niños en las escuelas o en los hospitales. Ella inició la campaña Be Best, abogando contra el ciberacoso y el uso de drogas ilegales por parte de los jóvenes.

Así que aquí tenemos a una primera dama que es bella e inteligente, una madre cariñosa y una esposa amorosa, y una patriota orgullosa de su país adoptivo.

Emboscada

Entonces, ¿por qué durante los últimos cuatro años algunos en la prensa la han denigrado tanto? ¿Por qué atacar a una mujer que trae tantos atributos positivos a la Casa Blanca?

Algunos de ellos han criticado vilmente sus decoraciones navideñas, su acento, su fe religiosa —una vez fue atacada por recitar el Padre Nuestro en público. Algunos la consideran una pieza de exhibición de Trump, «un adorno visual», ignorando su obvia inteligencia y su participación entre bastidores en los asuntos de la Casa Blanca. Este diluvio de denigración es lo que indudablemente la llevó a comentar, durante una entrevista con ABC News en octubre de 2018, «Podría decir que soy la persona más acosada del mundo».

A estas alturas, cualquier observador objetivo sabe que la prensa convencional en su conjunto desprecia a Donald Trump. Durante casi toda su presidencia, las principales estaciones de noticias de televisión, con excepción de Fox News, le han dado a Trump un 90 por ciento de cobertura de noticias negativas. Durante las recientes audiencias de impeachment, esa cobertura negativa se elevó al 96 por ciento. Ese mismo observador objetivo podría suponer que la prensa ha estado tratando de destruir a Trump.

Pero, ¿por qué ir tras su esposa?

Posibilidades

¿Es porque la odian? Eso parece improbable. Melania encaja en el modelo de una mujer de éxito. ¿Qué hay que odiar en ella a menos que no te guste la elección de su marido?

¿Podrían algunos de estos críticos estar celosos de ella? De nuevo, esa opción debería parecernos improbable. Aquellos en la prensa y en la población en general, cuyo odio salvaje hacia el presidente han introducido una nueva enfermedad en nuestra cultura, el Síndrome de la locura Trump, difícilmente podrían envidiar a su esposa.

¿O es que le aporrean a la primera dama porque le temen?

Aquí llegamos a un terreno más firme.

Vivimos en una época cruda. Cada vez más, nuestra cultura parece estar podrida, nuestras tradiciones a un lado, nuestros estándares destrozados. En su mayoría, hemos eliminado toda mención de nuestra fe en la plaza pública y la hemos reemplazado por la adoración al consumismo.

Cada vez hacemos menos hincapié en el bienestar de la familia; algunos defensores del cambio climático ahora consideran a los niños no como un recurso que debe ser amado y atesorado, sino como una huella de carbono en el planeta. Promovemos prácticas sexuales que habrían horrorizado a nuestros antepasados. Elevamos a los atletas y a las estrellas de cine al estado de semidioses, vivimos para entretenernos, ponemos los derechos por encima de las responsabilidades y no enseñamos a nuestros jóvenes las virtudes clásicas.

La lista de vulgaridades groseras sigue y sigue. Como C.S. Lewis señaló en «La abolición del hombre», «Hacemos a los hombres sin pecho y esperamos de ellos virtud e iniciativa». Nos reímos del honor y nos sorprende encontrar traidores entre nosotros».

Melania Trump es una reprimenda viva a este lado oscuro de nuestra cultura. Orientada hacia su familia, creyente en Dios, una mujer con clase que salió de la pequeña Eslovenia y se lanzó a la fama y a la prominencia, sobre todo por sus agallas, su deseo y su inteligencia callejera, es fuerte frente a la adversidad y aparentemente feliz con su vida.

Un ejemplo

Supongamos que las mujeres jóvenes empiezan a tomar a esta mujer como su modelo a seguir. Suponga que Annie, de 12 años, mira a Melania y quiere ser una esposa y madre de familia como ella. Suponga que su hermana mayor lee sobre ella o la mira en la televisión y la encuentra una mujer serena y segura de sí misma que superó todo tipo de obstáculos en su vida, y decide emular su bondad y gracia.

En lugar de sacar las armas grandes y apuntar a Melania Trump, deberíamos aplaudirla.

Los que siguen bombardeando a la primera dama revelan mucho más sobre ellos mismos que sobre ella.

Jeff Minick tiene cuatro hijos y un creciente pelotón de nietos. Durante 20 años enseñó historia, literatura y latín en seminarios para estudiantes educados en casa en Asheville, Carolina del Norte. Vea JeffMinick.com para seguir su blog.

 

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