Convertir al Estado en religión es la exigencia de la Izquierda Unida (IU) para pactar con el oficialismo, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En lugar de la bendición de un sacerdote, propone que el alcalde se encargue de emitir el sacramento del bautizo para incorporar a los niños a la comunidad.
Todo comenzó en Avilés, Asturias, en el 2004. La ceremonia consiste de entregar una «Carta Municipal de Ciudadanía del Niño y la Niña» para dar la bienvenida a los nacidos en la localidad, sin connotación religiosa. Y si se cumple la voluntad de IU, podría extenderse a Gijón, donde seguiría el mismo Reglamento de Laicidad que desde inicios de 2019 impera en la localidad madrileña de Rivas Vaciamadrid.
Desde febrero de este año, en el Ayuntamiento de Getafe, municipio de Madrid dirigido por el PSOE, también se celebran «bautizos civiles», bajo el Gobierno de Sara Hernández, apoyado por el grupo municipal de Ahora Getafe —la marca local de Podemos—.
Uno de los principios electorales de la IU es «Establecer el carácter exclusivamente civil de todos los actos oficiales, eliminando todo tipo de connotación, rito o simbología religiosa o ideológica de cualquier naturaleza».
Sin embargo, la puesta en práctica de estas exigencias es lo contrario a lo que promueven. La IU apela a la laicidad, que por definición es la separación de la religión y el Estado, pero en el caso español, ha logrado fusionar ambas; otorgándole al Estado las funciones de la Iglesia.
Alcaldesa de Gijón desvinculó al Ayuntamiento de todo acto religioso
No obstante, luego de que la prensa local anunciara que Gijón sería la siguiente ciudad en adoptar el «bautismo civil», la alcaldesa Ana González, del PSOE, declaró que adhiere al pacto con la IU, salvo en esa parte. Es decir, contrario a su compañero de partido y colega, el alcalde Santiago Rodríguez Díaz, que adoptó y ofició el «bautismo civil» en Avilés, ella afirma que la laicidad incluye no adoptar ritos religiosos.
A su vez, destacó que es necesario «separar las creencias personales de lo que es la sociedad civil». De modo que no participó de la celebración tradicional de la bendición de las aguas en la festividad de San Pedro.
?? La Sra. Alcalde de Gijón @psoegijon celebra las tradiciones de #Gijón.
Se le olvida que San Pedro, patrón de Gijón, también es una fiesta popular y tradicional de la ciudad, a la que no quiso acudir, que no respeta, ni cuida.#TuVozEnGijón #Asturias pic.twitter.com/Fg5ejd9MbE— VOX Asturias (@vox_asturias) 4 de agosto de 2019
Es la primera vez que el alcalde de la Gijón está ausente, pese a ser la principal fiesta de la ciudad, y ha sido criticada por ello. Pues mientras afirma que hay que «cuidar y respetar nuestras tradiciones», no forma parte de las festividades del santo patrono de la ciudad que preside.
Entierros civiles
En la municipalidad madrileña que ya efectúa «bautismos civiles», Rivas Vaciamadrid, también se está elaborando un protocolo para «la realización de despedidas civiles al que puedan acogerse voluntariamente familiares de vecinos y vecinas de Rivas fallecidas. Igualmente, dispondrá de espacios habilitados al efecto, sin ningún tipo de simbología religiosa, susceptibles de ornamentarse con los símbolos que en cada caso se considere».
Esta opción también está siendo contemplada por Gijón. Sin embargo, por el momento la principal prioridad en esta ciudad es abordar las exigencias de la IU, como prohibir que colegios concertados católicos sean colegios electorales, dado que, según el reglamento, «no puedes ir a votar con el crucifijo presidiendo el lugar».
[epoch_social_embed]?️ IU ‘aprovecha’ su entrada en el gobierno local para plantear ocurrencias. Proponen un acto más simbólico que jurídico, que no aporta nada a los gijoneses.
Y mientras los verdaderos problemas de #Gijón continúan sin soluciones. https://t.co/BiKXWNvIe6
— Alberto López-Asenjo (@ALopezAsenjo) 12 de agosto de 2019
Los niños «pertenecen a la República antes que a sus padres»
Cabe señalar que la metodología que busca suplantar la religión con el culto al Estado no es propio de la izquierda moderna, sino que ha estado en marcha desde la Revolución Francesa.
«Pertenecen a la República antes que a sus padres», afirmó Georges Jacques Danton, referente de la Revolución Francesa, frente a la Convención Nacional, que de 1792 a 1795 fue la Asamblea equivalente al parlamento moderno.
Desde entonces, el Estado interviene en las uniones matrimoniales, la tutela de los hijos e incluso el Estado francés es propietario de las iglesias. Pues Danton y sus coidearios afirmaban que del nuevo Estado revolucionario debían emanar formas particulares de contemplar instituciones tradicionales.
Ahora en España se reaviva este sentimiento de la mano de la izquierda política, aunque, de momento, dentro de la misma hubo un alto. Logrando con esto que la costumbre de los «bautismos civiles»no se extienda.
«Bautismos civiles» a la baja
Dicha moda está en declive en las ciudades donde existe. Por ejemplo, en Avilés, donde todo comenzó, se registraron 22 bautismos civiles entre 2005 e inicios del 2017, ninguno en el 2006, tampoco en el 2015 ni en el 2016. Mientras que a nivel nacional poco más de la mitad de los nacidos son bautizados en la Iglesia católica. Por ejemplo, en el 2015 hubo 420 290 nacimientos y 231 254 bautizos.
Fue precisamente en ese año que empezó la preocupación por la falta de nacimientos. Desde 2015, en España mueren más personas de las que nacen.
Cada partido plantea incentivar los nacimientos de distintos modos. Desde subsidios por parte del Partido Popular y el PSOE; hasta vientres subrogados promovido por Ciudadanos; pasando por recortes de impuestos propuestos por Vox para abaratar los costos de vida para las familias y disminuir así la presencia del Estado.
Mientras tanto, la IU, de la mano de Podemos, propone que el Estado se haga cargo de cada aspecto de la vida ciudadana, desde dónde se vota hasta cómo se bautiza.
Este artículo fue publicado originalmente en PanAm Post.
Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.
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