Un bebé prematuro, que nació con un peso de solo 1.5 libras y tan pequeño que sus pies eran del tamaño de la punta del dedo de su madre, tiene ahora 2 años y prospera.
Karianne Pratt, de 31 años, de Shepshed, Leicestershire, Reino Unido, y su marido, Callum Pratt, de 32, ya eran padres de su hija Lily cuando se enteraron de que estaban embarazados de su segundo hijo, Tommy, en septiembre de 2020.
Las primeras semanas de embarazo transcurrieron «sin problemas», pero entonces, a las 19 semanas de gestación, Pratt empezó a sangrar abundantemente.
«Estaba trabajando en casa, fui al baño y había mucha sangre», cuenta Pratt. «Supuse lo peor y corrí al hospital, pero los médicos me aseguraron que estaba bien».
La experiencia asustó a Pratt y, desde entonces, cada vez que sangraba le preocupaba perder a Tommy. Durante las cinco semanas siguientes, su equipo médico la vigiló de cerca.
«Cuando empecé a tener contracciones a las 24 semanas, entré en estado de shock», cuenta Pratt, propietaria de un negocio de belleza. «La verdad es que nunca pensé que vendría tan pronto, pero después de sólo 25 minutos de empujar, ya estaba aquí».
Tommy nació de nalgas en su saco amniótico el 7 de enero de 2021, a las 11:58 p.m., en el Hospital Real de Leicester.
«No podía creer lo pequeño que era», dijo Pratt. «Daba mucho miedo, pero ni una sola vez dudé de que saldría adelante».
Lo peor fue que Pratt no pudo abrazar a su recién nacido inmediatamente, ya que hubo que colocarlo rápidamente en una incubadora.
«Al principio no lloraba, lo que en realidad provocó complicaciones, ya que uno de los conductos de su corazón no se rompió como debería cuando un bebé llora», explicó.
Ver su pequeño cuerpo conectado a tantos tubos y máquinas fue desgarrador».
Cinco días después del nacimiento de Tommy, su madre lo cogió por fin en brazos y su padre le hizo una foto en la que se veía el diminuto pie de Tommy, del mismo tamaño que la punta del dedo índice de Pratts.
Tommy pasó los siguientes 102 días en el hospital luchando por su vida.
Durante ese tiempo, Tommy desarrolló una gran hernia que le extirparon quirúrgicamente.
También se le diagnosticó «retinopatía del prematuro», una enfermedad ocular que pueden padecer los bebés prematuros cuando se forman vasos sanguíneos anómalos en la retina.
Tommy se sometió a pruebas oculares semanales para comprobar el desarrollo de los vasos sanguíneos, pero, por suerte, no necesitó tratamiento, ya que la enfermedad desapareció por sí sola.
Además, se le diagnosticó una enfermedad pulmonar crónica, aunque su afección es leve y no le frena notablemente.
Tras recibir el alta hospitalaria en abril de 2021, Tommy ha ido a más. Asiste a la Forest School, una especie de guardería al aire libre, que le encanta.
Pratt admitió que al principio Tommy se sintió desalentado al volver a casa, ya que seguía conectado al oxígeno. También fue la primera vez que pudo conocer a su hermana, Lily, porque no había podido visitarle en el hospital debido a las restricciones de Covid.
«Lily tuvo que quedarse con sus abuelos mientras nosotros estábamos con Tommy en el hospital, y fue increíble volver a estar todos juntos por fin», dijo la Sra. Pratt.
Al ver lo lejos que ha llegado Tommy, sus padres comparten que les inspira cada día.
«Ahora es muy divertido, descarado y hablador», dice Pratt. «Afortunadamente, cumple todos sus hitos y no muestra ningún signo de retraso [del desarrollo]».
Además, su enfermedad crónica es algo que su familia vigilará a medida que Tommy crezca, pero no afecta a su vida diaria.
«Es un niño típico y estamos muy orgullosos de él». dijo Pratt.
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