La historia más asombrosa que escuché en años la cuenta H.D. Miller en “The Abernathy Boys Go for a Ride.” En 1910, cuando Bud Abernathy, de 10 años, y su hermano Temple, de 6, ensillaron sus caballos y cabalgaron sin la supervisión de un adulto desde Oklahoma hasta la ciudad de Nueva York para ver a su héroe, el ex presidente Theodore Roosevelt, dar un discurso. Recién llegado de una expedición a África, Roosevelt invitó a los niños a cabalgar con él en un desfile.
Bud y Temple enviaron sus caballos a casa, compraron un automóvil y regresaron a Oklahoma. Un año antes, también habían cabalgado solos desde Oklahoma hasta Sante Fe (Nuevo México) y de vuelta, una odisea de 1.300 millas.
Aunque no se trata de una hazaña tan espectacular como la de los chicos de Abernathy, mi hermano pequeño y yo vivimos una aventura similar en cuanto a la independencia cuando hicimos varios viajes nocturnos en canoa por el río Yadkin de Carolina del Norte durante nuestra adolescencia. Remábamos hasta la hora de la cena, acampábamos en la orilla o en una de las pequeñas islas que salpican ese río de arcilla roja, y remábamos al día siguiente hasta el lugar preestablecido donde mamá o papá nos recogerían.
Nadie en mi antigua juventud, ni mis padres, ni mis amigos, ni ninguna de las personas que conocimos en el río, consideraba que dos chicos solos en el agua fueran algo extraño o equivocado. Hoy, sospecho, alguien podría llamar a la policía y acusar a mis padres de negligencia infantil.
Aquellos días ya pasaron, pero si usamos un poco de imaginación, podemos fomentar la independencia, la responsabilidad y la creatividad de nuestros hijos, todo ello sin romper nuestras cuentas bancarias. Y ahora es la época perfecta para hacerlo, con el verano a la vuelta de la esquina, ese momento del año en el que la mayoría de nuestros hijos se libran de los libros de texto y de las aulas.
Aquí tiene algunas ideas para ayudar a su hijo a ser independiente. Seguro que a los lectores se les ocurren muchas más.
Recreo y juego. Regale a esos preadolescentes una tienda de campaña o carpa para el patio trasero. Haga que la monten sin supervisión y acampen. Invite a sus amigos a jugar y, a menos que estén en peligro real, no intervenga. Deje que decidan si quieren jugar al fútbol o construir un fuerte de Lego. Organice una búsqueda del tesoro en la que los niños salgan en grupos de dos o tres para encontrar un céntimo, un ala de pájaro, una pelota de golf, etc. Esta búsqueda implicará llamar a las puertas de los vecinos, lo que fomenta la confianza en los jóvenes y crea vínculos con los vecinos.
Los campamentos de día son otro gran lugar para que los niños aprendan mientras se divierten. Organizaciones como la YMCA y la 4-H suelen ofrecer estos campamentos a un precio razonable.
Responsabilidad. Dele a su hijo de 11 años un libro de cocina, los ingredientes para la lasaña y una ensalada, y haga que prepare la cena. A menos que parezca que va a quemar la casa, se las apaña solo. Enséñele a lavar la ropa. Cuando tenga la edad suficiente para sacar el carné de conducir, explíquele cómo funcionan las matrículas y las placas del coche, y enséñele a comprobar los neumáticos, el aceite y el agua.
En resumen, enséñele habilidades que duren toda la vida.
Trabajo. Las empresas de todo el país están pidiendo trabajadores. Anime a sus adolescentes mayores a buscar empleo en un restaurante o en una cuadrilla de construcción. Los más jóvenes pueden anunciar servicios de canguro o de limpieza, o reunirse con algunos amigos para cortar el césped en el barrio.
El trueque también es una posible forma de sortear un presupuesto ajustado. El niño de 12 años que quiere aprender a montar a caballo puede ofrecerse a limpiar los establos a cambio de lecciones.
Las prácticas ofrecen vías para que los jóvenes exploren posibles carreras. Una estancia de verano en el hospital de animales local puede dar a ese veterinario en ciernes una visión real de esa profesión. ¿Y quién sabe? Quizá eso le lleve a un trabajo de verano al año siguiente. Lo mismo ocurre con muchas profesiones.
Puede que los preadolescentes ya no crucen el país solos, pero hay muchas maneras de que nuestros jóvenes maduren y crezcan mientras se divierten y se aventuran.
En «Summertime» de George Gershwin, encontramos estas líneas sobre un niño:
Una de estas mañanas
Te levantarás cantando
Entonces desplegarás tus alas
Y tomarás el cielo.
Esa es la meta, y podemos ayudar a nuestros hijos a ganar esas alas.
Este artículo fue publicado originalmente en Intellectual Takeout.
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