Los hongkoneses regresaron hoy lunes a la mayoría de las escuelas y oficinas mientras la lluvia continúa anegando partes de la ciudad, al tiempo que se procede a reparar las carreteras, centros comerciales y estaciones de metro dañadas por las lluvias torrenciales que batieron récords en los últimos días.
Un fuerte aguacero anegó este lunes por la mañana, hora local, varias carreteras de la parte oriental de la ciudad, dejando vehículos varados y afectando a zonas residenciales.
El Observatorio Meteorológico de Hong Kong informó hoy de fuertes precipitaciones de hasta 100 milímetros en una hora en diversas zonas.
Además, las autoridades recomendaron a los conductores que se alejasen de las zonas montañosas o de las carreteras con señales de advertencia de desprendimientos.
Por otro lado, el Departamento de Educación anunció el cierre temporal de diez centros por los daños sufridos en sus aulas por las lluvias del fin de semana.
Alertas y movilización
En la noche local del jueves, las lluvias desencadenaron la alerta negra de tormenta de más alto nivel, que se mantuvo durante más de 16 horas, convirtiéndose en la más larga de la que se tiene constancia.
Según el Gobierno, a las 23.05 horas (15.05 GMT) del jueves, las autoridades meteorológicas enviaron advertencias a los principales departamentos para alertarles de la magnitud de los posibles estragos causados por el temporal, influido por el tifón Haikui.
El jefe del Ejecutivo, John Lee, activó un protocolo de movilización para llevar a cabo las labores de socorro sin dilación tras las extensas inundaciones, informó el sábado un portavoz gubernamental.
Fenómeno único
El temporal, considerado un fenómeno único de los últimos 500 años, paralizó Hong Kong el viernes y más de 140 personas fueron hospitalizadas, cascadas de agua asolaron las calles y los comercios sufrieron daños materiales.
Numerosos afectados por las crecidas y los cortes de tráfico expresaron su frustración a EFE por la tardía respuesta del Gobierno y la escasa información.
Una de las zonas más afectadas fue la de Big Wave Bay, que quedó aislada por el corrimiento de tierras y derrumbe de carreteras.
“La inundación arrastró todo el mobiliario exterior, bloqueando la puerta principal de muchas viviendas, mientras que el agua entraba con fiereza hasta llegar a cubrir a algunos inquilinos por la cintura. En medio del pánico, los vecinos nos ayudamos unos a otros para encontrar refugio”, lamentó a EFE Saranya Peambpibul, residente de la zona.
Al día siguiente, la única manera de abandonar el área era con barco o caminando horas a través de las montañas, dado que no había comida, ni agua, luz o internet.
“No todo el mundo es capaz de caminar bajo la lluvia cargado con provisiones pesadas. Además había muchos niños. Nos sentimos abandonados de la mano del Gobierno y, si hubiéramos estado allí más de dos días, nos habríamos quedado sin víveres”, explicó Peambpibul a EFE.
Tristan Fisher fue uno de los voluntarios de un club náutico privado que se desplazó a la zona para tratar de evacuar a los damnificados y lamentó a EFE la falta de medios.
“Nos sorprendió ver a tantísima gente desesperada en la arena. Al acercarnos nos dimos cuenta de que estaban esperando suministros o intentando salir. Los departamentos de Bomberos y Policía estaban en la bahía, pero sus embarcaciones eran demasiado grandes como para llegar a la orilla”, describió Fisher.
Numerosos habitantes de esa zona, para mostrar su frustración por la falta de actuación del Gobierno, salieron este lunes con picos y palas a tratar de abrirse camino: “Quizás el mensaje haya calado, el Gobierno por fin envió el domingo una excavadora para despejar el camino”, aseguró Peambpibul.
Sin embargo, la lluvia continúa y los residentes siguen preparándose para posibles desastres.
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