LEITCHFIELD, Ky. —Heather Idoni tomó el auricular de un teléfono y tecleó su número de reclusa para activarlo en la ventanilla de visitas del Centro de Detención del Condado de Grayson.
Tuvo 15 minutos para hablar antes de que se cortara el audio sin previo aviso y ordenaran a sus visitas que se marcharan.
En prisión, cada movimiento de una reclusa está controlado. Idoni, de 59 años, se está acostumbrando. Debe hacerlo, porque se enfrenta a más de 41 años de prisión, prácticamente el resto de su vida.
Se espera que su condena sea la más larga en Estados Unidos para alguien acusado de violar la Ley de Libertad de Acceso a las Entradas de las Clínicas (FACE, por sus siglas en inglés), una ley de 1994 que prohíbe interferir con cualquier persona que obtenga o preste «servicios de salud reproductiva». Se utilizó en contadas ocasiones hasta que, en junio de 2022, la sentencia de la Corte Suprema en el caso Dobbs contra Jackson Women’s Health Organization revocó el caso Roe contra Wade, lo que devolvió a los estados la regulación del aborto.
Su crimen: sentarse cerca o frente a las puertas de las clínicas de aborto para dar a los «consejeros de acera» unos momentos para hablar con las mujeres antes de sus citas de aborto y posiblemente hacerlas cambiar de opinión. Nueve de cada diez mujeres les muestran el dedo medio y siguen caminando, dice Idoni. Pero algunas mujeres cambian de opinión, y los asesores dicen que la vida de cada bebé salvado merece el riesgo.
Pero una década o más en prisión es un resultado que la Sra. Idoni y otros intercesores contra los abortos no esperaban. En Estados Unidos después de la sentencia de Roe, los antiabortistas han sido condenados a penas muy duras que les han cambiado la vida.
«Tengo nietos muy pequeños», dijo Idoni a The Epoch Times. «No van a tener ningún recuerdo mío. Es duro pensar en ello. Es lo más doloroso, estar separada de mis nietos pequeños que crecen tan rápido, y me estoy perdiendo sus vidas».
Antes de estar en prisión, la Sra. Idoni era propietaria de una librería en Linden, Michigan. Es madre de 16 hijos, entre ellos 10 niños huérfanos que adoptó en Ucrania.
En 2022, al menos 26 activistas provida fueron acusados en virtud de la Ley FACE, y muchos están ahora en prisión o a la espera de sentencia. La mayoría fueron acusados después de junio de 2022, cuando el presidente Joe Biden formó el Grupo de Trabajo sobre Derechos Reproductivos, un grupo dirigido por el Departamento de Justicia centrado, en parte, en hacer cumplir la ley. El Departamento de Justicia no respondió a la solicitud de comentarios.
Los observadores políticos predicen que la emotiva cuestión del aborto será uno de los principales temas de las elecciones de 2024 en la mayoría de las contiendas.
Desobediencia civil
La Sra. Idoni fue condenada en 2023, junto con otros cuatro acusados en Washington, por un delito de la Ley FACE y de conspiración contra los derechos. El grupo bloqueó la entrada a un establecimiento de abortos en 2020. El DOJ dijo que el grupo entró en la instalación y bloqueó el acceso usando sus cuerpos, muebles, cadenas y cuerdas, y luego transmitió en vivo su actividad en las redes sociales. El Departamento de Justicia consideró la transmisión en vivo un delito de conspiración, que conlleva una pena de 10 años. La violación de las normas FACE añade un año más. La sentencia se dictará en mayo.
Pero después de su juicio en Washington, la Sra. Idoni y otras cinco personas fueron condenadas por rezar y cantar himnos en el pasillo de un establecimiento abortista ya cerrado en Mount Juliet, Tennessee. Esto se considerará una condena anterior y podría añadir años a la sentencia fuera de Washington. Espera otro juicio por dos infracciones de FACE en Michigan.
«El caso de Tennessee pone de relieve lo absurda que se ha vuelto la situación, utilizando a FACE de esa manera como arma contra los provida que obviamente son oponentes políticos de esta administración», dijo Stephen Crampton, abogado principal de Thomas More Society, a The Epoch Times. «Lanzar ese cargo de conspiración federal de 10 años en un caso que, si lo miras fríamente, es indistinguible de una protesta sentado por los derechos civiles».
