Tres grandes bancos de inversión de Estados Unidos retirarán de la lista un total de unos 500 productos estructurados que cotizan en la bolsa de Hong Kong, según las declaraciones dadas el domingo por el mercado de valores de Hong Kong.
Goldman Sachs, JPMorgan y Morgan Stanely declararon que la exclusión de la lista fue en cumplimiento de la orden ejecutiva del presidente Donald Trump (E.O.) 13959.
Trump emitió la orden (pdf) el 12 de noviembre del año pasado, prohibiendo las inversiones de Estados Unidos en compañías chinas que hayan sido designadas por el Pentágono por tener vínculos con militares comunistas chinos a la seguridad nacional de Estados Unidos.
Un total de 35 compañías chinas (pdf) están prohibidas, incluyendo tres compañías de telecomunicaciones chinas: China Mobile, China Telecommunications y China United Network Communications, así como el fabricante de equipos de vigilancia Hikvision, el fabricante de chips de semiconductores SMIC y el fabricante de vehículos ferroviarios CRRC.
La prohibición entra en vigor el 11 de enero, cuando los inversores estadounidenses, incluidos los fondos de pensiones, tienen prohibido comerciar con acciones de estas empresas chinas que figuran en la lista negra. Sin embargo, las transacciones de venta de los valores de cobertura están permitidas hasta el 11 de noviembre de este año.
Hong Kong Exchanges and Clearing, que dirige la Bolsa de Valores de Hong Kong, dijo en una declaración del domingo que la retirada prevista no tendrá un «impacto material adverso» en el mercado de productos estructurados de la ciudad.
«HKEX está trabajando en estrecha colaboración con los emisores pertinentes para garantizar la retirada ordenada de la lista, y facilitar los acuerdos de recompra que se están organizando por los emisores», añadió.
El 7 de enero, la Bolsa de Nueva York anunció que retirará de la lista a las tres empresas de telecomunicaciones chinas a partir del 11 de enero, pero no antes de que MSCI Inc., FTSE Russell, S&P Dow Jones y Nasdaq hayan anunciado la eliminación de algunas empresas chinas de sus índices, en cumplimiento de la orden ejecutiva.
El 13 de noviembre del año pasado, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, cuando se le preguntó acerca de la orden ejecutiva de Trump en una sesión informativa diaria, acusó al gobierno de Estados Unidos de «abusar» de su poder para «reprimir a las empresas chinas».
Wang también acusó al gobierno estadounidense de «estigmatizar y desacreditar la política de integración militar-civil de China».
La integración se conoce formalmente como la fusión militar-civil, que Beijing adopta para avanzar en sus innovaciones tecnológicas. El esfuerzo de fusión es supervisado por una agencia del gobierno chino llamada Comisión Central para el Desarrollo de la Fusión Civil-Militar, que fue establecida en 2017.
El gobierno de Trump advirtió en repetidas ocasiones sobre los esfuerzos del Partido Comunista Chino (PCCh) para aprovechar esta cooperación.
«A través de la estrategia nacional de Fusión Militar-Civil, la RPC [República Popular China] aumenta el tamaño del complejo militar-industrial del país obligando a las empresas civiles chinas a apoyar sus actividades militares y de inteligencia», informó la Casa Blanca en una declaración el 12 de noviembre que acompañaba a la orden ejecutiva.
Según la Casa Blanca «esas empresas, aunque siguen siendo aparentemente privadas y civiles, apoyan directamente los aparatos militares, de inteligencia y de seguridad de la RPC y ayudan a su desarrollo y modernización».
«El PCCh está implementando esta estrategia, no solo a través de sus propios esfuerzos de investigación y desarrollo, sino también adquiriendo y desviando las tecnologías de punta del mundo —incluyendo a través del robo— para lograr el dominio militar», describe el Departamento de Estado de EE.UU. en su sitio web.
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