Un destacado profesor chino —que también es asesor del Partido Comunista Chino (PCCh)— expuso un plan integral para que el régimen comunista derrocara a Estados Unidos como superpotencia mundial.
La estrategia múltiple del profesor implica una serie de acciones malignas para subvertir a Estados Unidos mientras el régimen chino se fortalece. Incluyen: interferir en las elecciones estadounidenses, controlar el mercado estadounidense, cultivar enemigos globales para desafiar a Estados Unidos, robar tecnología estadounidense, expandir el territorio chino e influir en las organizaciones internacionales.
El plan fue explicado en detalle por Jin Canrong, profesor y decano asociado de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Renmin de China de Beijing, en un discurso de julio de 2016 sobre «Filosofía estratégica chino-estadounidense» pronunciado durante dos días completos en el Southern Club Hotel Business Class de la ciudad de Guangzhou, en el sur de China.
«Queremos ser el líder mundial», dijo Jin, explicando el deseo del mandatario chino Xi Jinping de un «rejuvenecimiento nacional» del país.
Apodado «maestro del Estado» por algunos internautas chinos, Jin es un destacado académico conocido por su ardiente retórica antiestadounidense. Es asesor de dos poderosos órganos del PCCh, el Departamento de Organización y el Departamento de Trabajo del Frente Unido, aunque no está claro cuál es su grado de proximidad a Xi.
Debilitar a Estados Unidos
La estrategia para derrocar a Estados Unidos estaba compuesta por dos amplios componentes: debilitar a Estados Unidos a través de fuentes internas y externas, y reforzar el poder económico, militar y diplomático del régimen chino.
Utilizando la metáfora de una empresa para ilustrar la dinámica entre Estados Unidos y China, Jin comparó a Estados Unidos con el presidente de una empresa y a China con un vicepresidente que quiere el puesto más alto.
«Estados Unidos es un hombre de mediana edad, de buen aspecto, con grandes capacidades y con el apoyo de la mayoría de los empleados», dijo Jin.
«[Para sustituirlo], primero tenemos que crear las condiciones para que Estados Unidos cometa errores con mayor facilidad. En segundo lugar, debemos hacer que esté tan ocupado como sea posible [lidiando con los problemas], hasta el punto de que se sienta deprimido y quiera rendirse. Tercero, debemos entrelazarnos con Estados Unidos, para que no pueda atacarnos».
Jin dijo que el PCCh estaba pensando en muchas formas de debilitar a Estados Unidos, lo que describió como una tarea «muy difícil». El profesor ofreció cuatro tácticas prácticas.
1. Manipular las elecciones
Jin sugirió que el PCCh debía interferir en las elecciones estadounidenses para llevar al poder a candidatos pro-Beijing. Señaló las contiendas por los escaños de la Cámara de Representantes como un objetivo fácil.
«El gobierno chino quiere disponer inversiones chinas en cada uno de los distritos del Congreso para controlar a miles de votantes en cada distrito», dijo Jin.
Señaló que con una población (en ese momento) de unos 312 millones y 435 distritos del Congreso, aproximadamente 750,000 residentes viven en cada distrito.
«La tasa de voto en Estados Unidos es de alrededor del 30 por ciento, lo que significa que unos 200,000 residentes en cada distrito del Congreso votan por el representante de ese distrito», dijo Jin. «Normalmente, la diferencia de votos entre dos candidatos es de 10,000 o menos. Si China cuenta con miles de votos, será la jefa de los candidatos».
Jin dijo que la ambición de China es controlar al menos la Cámara.
«El mejor escenario es que China pueda comprar a Estados Unidos y convertir la Cámara de Representantes de ese país en el segundo Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional», dijo, refiriéndose al comité que supervisa la legislatura títere del PCCh.
2. Controlar el mercado estadounidense
Aumentar las inversiones chinas en Estados Unidos es otra forma de ejercer influencia en el sistema político del país, dijo Jin, señalando que esta táctica tiene el beneficio añadido de enriquecer a los empresarios chinos y al PCCh.