El Sr. Crampton es abogado en el caso de Tennessee, que se juzgó en Nashville, donde en 1960 ciudadanos negros practicaron la desobediencia civil sentándose en los mostradores de comida para protestar contra la segregación racial.
«Al mismo tiempo, convierten a nuestros clientes en mártires porque participaron en una sentada, no para promover la igualdad racial, sino para intentar salvar la vida de un nonato. Si eso no es política, no sé de qué otra forma describirlo».
El negocio de abortos afiliado a los cargos por la ley FACE en Tennessee cerró antes de que el DOJ presentara alguna acusación porque el aborto ya no es legal en Tennessee.
Independientemente de lo que uno piense sobre el aborto, los estadounidenses deberían preocuparse por lo que ocurra con la Ley FACE, dijo el Sr. Crampton.
«El hecho de que el gobierno haya elegido… qué causas federalizar y maximizar las penas de prisión para… hoy son los antiabortistas, pero mañana, oye, quizá sea Greenpeace, ¿no? Tal vez sea la gente de PETA con los derechos de los animales, y de repente te enfrentas a 11 años de prisión porque no les gusta tu causa», dijo Crampton.
«¿Es esto realmente algo que queremos que haga nuestro gobierno federal?».
Derogación de FACE
La Ley FACE se ha utilizado 130 veces contra personas provida, pero solo se ha utilizado tres veces contra manifestantes proabortistas, según declaró a The Epoch Times un ayudante del Senado de EE. UU. sobre los antecedentes.
«Hay ciertamente una disparidad en cómo se está aplicando», dijo el ayudante. «Tras la filtración de la decisión de Dobbs, al menos 108 iglesias católicas y al menos 78 centros de recursos para embarazadas fueron atacados por manifestantes proaborto.
«Pero solo se abrieron tres casos de la Ley FACE en respuesta a eso. Así que está muy claro, solo por los números, que esto se está aplicando de una manera muy política, y que el Departamento de Justicia la está usando como arma contra las personas provida y la ignora cuando se trata de personas proaborto».
El senador Mike Lee (R-Utah), promotor de una ley que derogaría la Ley FACE, señaló que los juristas llevan tiempo cuestionando su constitucionalidad. Dijo que la Administración Biden la ha utilizado recientemente como herramienta para acosar y perseguir a los activistas provida. Su proyecto de ley se denomina Restauración de la Primera Enmienda y del Derecho a la Desobediencia Civil Pacífica.
El representante Chip Roy (R-Texas) tiene un proyecto de ley complementario en la Cámara de Representantes.
Aunque hubo interés cuando se presentó el proyecto de ley del Senado en octubre de 2023, no ha tenido mucho impulso desde entonces. El ayudante no es optimista sobre la aprobación de la medida en el Senado.
«Sin una mayoría republicana, no hay forma de que se apruebe», lo que significa que las personas encarceladas en virtud de la Ley FACE pueden enfrentarse a largas condenas, dijo el asesor.
«Están sufriendo las consecuencias políticas de esta ley que realmente no debería existir en primer lugar, y que ha sido completamente utilizada como arma contra un grupo y no contra otro».
Redada del FBI
Mark Houck, padre de siete hijos, quedó conmocionado la mañana del 23 de septiembre de 2022, cuando un equipo de unos 25 agentes del FBI golpeó su puerta, le apuntó con armas y lo detuvo por una presunta infracción de la Ley FACE.
El Sr. Houck trabajaba desde hacía tiempo como asesor en la acera en un establecimiento de abortos de Filadelfia. Empujó a un voluntario de ese negocio después de que el hombre hiciera comentarios vulgares al hijo del Sr. Houck y no se detuviera. Aunque la policía local se negó a presentar cargos en el caso, el Departamento de Justicia declaró que el empujón constituía una infracción del Código Penal. Un jurado no estuvo de acuerdo y declaró al Sr. Houck inocente. Sin embargo, durante los meses anteriores al veredicto, se enfrentó a una posible pena de prisión. Ahora se postula como candidato al Congreso por Pensilvania.
«No nos hubiéramos postulado si no me hubiera pasado eso», dijo el Sr. Houck a The Epoch Times. «No era mi aspiración personal. Pero después de la redada, y de que el gobierno viniera por mí, y de que usaran el gobierno como arma contra mí, decidimos que queremos postularnos para que esto no le ocurra a nadie más».
