El expresidente Donald Trump está apoyando cada vez más a candidatos a cargos estatales y nacionales que se alinean con sus puntos de vista sobre la integridad electoral, según un análisis de los casi 90 apoyos que Trump repartió desde que dejó su cargo a principios del año pasado.
De los 41 candidatos respaldados por Trump desde las elecciones del 2 de noviembre, 36 habían tomado medidas decisivas para ponerse del lado de Trump en cuanto a la integridad electoral o habían recibido un respaldo que hacía referencia explícita a su postura sobre el tema.
Esto supone una tasa de casi el 90% en las siete semanas transcurridas desde el 2 de noviembre, un fuerte aumento de los respaldos de Trump hasta esa fecha. De los 48 candidatos respaldados por Trump entre el 25 de enero y el 2 de noviembre, aproximadamente la mitad cumplían los mismos criterios sobre la integridad electoral.
El enfoque en la integridad electoral no es una sorpresa si se tiene en cuenta que la cuestión ha adquirido una importancia primordial para Trump desde los primeros días de las secuelas de las elecciones de 2020. El expresidente dedicó gran parte de su primer discurso público desde que abandonó la Casa Blanca a esta cuestión y, desde entonces, no ha disminuido sus críticas a las irregularidades electorales.
«Es, creo, el tema número uno», dijo Trump en un mitin el 5 de noviembre. «Ha habido mucha trampa en las elecciones a lo largo de los años, pero nunca había sido así. Simplemente se volvieron locos. Y lo hicieron porque no tenían ni idea de que íbamos a conseguir tantos votos».
Trump ha respaldado a nueve de los 147 congresistas republicanos que votaron el 6 y el 7 de enero para oponerse al recuento de los electores presidenciales de Arizona y Georgia. El expresidente también ha respaldado a varios legisladores a nivel estatal. En la mayoría de los casos, hizo referencias explícitas a la postura de los candidatos sobre la integridad electoral en su declaración formal de apoyo. En los casos en que no lo ha hecho, los candidatos han dejado clara su posición sobre el tema en sus sitios web de campaña.
Solo en Michigan, Trump ha respaldado a 10 candidatos a la legislatura del estado, así como a los republicanos que se presentan a secretario de estado y fiscal general, todos con referencias directas a sus firmes posturas sobre la integridad electoral.
«El súper abogado Matthew DePerno se presenta como candidato a fiscal general en el gran estado de Michigan. Ha defendido la Constitución durante 20 años y ha estado en primera línea buscando unas elecciones justas y precisas, ya que lucha sin descanso para revelar la verdad sobre la estafa de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre», dice un respaldo de Trump relacionado con la integridad electoral.
El enfoque de Trump en los candidatos a nivel estatal en Michigan está probablemente relacionado con su frustración con el progreso de la investigación electoral en el estado. Trump expresó su enojo el 21 de diciembre, culpando de la falta de progreso a los «RINOs republicanos en la Cámara y el Senado de Michigan» que «no quieren tocar el tema».
Aunque la integridad electoral surgió como el tema principal para Trump después de las elecciones de 2020, su preocupación por el fraude electoral se remonta a años atrás. Trump afirmó que en las elecciones de 2016 se emitieron millones de votos ilegales. Poco después de asumir el cargo en 2017, estableció un grupo de trabajo de integridad electoral, que finalmente fracasó después de que los estados controlados por los demócratas se negaran a compartir las listas de votantes y otros datos.
Los recientes respaldos que ha dado el expresidente también son un reflejo de sus advertencias al partido republicano de que los problemas electorales sistémicos percibidos pueden hacer disminuir la participación de los votantes a menos que el GOP actue de manera rápida para corregir el sistema.
«Si no resolvemos el fraude en las elecciones presidenciales de 2020 (que hemos documentado de forma exhaustiva y concluyente), los republicanos no votarán en el 22 ni en el 24», dijo Trump en un comunicado el 13 de octubre. «Es lo más importante que deben hacer los republicanos».
Los demócratas condenan la retórica de Trump sobre la integridad de las elecciones como la «Gran Mentira» y, en general, tachan todas sus preocupaciones de falsas y desacreditadas. Aunque varias de las afirmaciones de Trump entran en esa categoría, la validez de muchas otras aún está por determinarse.
Trump ha estado presionando para que se realicen auditorías a nivel estatal tanto en los estados en los que impugnó el resultado de las elecciones de 2020 como en otros.
Una revisión de las elecciones de 2020 en Wisconsin llevada a cabo por una firma legal conservadora de interés público y publicada a principios de este mes encontró que, si bien no había evidencia de fraude absoluto o de los llamados vertidos de papeletas de votación a última hora, es casi seguro que se emitieron más votos ilegales en la contienda que el margen oficial de victoria de Joe Biden.
A finales de septiembre, la auditoría de las elecciones de 2020 en el condado más poblado del estado, ordenada por los republicanos, solo encontró discrepancias menores en el recuento oficial final de votos, pero informó de una serie de incoherencias.
Trump ha emitido una serie de respaldos a candidatos que no se alinean con sus puntos de vista sobre las elecciones de 2020. Entre ellos se encuentra el senador Chuck Grassley (R-Iowa), que criticó abiertamente la conducta de Trump relacionada con las elecciones de 2020. Grassley no se unió a un puñado de senadores republicanos el 6 y 7 de enero para objetar el recuento de los votos electorales.
Trump es el líder de facto del Partido Republicano y cualquier candidato con su respaldo tiene prácticamente asegurada la victoria en las elecciones primarias. Su historial de apoyos en las elecciones generales es igualmente impresionante. Según Ballotpedia, en 2020, 141 de los 183 candidatos respaldados por Trump ganaron en sus respectivas elecciones.
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