«Las oportunidades de inversión en Estados Unidos son relativamente buenas», dijo. «El mercado estadounidense es abierto, más abierto que el japonés y el europeo», continuó, y añadió que entre sus ventajas se encuentran su tamaño, su transparencia y su estabilidad.
Dijo que el régimen chino quiere que los empresarios chinos controlen el mercado estadounidense, y también que desarrollen sus negocios en el país.
Para alcanzar este objetivo, el régimen chino había intentado negociar con Washington el Tratado Bilateral de Inversiones (TBI) entre Estados Unidos y China. El acuerdo se negoció activamente durante la década anterior a 2017, pero cayó de la agenda durante la Administración Trump.
Algunas empresas estadounidenses que desean entrar en el mercado chino, y el Consejo Empresarial Estados Unidos-China, han abogado por la firma de un TBI.
3. Fomento de los enemigos de EE. UU.
Jin dijo que la «tarea estratégica» del PCCh era asegurarse de que Estados Unidos no tuviera menos de cuatro enemigos.
Se necesitan cuatro enemigos para estirar los recursos de Estados Unidos y al mismo tiempo empantanar al gobierno en debates internos sobre qué amenaza debe priorizar, dijo Jin.
Por ejemplo, antes de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos tenía dos adversarios, la Alemania nazi y la Unión Soviética. «Los estadounidenses debatían una y otra vez sobre quién era la verdadera amenaza», dijo.
«Si Estados Unidos tiene cuatro enemigos, perderá totalmente el rumbo».
Analizando la situación en 2016, Jin concluyó que Estados Unidos solo tiene tres adversarios: «El terrorismo es definitivamente un enemigo de Estados Unidos. Rusia parece otro (…) Definitivamente, Estados Unidos nos trata como un competidor (…) No es suficiente».
El profesor dijo que en los últimos años, el PCCh había intentado convertir a Brasil en un adversario de Estados Unidos, pero no tuvo éxito porque Brasil «no quería ser mejorado».
Dijo que el PCCh había invertido mucho en Brasil en un intento de conseguir su apoyo en cuestiones globales, incluyendo la adopción de posturas contra Estados Unidos. Xi había visitado Brasil en 2014 y acordó invertir en infraestructuras en la región occidental del país, así como en un ferrocarril para unir puertos en Brasil y Perú.
Jin dijo que el régimen chino ha renunciado a este enfoque y está tratando de encontrar un candidato para convertirse en un adversario de Estados Unidos.
4. Causar problemas internacionales a EE. UU.
Jin dijo que el régimen chino tenía una ventaja estratégica debido al papel de Estados Unidos como ejecutor global: siempre que hay una crisis en el mundo, Estados Unidos tendría que intervenir para mantener la estabilidad global, lo que a su vez drena los recursos de Estados Unidos y desvía su atención de China.
Como ejemplos, citó las guerras de Afganistán e Irak, que describió como esfuerzos «completamente sin valor estratégico» que costaron a Estados Unidos «6 billones de dólares y 10,000 vidas de soldados».
El resultado fue que Estados Unidos «desperdició diez años [sin ser consciente del desarrollo de China], y dejó que China creciera a lo grande», dijo Jin.
Otra posible táctica es vender la tenencia del PCCh de bonos del Tesoro de Estados Unidos para precipitar una crisis de la deuda, dijo. Según el Tesoro estadounidense, China posee actualmente casi 1.1 billones de dólares en títulos del Tesoro estadounidense.
Por último, entablar negociaciones prolongadas con Estados Unidos es también una estrategia eficaz para empantanar a Estados Unidos, al tiempo que da al régimen el tiempo necesario para centrarse en su propio desarrollo, según Jin. Durante estas negociaciones, Estados Unidos no tomaría medidas punitivas contra el PCCh, como las sanciones, y en su lugar centraría su energía en la preparación y el desarrollo de las conversaciones. Mientras tanto, el régimen chino, que no tiene ninguna intención de negociar de buena fe, utilizaría el respiro que se le da en el transcurso de las negociaciones para consolidar su poder tanto dentro como fuera de China.