Es la primera vez en 248 años, desde que se firmó la Declaración de Independencia, que el gobierno ha sido usado como arma contra su propio pueblo de esta manera, dijo el Sr. Houck, lo cual hace de este un momento sin precedentes para vivir en Estados Unidos.
«Es realmente triste que nuestro Departamento de Justicia, que no se creó para esos fines, se haya convertido ahora en una herramienta y un arma en manos del presidente Joe Biden y de cualquiera que sea enemigo suyo. Ya seas provida o pro-Donald Trump, ahora eres una amenaza para ese régimen y el DOJ», dijo el Sr. Houck.
«[La Administración Biden] está persiguiendo a la gente de fe y a la gente que ama a esta nación, con toda la fuerza del gobierno. Es muy triste y no tiene precedentes. Tenemos que hacer algo al respecto. Tenemos que hacer que el gobierno rinda cuentas».
Guerra espiritual
La Ley FACE se convirtió en ley en 1994 bajo el mandato del presidente demócrata Bill Clinton. La comunidad provida presionó en su contra.
Paul Vaughn, un veterano defensor de la vida, aún conservaba un panfleto de 1993 que predecía que «los cristianos están a punto de ser metidos en prisiones federales». En su reverso, el panfleto decía: «Este no es el tipo de leyes que se aprueban en un país libre que atesora el derecho a disentir vigorosamente».
Muchos asesores callejeros (que permanecen casi siempre en las aceras) y salvadores (que a veces bloquean puertas) son cristianos que consideran que las numerosas referencias de la Biblia definen la vida como sagrada. Su fe les motiva a situarse en lugares incómodos y mantener duras conversaciones con las mujeres momentos antes de que éstas puedan abortar.
Muchos activistas provida han declarado a The Epoch Times que no esperan que seguir su fe sea siempre fácil. La cárcel no es fácil, y para la Sra. Idoni y otros, la espera de los juicios no ha sido fácil.
El Sr. Vaughn, de 55 años, es padre de 11 hijos y vive en Centerville, Tennessee. Fue condenado en el caso de Tennessee junto con Idoni y está a la espera de sentencia. Como en el caso del Sr. Houck, una brigada del FBI llegó una mañana temprano a casa del Sr. Vaughn, con armas largas y equipo táctico. Los agentes lo esposaron delante de sus aterrorizados hijos, que se preparaban para ir al colegio, lo metieron en un vehículo y se marcharon con él.
«La persecución no es solo un veredicto de culpabilidad en ese momento en los tribunales», dijo Vaughn a The Epoch Times. «Se trata de todo el año y medio anterior, de presentarse en la oficina de libertad condicional cada mes. De ellos invadiendo tu intimidad, hablando de cuánto dinero ganas, … si has tenido alguna multa por exceso de velocidad, si has hablado con algún policía… todas esas tácticas invasivas en tu vida».
Desde la redada del FBI, las conversaciones durante la cena con la familia son diferentes. Mientras que normalmente abrían la Biblia y hablaban de Dios, ahora se hacen preguntas como «¿Va a ir papá a la cárcel? ¿Tenemos que poner una valla nueva? ¿Tenemos que comprar un perro guardián? ¿Tenemos que buscar consejeros para los niños? ¿Cómo están? ¿Qué es el trastorno de estrés postraumático? ¿Cuáles son sus síntomas?».
Ahora, cuando alguien llama a la puerta, todos se tensan, recordando aquella mañana.
Si es condenado a 11 años de prisión, el Sr. Vaughn se perderá gran parte de los años de formación de sus hijos.
«Dios sabe la historia que Él quiere contar y lo que Él quiere hacer, así que solo intentamos ser fieles a esto», dijo Vaughn. «Fue muy surrealista oír … culpable … salir de la boca del juez».
Calvin Zastrow, un predicador en las aceras de Michigan, también fue declarado culpable en Tennessee, y se enfrenta a otro juicio en Michigan. Está a la espera de sentencia.
El proceso de espera del juicio forma parte del castigo, dijo el Sr. Zastrow a The Epoch Times.
«No puedes aferrarte a las cosas temporales. Tienes que seguir mirando hacia delante y confiar en Dios. Y cualquier plan que hagas, te das cuenta de que puede cambiar», dijo el Sr. Zastrow.
«Pude asistir a la boda de mi hija a finales de septiembre. Fue una gran alegría, una gran bendición. Pero no sabes de un día para otro si van a venir por ti. No sabes lo que va a pasar, así que sigues confiando en el Señor y sigues adelante.
