Un aspecto del voto masivo por correo que causa especial preocupación es la recolección de boletas, o el proceso por el que ciudadanos particulares u organizaciones recogen y presentan boletas en nombre de otros, al margen de la supervisión de los funcionarios electorales.
Según un informe de 2022 del que es autor von Spakovsky, la posibilidad de fraude electoral «se agrava en los muchos estados que, como California, permiten el tráfico de votos, que los defensores del voto por correo llaman ‘recolección de votos’ porque suena mejor».
Todos los estados permiten que los votantes, sus familiares directos o un cuidador designado envíen o entreguen personalmente las boletas de voto en ausencia a los funcionarios electorales, señala.
«Pero los estados con tráfico de votos permiten que cualquier tercero extraño acuda al domicilio de los votantes para recoger y entregar su boleta», señala el informe.
«En otras palabras, estos estados dan a los actores políticos con intereses en el resultado de las elecciones la capacidad de manejar un bien muy valioso: las boletas que pueden asegurar la victoria (o la derrota)… de los candidatos para los que trabajan y a los que apoyan, dándoles la oportunidad de completar, alterar o simplemente no entregar esas boletas».
Los defensores del voto por correo replican que los estados que celebran elecciones exclusivamente por correo suelen exigir a los votantes que firmen el sobre en el que se envía la boleta y luego lo cotejan con la firma que figura en las listas de votantes del estado. Además, dicen, muchos condados colocan códigos de barras en los sobres de las boletas que pueden ser rastreados por el Servicio Postal de Estados Unidos.
Sin embargo, no está claro cómo los códigos de barras podrían rastrear los votos en el caso de las urnas. Y según el NCSL, solo 31 estados verifican las firmas de las boletas de voto por correo, y 10 estados y Washington, D.C., verifican que un sobre de boleta de voto por correo ha sido firmado pero no llevan a cabo la verificación de firmas.
Ahora que se acercan las elecciones de noviembre, ¿qué se puede hacer para restablecer la confianza entre los votantes estadounidenses de modo que, gane quien gane, el resultado sea aceptado por ambas partes como legítimo y justo?
El Sr. von Spakovsky ha propuesto como solución la realización sistemática de auditorías electorales. Según él, los análisis postelectorales suelen consistir en recuentos manuales de boletas, pero no verifican si todas las boletas emitidas eran legítimas.
Propone auditorías preelectorales de los censos electorales para garantizar que todos los votantes registrados tienen derecho a voto. También propone, entre otras cosas, auditorías de los equipos para garantizar que las máquinas de votación son precisas, auditorías de los procedimientos para garantizar que se han seguido las leyes electorales y auditorías de la cadena de custodia de las boletas.
Aunque puede resultar poco práctico realizar auditorías completas de todos los distritos electorales, von Spakovsky propuso un modelo adoptado en Texas, según el cual en cada ciclo electoral se audita un número mínimo de distritos seleccionados al azar, y se realizan auditorías adicionales cuando se han denunciado casos creíbles de irregularidades.
Las auditorías electorales han recibido cierto rechazo por parte de los demócratas, dijo von Spakovsky. En un principio, el gobierno de Biden presentó una demanda para bloquear el proceso de auditorías postelectorales, alegando que se trataba de una intimidación de los votantes y una violación de la Ley del Derecho al Voto.
«Creo que fue una decisión puramente partidista», dijo. Hasta la fecha, el Departamento de Justicia no ha seguido adelante con esta reclamación.
Muchos también proponen endurecer los requisitos de identificación, a pesar de las objeciones de organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles y el Centro Brennan, que lo consideran supresión de votantes.
«Recomendamos encarecidamente que un estado no solo tenga requisitos de identificación para el voto en persona, sino que también los tenga para el voto por correo», dijo el Sr. von Spakovsky. «Mientras que un miembro de la familia puede tener al credencial de identificación de alguien a quien va a votar en su familia, puede dificultar que los desconocidos puedan hacerlo».
Actualmente, siete estados exigen la firma de un testigo en las boletas de voto en ausencia, además de la firma del votante, y tres estados —Mississippi, Missouri y Oklahoma— exigen que el sobre de la boleta de voto en ausencia esté notariado. En Arkansas, debe devolverse una copia del documento de identidad del votante junto con el voto por correo.
La prueba de la ciudadanía estadounidense es otro aspecto en el que el voto ilegal es difícil de detectar, ya que no existen bases de datos nacionales sobre ciudadanía. Las auditorías para confirmar la ciudadanía a veces se basan en la adquisición de bancos de datos de agencias de crédito, pero eso no incluiría a quienes no tienen préstamos ni tarjetas de crédito, entre ellos muchos estudiantes.
Esto se complica por el hecho de que muchos estados proporcionan permisos de conducir a los no ciudadanos, y algunos estados permiten a los no ciudadanos votar en las elecciones locales.
Además, una sentencia de la Corte Suprema de 2013 en el caso Arizona contra el Consejo Intertribal de Arizona prohibió a los estados exigir una prueba de ciudadanía estadounidense en las elecciones federales. Según la decisión, los estados solo pueden «exigir que el solicitante declare, bajo pena de perjurio, que es ciudadano».
Según Block, otro reto al que se enfrenta el sistema electoral es la enorme variedad de normativas electorales, no solo entre estados, sino también entre condados. Hay más de 5000 jurisdicciones electorales diferentes en todo Estados Unidos.
«Tenemos un problema de marco básico en la forma en que estamos organizados y la infraestructura que tenemos», dijo. «Carece de las cosas básicas que necesitamos para la integridad en términos de garantizar que la gente no pueda votar dos veces, garantizar que los votantes fallecidos sean eliminados eficientemente de las listas de votantes, etc».
Dado que ahora falta menos de un año para que comiencen las elecciones, los analistas afirman que es probable que los comicios de 2024 se desarrollen bajo normas y sistemas electorales similares a los de 2020, a pesar de la ausencia de una pandemia. Y si las elecciones son reñidas, como muchos esperan que lo sean, muchos seguirán desconfiando del resultado.
El Sr. McPherrin sostiene que Estados Unidos es capaz de volver a un sistema en el que la mayoría de la gente, el día de las elecciones, presente su documento de identidad, vote en persona y el país conozca los resultados al día siguiente.
«Es absurdo pensar que no podemos hacerlo», afirma. «Lo hemos hecho muchas veces en el pasado y podemos seguir haciéndolo en el futuro; solo tenemos que volver a los sistemas que teníamos en 2016, 2012 y 2008».
«¿Qué puede haber más importante que garantizar la seguridad electoral en una república democrática?», dijo el Sr. McPherrin. «No puedo pensar en ninguna otra cosa que sea más importante porque es la base de toda nuestra república constitucional, y sin elecciones seguras, no tendremos una república democrática que funcione durante mucho más tiempo».
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