El exviceconsejero de seguridad nacional Matthew Pottinger advirtió en febrero de las «trampas de negociación» del PCCh. Pottinger dijo que los años de sucesivos diálogos formales entre ambas partes, como el «Diálogo Económico Estratégico», permitieron al régimen «alargar el reloj» y continuar impunemente sus asaltos económicos a Estados Unidos.
El fortalecimiento del régimen chino
Jin dijo que el régimen chino ha dependido en gran medida del comercio y las inversiones de Estados Unidos para impulsar su desarrollo económico en las últimas cuatro décadas. Destacó cuatro enfoques para ampliar el poder económico y político del PCCh dentro y fuera del país.
1. Robar tecnología estadounidense
El profesor admitió que el PCCh ha dependido de la tecnología estadounidense robada para impulsar su crecimiento.
«La industria china tiene una gran producción, pero carece de cierta tecnología», dijo Jin. «En los últimos 30 años, hemos comprado tecnología, el 46 por ciento de la cual procedía de Alemania. Pero Estados Unidos tiene la mejor tecnología, pero no nos la vende».
Y añadió: «Los estadounidenses creen que los hackers chinos les roban muchas cosas. Esto puede ser muy cierto». Jin dijo que la tecnología clave para el avión de combate J-20 y el misil balístico intercontinental DF-41 de China fue robada a Estados Unidos.
El régimen también está ansioso por realizar ingeniería inversa del hardware estadounidense con la esperanza de replicar la tecnología, dijo Jin.
En junio de 2016, el cohete Long March 7 de China envió al espacio un satélite de limpieza de desechos orbitales Aolong-1. Beijing afirmó que el Aolong-1 solo devolvió los desechos espaciales a la tierra, pero Jin sugirió que el satélite tenía otra misión.
«Estados Unidos dijo que [Aolong-1] recogía satélites estadounidenses [del espacio] y los traía de vuelta a China», dijo Jin. «Podemos desmontar los satélites [estadounidenses] y volver a montarlos en los chinos».
2. Ampliar el territorio del régimen
Jin cree que el régimen chino ocupará todo el mar de China Meridional y Taiwán en un futuro próximo.
El PCCh reclama casi todo el mar de China Meridional a pesar de que un tribunal internacional dictaminó en 2016 que sus reivindicaciones territoriales eran ilegales. Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunéi y Taiwán también tienen reivindicaciones territoriales contrapuestas en esta zona. El mar de China Meridional, que alberga ricos caladeros y recursos naturales potencialmente valiosos, es también una de las principales rutas marítimas del mundo.
Beijing ha tratado de reforzar sus reivindicaciones en las vías fluviales estratégicas construyendo islas artificiales en la zona y levantando puestos militares en ellas.
«En un año y medio [en 2013 y 2014 bajo la administración de Xi], China ha creado más de 3200 acres de territorio. Los otros cuatro estados reclamantes han creado solo 100 acres en 45 años», dijo Jin.
Jin predijo que el PCCh seguiría creando más elementos en el mar de China Meridional.
También se jactó del éxito del régimen al arrebatarle a Filipinas el control del Scarborough Shoal en 2012 con la ayuda de barcos pesqueros y de guardacostas chinos.
«Incluso si Filipinas quiere que Estados Unidos se haga cargo de los arrecifes [en el mar de China Meridional], Estados Unidos no puede vigilarlos», dijo Jin. «Si Estados Unidos estaciona allí un portaaviones, China puede simplemente enviar 2000 barcos de pesca y rodear el portaaviones. Entonces el portaaviones no se atreve a disparar a los pesqueros».