«Esto no es solo una guerra cultural, sino una guerra espiritual».
También es una batalla física mantenerse sano mientras se está bajo custodia del gobierno.
La Sra. Idoni es reacia a hablar de las incomodidades de la prisión, pero sí dijo que es difícil controlar la salud cuando se cumple condena. La comida está muy procesada y las reclusas suelen estar inactivas. Siempre que la trasladan, los guardias le ponen unas incómodas esposas y le ponen una caja entre las muñecas para que no se toque las manos. Esto le deja ronchas en las muñecas.
«Es una injusticia que yo esté aquí, y todos los que me conocen y escuchan mi historia están horrorizados», dijo. «Las otros presas, las reclusas, los guardias, todos dicen: ‘Tú no perteneces aquí'».
Pero la Sra. Idoni dijo que ha rezado por las mujeres que ha conocido mientras esperaba más de 18 meses para su juicio, y encuentra las relaciones significativas.
«Veo el propósito de Dios en que yo esté aquí. Sin embargo, he tenido que pasar por cosas muy duras. Y las tomo como un entrenamiento del Señor», dijo. «Realmente he sentido el cuidado del Señor cada día. Me doy cuenta de que, a medida que dejo que él me alegre en cada situación, es mucho más fácil. De hecho, hay mucha alegría en ello».
Vive en una celda con otras 11 mujeres y ha iniciado un estudio bíblico. Algunas tienen ganas de estudiar. Las que no se unen a ellas en la mesa escuchan en silencio desde sus literas.
Coleman Boyd, de 52 años, de Bolton, Mississippi, padre de 13 hijos, incluido un bebé adoptado de 6 meses, también está a la espera de sentencia en el caso de Tennessee. Como consecuencia de la condena, perdió su trabajo como médico de urgencias.
Chester Gallagher también fue condenado. Es un ex agente de policía de Las Vegas que fue detenido y despedido en 1989 en una protesta provida sentado tras decir a sus superiores que no podía alejarse de lo que estaba convencido era un asesinato en curso. Dennis Green, de Virginia, pastor de Life and Liberty Ministries, también espera su sentencia.
Otros cuatro acusados en el caso de Tennessee esperan una audiencia por cargos menores. Hay otros casos de la Ley FACE en curso en todo el país.
Vidas salvadas
Los orientadores y salvadores en la calle continúan con sus actividades cada vez más arriesgadas porque funcionan. Se salvan vidas de bebés y las mujeres encuentran alternativas.
Una mujer que testificó contra los acusados de Nashville dijo que ese día se sintió rechazada por sus actividades. El jurado nunca escuchó el resto de la historia: Tuvo a su hijo y se casó con el padre del bebé.
«Te quiero… tanto. Me completas y me haces seguir adelante. Nunca supe que mi corazón podía ser tan grande», escribió sobre el niño en un posteo en las redes sociales.
El Sr. Houck dice que ha visto al menos a 100 mujeres decidir, en el último momento, no abortar a sus hijos.
Recuerda a una pareja que acudió a Planned Parenthood de Filadelfia el día de la toma de posesión de Biden. Estaban a punto de entrar cuando el Sr. Houck les dijo que no tenían que entrar ese día. Más tarde le dijeron que le habían pedido a Dios que les diera una señal si no quería que abortaran, y consideraron su comentario como esa señal.
«Les dije: ‘Hey, vamos a tomar un café, les compraré un croissant de chocolate’. Nos sentamos y les dije: ‘Eh, chicos, ustedes pueden hacerlo. Podemos ayudarlos. Vamos al centro de recursos para embarazadas’. Los llevamos allí. Consiguieron una cita y volvieron. Les dije: ‘Sigamos en contacto'».
Su bebé nació en julio, y el Sr. Houck ha seguido en contacto con ellos.
Consoló a una mujer que abortó y salió del edificio llorando y arrepentida. Le pusieron nombre a su bebé para ayudarla a empezar el duelo.
«Sabemos que es la undécima hora. Sabemos que el 95% de las mujeres con las que hablamos no desistirán… y probablemente no responderán a nuestras invitaciones a salvar la vida de su hijo», dijo Houck.
Pero cuando las mujeres responden, aunque sea en menos del 5% de los casos, «no solo te hace volver por más, sino que salvas un alma. Es un alma humana. Esto da vida».
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