El ataque del New York Times a este grupo perseguido solo complace a Beijing

Por Torsten Trey
16 de agosto de 2024 4:57 PM Actualizado: 17 de agosto de 2024 4:09 PM

Opinión

The New York Times publicó una serie de artículos el 16 de agosto con el objetivo de retratar una imagen engañosa de Shen Yun, un espectáculo de danza y música clásica china que es muy bien recibido en sus giras anuales por todo el mundo.

En los artículos, The New York Times se apresura a incluir a todo el movimiento espiritual Falun Gong, lo que refleja no solo los prejuicios de la publicación, sino también su aparente intento de instigar el odio.

Al hacerlo, los autores restan importancia a la gravedad de la persecución a la disciplina espiritual en la China comunista, que comenzó en 1999, y describen la sustracción forzada de órganos a los practicantes de Falun Gong detenidos en el sistema penitenciario chino como una mera «afirmación».

The New York Times parece ignorar intencionadamente la montaña de pruebas que han surgido desde que se conoció por primera vez este atroz abuso médico en 2006.

En aquel momento, testigos e investigadores aportaron las primeras pruebas. En 2016, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la Resolución 343, que condenaba la práctica de la sustracción forzada de órganos a presos de conciencia de Falun Gong y pedía que se pusiera fin a esa práctica.

Ese mismo año, el Parlamento de la Unión Europea aprobó la Declaración Escrita 48 para expresar una postura similar. Y en 2019, la Corte de China presidida por Sir Geoffrey Nice KC, el fiscal principal que trabajó para las Naciones Unidas, concluyó que Falun Gong es probablemente la «principal víctima» de la sustracción forzada de órganos en China.

Cuando en 2016 una de las propias reporteras de The New York Times, Didi Kirsten Tatlow, intentó investigar y cubrir el asesinato de practicantes de Falun Gong por sus órganos en China, la publicación la bloqueó.

«Tenía la impresión de que a The New York Times, mi empleador en ese momento, no le gustaba que siguiera con estas historias [sobre los abusos en los trasplantes de órganos], y después de tolerar inicialmente mis esfuerzos, me hizo imposible continuar», dijo en su testimonio ante la Corte de China de 2019, un panel independiente de expertos que revisó las pruebas de la sustracción forzada de órganos.

Más allá de sus propios escritores, el NYT parece estar en desacuerdo con el hecho de que este grupo perseguido busque exponer las atrocidades cometidas en su contra, diciendo que «atacar al gobierno chino ha sido un tema dominante».

¿Qué hay de malo en que las víctimas de una brutal campaña de persecución hablen de ello?

De hecho, los practicantes de Falun Gong comprendieron la naturaleza malvada del Partido Comunista Chino (PCCh) mucho antes de que Occidente llegara a darse cuenta. Además, la lista de los que se oponen al PCCh y sus acciones sigue creciendo, basta con preguntar a los taiwaneses, filipinos, tibetanos, uigures, cristianos clandestinos de China, y los gobiernos que se dan cuenta de que la Iniciativa de la Franja y la Ruta de Beijing es una trampa de deuda para sus países.

Es el crecimiento y el éxito de Shen Yun lo que parece ser una razón clave para la ira del New York Times.

De hecho, ¿puede alguien nombrar un grupo de artes escénicas que actúe para un público de un millón de personas cada año? Una compañía de artes escénicas en crecimiento, especialmente una que eleva el espíritu de su público, es algo que hay que celebrar.

¿Y qué hay de malo en enseñar a la gente a ser verdadera, benevolente y tolerante, que son los principios básicos de Falun Gong? Yo diría que es bueno que en un mundo de cambios radicales y desarrollos caóticos, la gente encuentre paz mental y un sentido de propósito en los principios espirituales.

Para los periodistas que desprecian los conceptos religiosos y la idea de aferrarse a las propias creencias, un poco de respeto hacia las personas de fe podría ser una buena oportunidad para practicar más la tolerancia.

Dado que las decenas de millones de personas que practican Falun Gong en China siguen siendo severamente perseguidas por el mismo régimen responsable de la masacre de estudiantes de 1989 en la plaza de Tiananmen, así como de otras muchas atrocidades cometidas a lo largo de los años, la primera reacción de la comunidad internacional debería ser la simpatía y la compasión, y no alinearse con el PCCh escribiendo artículos difamatorios.

Si el régimen totalitario chino no logra detener a un grupo espiritual como Falun Gong, entonces el mundo libre debería ovacionar a Falun Gong.

Es tradición en Estados Unidos apoyar a las personas perseguidas. También debería ser una tradición para los medios de comunicación ayudar a las personas perseguidas escribiendo justamente sobre sus sufrimientos. Sería un pequeño gesto de compasión permitir que las víctimas de una campaña de persecución de 25 años sean escuchadas.

¿Cuándo invitará The New York Times a los practicantes de Falun Gong a contar su historia de esta persecución?


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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