Un hombre de 83 años se infectó con COVID-19 alrededor de Año Nuevo, y aproximadamente 3/4 de sus pulmones se volvieron blancos en una imagen de TC. Tuvo que depender de máquinas de oxígeno para mantenerse con vida. Cuando su hijo estaba dispuesto a aceptar el peor desenlace posible, se recuperó de forma inesperada y milagrosa.
El anciano chino, residente en la ciudad de Jilin, provincia de Jilin, se desplomó en su casa a principios de enero de este año tras contraer COVID-19, y fue trasladado a un hospital para recibir tratamiento de urgencia.
El hospital estaba abarrotado de pacientes febriles, y el hijo del anciano observaba temeroso y desesperado cómo los pacientes a su alrededor morían uno tras otro.
«Había tanta gente muriendo que los primeros días me asusté, pero luego me insensibilicé ante la situación. A los pacientes que mostraban síntomas de fiebre los sacaban con la cabeza cubierta con mantas blancas, y los iban sacando uno tras otro», declaró más tarde.
Por razones de seguridad, los nombres de las personas implicadas se han omitido en este artículo.
Una llamada que salvó una vida
Fue en ese momento cuando un voluntario extranjero se puso en contacto telefónico con el joven.
Como todavía estaba en estado de shock mental cuando contestó al teléfono, habló incoherentemente: «Mi padre se está muriendo. Se desmayó en casa. Últimamente se ha infectado mucha gente».
El voluntario se dio cuenta de lo que había pasado y dijo: «Le diré cómo salvarle la vida: las Tres Renuncias».
Las Tres Renuncias se refieren a la dimisión del Partido Comunista Chino (PCCh) y de dos de sus organizaciones afiliadas: la Liga de la Juventud Comunista y los Jóvenes Pioneros.
«¿Para qué?», pregunta confuso el joven.
La voluntaria le explicó que los Tres Renuncias pueden salvar la vida. Es voluntaria del Centro de Servicios para Abandonar el PCCh, una organización dedicada a ayudar a los chinos continentales a romper sus lazos con el PCCh.
Entonces preguntó si el anciano era miembro del PCCh, y la respuesta fue afirmativa.
«Entonces debe renunciar. Cuando se afilió al Partido Comunista Chino, juró que lucharía por él el resto de su vida, es decir, que le dedicaría su vida. ¿No es peligroso hacer tal juramento?». El voluntario explicó además: «Los chinos son muy trabajadores y tienen mucho talento, pero no tienen una buena vida, así que hay que anular este juramento cuanto antes. Tomar las riendas de nuestra vida».
«Pero mi padre hace tiempo que está jubilado», dijo el joven. Al parecer, pensaba que la afiliación al PCCh dejaba de tener sentido cuando uno se jubilaba de un puesto de trabajo.
«No tiene que ir a la unidad de trabajo para anunciar su retirada. Solo tiene que tomar una decisión personal», respondió el voluntario.
Finalmente, el hijo del anciano se convenció y prometió hablarle a su padre de las Tres Renuncias.
Unos días después, cuando el voluntario volvió a llamar y se enteró de que el anciano había aceptado renunciar al PCCh, le pidió ayuda para publicar una declaración en línea en el diario chino Epoch Times.
En aquel momento, el estado del anciano era aún muy grave.
«La imagen de su TAC tomada el 6 de enero mostraba que ambos lóbulos pulmonares se habían vuelto blancos y se encontraba en estado crítico», dijo el hijo.
La enfermedad conocida como «síndrome del pulmón blanco» se caracteriza por la acumulación de células exudativas o inflamatorias en los alvéolos pulmonares. Estas células bloquean el paso de los rayos X o del TAC, dando lugar a zonas blancas en la imagen del escáner.
«Está en pleno tratamiento de urgencia. No estoy seguro», dijo el joven con un largo suspiro.
También reveló que el hospital se había quedado sin camas. «Tuve que buscar una conexión personal para que ingresaran a mi padre en este hospital. Sin embargo, al principio no había máquina de oxígeno para él, ya que el hospital está lleno de pacientes. De nuevo, tuve que usar mi conexión personal para conseguir una máquina de oxígeno para él. Muchos pacientes fallecieron. Yo personalmente fui testigo de las muertes que se produjeron en este hospital en estos días. Hay más de 20 muertes por COVID cada día», dijo el hijo.
Afortunadamente, el 7 de febrero, el voluntario se enteró de que el anciano se había recuperado y podía caminar. Esto ocurrió después de que se publicara en Internet su declaración de renuncia.
El 8 de marzo, durante otra llamada telefónica, el hijo le dijo que el padre se encontraba en buen estado, tanto físico como mental, sin secuelas.
A principios de diciembre del año pasado, una repentina oleada de COVID-19 se extendió por China y los recursos médicos se vieron desbordados. Como consecuencia, murieron innumerables personas, y los ancianos sufrieron una tasa de mortalidad excepcionalmente alta. Además, el COVID prolongado ha resultado igualmente devastador para algunas personas que inicialmente parecían haberse recuperado de la enfermedad.
En los tres años que ha durado la epidemia, hay muchas historias reales de chinos que se han mantenido a salvo o se han recuperado totalmente de COVID-19 renunciando al PCCh y a sus organizaciones afiliadas.
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