En relación con Taiwán, el PCCh tiene más formas de poner a la isla democrática bajo su control, dijo Jin. El régimen considera a la isla autogobernada como parte de su territorio y ha prometido someter a Taiwán por la fuerza si es necesario. Por ejemplo, el régimen podría sobornar a los políticos taiwaneses, prohibir el comercio y el turismo desde China, convencer a los pocos países restantes que reconocen a Taiwán diplomáticamente para que se pasen a China, bloquear la participación de Taiwán en organizaciones y reuniones internacionales, y asesinar a algunos taiwaneses para infundir miedo entre la población.
3. Construir una influencia global liderando proyectos
La estrategia global de Xi para reforzar el poder global del régimen tiene dos pilares, según Jin. Uno es la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), el otro es el Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico (FTAAP).
La BRI, antes conocida como «la Franja y la Ruta», es una estrategia de inversión global masiva lanzada por el PCCh en 2013 con el objetivo de reforzar su influencia económica y política en Asia, Europa, África y Estados Unidos. El proyecto implica inversiones en proyectos de infraestructura y recursos naturales en los países. Ha sido criticado por Estados Unidos y otros países como un ejemplo de la diplomacia de la «trampa de la deuda», que carga a los países en vías de desarrollo con una deuda insostenible al tiempo que permite al régimen exportar su tecnología y gobernanza al extranjero.
«El objetivo final de la BRI es asociarse con la potencia industrial Alemania. Entonces no hay posición de Estados Unidos en el campo de juego industrial del mundo», dijo Jin.
Del mismo modo, Jin dijo que el FTAAP, un acuerdo de libre comercio propuesto entre 21 países de Asia-Pacífico, también abriría un conducto de influencia para el PCCh en la región.
El profesor también creía que los bancos de desarrollo respaldados por China, el Nuevo Banco de Desarrollo y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, trabajarían en beneficio de Beijing, ya que los países que recibieran préstamos de los bancos estarían entonces en deuda con el régimen, dijo Jin.
«Estamos construyendo nuestro círculo de amigos en el mundo. Seremos más poderosos que Estados Unidos con más amigos», dijo. «Entonces podremos decirle a Estados Unidos que somos el único representante del mundo».
4. Influir en las organizaciones internacionales
Jin también explicó el plan del PCCh para ejercer una mayor influencia sobre organismos mundiales como las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, la Organización Mundial de la Salud, la Interpol, el Fondo Monetario Internacional, el Comité Olímpico Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
El objetivo del régimen chino es que «todas estas organizaciones internacionales sean controladas por China. Podemos nombrar a alguien que hable chino [que represente a China] para que sea su líder», dijo Jin.
Durante su discurso, Jin hizo hincapié en que Xi se diferenciaba de sus predecesores en sus ambiciones. Los anteriores líderes del PCCh, como Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao trabajaron duro para desarrollar el poder del régimen pero no se atrevieron a utilizarlo, dijo.
«No importa cuánto poder tengas, no es nada si no te atreves a usarlo», dijo Jin. «El presidente Xi se atreve a utilizarlo. [Las autoridades de Xi] tienen el poder, se atreven a usarlo, y todos sus ataques hacen sangrar a la otra parte».
Sin embargo, las ambiciones de Xi no pueden ser reveladas al mundo exterior, dijo el profesor.
Cuando Xi asumió el poder en 2012, instó al país a realizar el «sueño chino». Esto significaba convertirse en un país «moderadamente acomodado» para 2021, y luego en un «país socialista fuerte, democrático, civilizado, armonioso y moderno» para 2049.
Jin explicó que el objetivo de Xi es, en realidad, sustituir a Estados Unidos como la única superpotencia mundial para 2049.
«[El] Ministerio de Asuntos Exteriores chino sigue diciendo [en las conferencias de prensa] que China ama la paz. Pero ningún periodista en las conferencias de prensa se lo cree», dijo Jin.
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