Sean Hannity, de Fox ha estado durante mucho tiempo a la vanguardia de la lucha para exponer la investigación Trump-Rusia, que, como aprendemos cada vez más casi todos los días, era incluso más inmoral, sediciosa y antiamericana de lo que habíamos imaginado.
Más recientemente, se ha revelado que la fuente secundaria del expediente Steele, el tipo en el que Christopher Steele confiaba para sus viles mentiras, ya había sido investigado por el FBI por ser un agente ruso, lo que hace probable que el propio expediente deliberadamente ofreciera desinformación rusa que fue aceptada por el FBI de todos modos porque… bueno… se debía hacer uso de ‘cualquier medio necesario’. (Los mentirosos descarados de la operación de Robert Mueller afirmaron que los rusos favorecían a Donald Trump, lo cual es ridículo, dada esta revelación adicional sobre el contenido del expediente).
Es increíble que nos tomó tres años saber esto.
Pero Hannity evidentemente cometió un error, lamento decirlo, probablemente porque es básicamente un buen tipo de una familia policial. Insistió todo el tiempo en que los problemas en el FBI estaban solo en la parte superior, el llamado «Séptimo Piso», el dominio de James Comey, Peter Strzok, Andrew McCabe y los demás.
Lamentablemente no. También se han revelado después de tres años 302 notas (casi contemporáneas tomadas después de una entrevista) y textos que muestran que los agentes de menor rango del FBI también estaban al tanto de los delitos que estaban ocurriendo en las primeras etapas del caso de Michael Flynn.
De hecho, estos agentes estaban tan alarmados que estaban considerando un seguro de responsabilidad profesional para no ser demandados por las actividades deshonestas, incluso se podría decir, traidoras, en las que se veían obligados a participar.
Francamente, nunca imaginé que un agente del FBI pudiera comprar tal seguro. Las implicaciones son antipatrióticas a primera vista. Pero ahora lo sabemos.
También es interesante, dada la nerviosa charla entre ellos, que ninguno de estos agentes se convirtió en un soplón de las actividades de sus superiores. Supongo que tienes que ser amigo del representante Adam Schiff (D-Calif.) para hacer eso. O ser empujado por él.
A lo anterior se suma que, aunque la dirección del Obamagate o Spygate (llámelo como quiera) vino desde arriba, el “Séptimo Piso” y más arriba, otros subordinados lo sabían. Ellos también eran culpables, aunque menos que sus superiores. Fueron los peones cobardes que iban con ellos.
No sabemos cuántas personas de ese tipo había y, no hace falta decirlo, todavía hay muchos hombres y mujeres buenos en el FBI. Pero está claro que la organización se ha corrompido a tal grado que necesita ser desmantelada (o reformada tan profundamente que bien podría ser desmantelada).
Christopher Wray, el actual director del FBI, tiene tan poca capacidad para hacer las reformas pertinentes como podría imaginarse. Un profundo apparatchik estatal por excelencia, ha tenido dificultades para reconocer la existencia de Antifa. (Finalmente lo hizo). Prefería el engaño de decir que el verdadero peligro eran los supremacistas blancos. Aparentemente, no sale mucho. Lo más probable es que se vaya muy pronto si Trump es reelegido.
Una nueva agencia nacional de aplicación de la ley debería construirse desde cero, con su sede lejos de Washington. Me gustaría pensar que alguna versión de esto está en la agenda de Trump II.
Pero, ¿y si Joe Biden gana?
Es bastante fácil imaginar un escenario oscuro.
Digamos que el fiscal federal John Durham entrega su informe tan esperado en algún lugar de diciembre o principios de enero, justo antes de la investidura de Biden. Ya sea que haya o no acusaciones, imagínese también que su informe está lleno de detalles, muchos de los cuales ya hemos visto, pero desarrollados con evidencia verificable, apuntando todo el camino hacia un complot para destruir a Trump, que implica innegablemente a Barack Obama y Biden mismos.
Sí, hasta cierto punto esto ya ha sucedido, pero ¿y si está absolutamente claro?
No hace falta decirlo una vez más, los principales medios de comunicación trabajarán horas extra para desacreditar el informe de cualquier forma posible y el resto de nosotros seremos testigos de eso. Sabremos más allá de toda duda razonable —no, más allá de la sombra de la duda— qué ha ocurrido y qué ha sido de nuestro país.
¿Qué haremos?
Roger L. Simon es un novelista galardonado, guionista nominado al Oscar, cofundador de PJMedia y, ahora, columnista de The Epoch Times. Encuéntrelo en Twitter y Parler @rogerlsimon. Encuentra (y disfruta) sus libros en Amazon
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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