Un día, después de recoger leña del bosque, Zhao Zan se dirigía a su casa. Su madre estaba en el patio preparándose para cocinar la cena. Entonces, un tigre corrió hacia el pueblo y directamente al patio de Zan. En ese momento, Zan llegó a la aldea y todos los aldeanos le gritaron: «¡No te vayas a casa, un tigre simplemente corrió hacia allí!»
Al escuchar esto, Zan inmediatamente pensó en la seguridad de su madre. Tomó su palo y corrió a su patio. El tigre estaba saliendo del patio con su madre en la boca. Usando toda su fuerza, Zan venció al tigre con el palo.
El patio era tan estrecho que el tigre no podía girar su cuerpo con una persona en la boca, y tampoco podía defenderse. El tigre recibió fuertes y repetidos golpes de Zan. Finalmente, soltó a su madre y se volteó para atacar a Zan.
En ese momento crítico, el funcionario del condado envió hombres más valientes para ayudar, y mataron al tigre con flechas. Zan y su madre se salvaron de este desastre.
El jefe del condado sabía que Zan era muy frugal y filial con su madre. Lo vio con sus propios ojos cuando Zan luchó contra el tigre para salvar a su madre. Elogió a Zan colgando una pancarta en el frente de la casa de Zan. En el cartel había dos grandes caracteres que decían «Piedad filial».
Todos los aldeanos estaban muy felices de verlo. Su alto nivel moral tuvo un gran impacto en toda la aldea, y todos aprendieron a tener más piedad filial debido a él.
Traducido por Dora Li al inglés, esta historia se reproduce con el permiso del libro «Treasured Tales of China«, vol. 1, disponible en Amazon.
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