Análisis de noticias
Las mayores reuniones políticas anuales del Partido Comunista Chino —conocidas colectivamente como las «Dos Sesiones»— comenzaron el 4 de marzo. Se espera que el informe financiero de China para 2021 muestre un pobre rendimiento económico, debido a las políticas de Beijing que han hecho que el país esté en camino de tener el crecimiento más bajo en décadas.
Durante las «Dos Sesiones» —las reuniones de la Asamblea Popular Nacional y el Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino— los funcionarios del PCCh recapitularán la situación económica del país durante el año anterior y establecerán las directrices y políticas para el próximo año, incluidos los objetivos de gasto y crecimiento.
El año pasado, las medidas enérgicas contra los sectores inmobiliario y tecnológico supusieron un duro golpe para la economía. Beijing reprimió el crédito para enfriar el mercado inmobiliario y acabó absorbiendo toda la liquidez. La restricción del crédito y la escasa confianza de los consumidores impidieron el inicio de la construcción. Los nuevos préstamos para la vivienda cayeron un 33.6 por ciento de un año a otro. Esto, a su vez, tuvo efectos en cadena en todos los ámbitos, desde los oficios de la construcción hasta las materias primas, los suministros y el empleo. Las ventas inmobiliarias, que habían crecido a un ritmo del 8 por ciento en diciembre de 2020, solo crecieron un 1.7 por ciento en diciembre de 2021.
En el último trimestre del año pasado, la tasa de crecimiento del PIB de China se redujo al 4 por ciento. Además de los problemas económicos internos, causados por las políticas del líder del PCCh, Xi Jinping, la inflación mundial está afectando a China, al igual que las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania.
La inversión en infraestructuras ha repuntado, pero el sector de las exportaciones se está ralentizando, el sector inmobiliario se está contrayendo y la manía del «cero-COVID» está costando al PCCh más de lo que había previsto. La falta de voluntad de los consumidores para gastar hizo que el ahorro de los hogares aumentara en 855,000 millones de dólares, cuatro veces más que el año anterior. Es posible que Beijing tenga que aumentar el gasto fiscal, para poner más dinero en circulación, pero esto agravaría el problema de la deuda pública de China.
Se espera que el primer ministro Li Keqiang, responsable de la economía, rebaje el objetivo de crecimiento de este año a solo un 5 por ciento, frente al crecimiento del 8.1 por ciento del año pasado. Los expertos occidentales creen que incluso este modesto crecimiento puede no ser alcanzable, dadas las condiciones actuales. Cualquier dinero que el PCCh destine a estimular la economía podría ser fácilmente anulado por las continuas restricciones del COVID.
Una amenaza adicional es si China sentirá o no el impacto de las sanciones occidentales a Rusia. El volumen total del comercio entre los dos países no es significativo para el PIB de China, pero aún está por ver hasta qué punto el PCCh burlará las sanciones y hasta dónde llegará Occidente para castigar a los países que sigan comerciando con Rusia e invirtiendo en ella. El daño económico para China podría ser cualquier número entre cero y miles de millones de dólares, lo que hace que las previsiones de crecimiento económico de este año sean aún más inciertas.
Se cree que China experimentará un descenso de las exportaciones debido al levantamiento de las restricciones de COVID en Estados Unidos y en gran parte del mundo. Durante el cierre, los estadounidenses se quedaron en casa, pidiendo productos por Internet. Ahora, están empezando a trasladar su gasto a servicios, películas, bares, restaurantes y vacaciones, todo lo que se perdieron en los últimos dos años.
Para China, esto significa que el sector de las exportaciones no experimentará el tipo de rebote que rescató la economía en 2020. Por el contrario, las empresas de servicios y productos de consumo en China están viendo el efecto contrario. Nike Inc. informó de un descenso del 24 por ciento en sus ventas en China, mientras que las ventas de Starbucks cayeron un 14 por ciento.
La visión de crecimiento de Xi se basaba en el consumo. Pero la mayoría de sus políticas de 2021 se oponen directamente a este objetivo. Sus programas de reducción de la deuda, recorte de las emisiones de carbono y disminución de la brecha de riqueza sirvieron para hacer caer la economía, en particular el gasto de los consumidores.
Después de dos años de continuos cierres e interrupciones, los ciudadanos están cancelando sus vacaciones, optando por comer en casa en lugar de ir a restaurantes y, en general, negándose a desprenderse de su dinero. Desde diciembre, Xi ha liderado un cambio de política que se aleja de estos objetivos destructivos y se centra en el crecimiento.
Se espera que las reuniones de las «Dos Sesiones» den lugar a políticas dirigidas a aumentar el gasto de los consumidores, que posiblemente incluyan la entrega de vales de consumo y la concesión de subvenciones para grandes compras, como los automóviles. Ya se han promulgado políticas para aumentar la facilidad de los préstamos, de modo que las familias puedan pedirlos y gastar más.
El ministro de Comercio, Wang Wentao, dijo que el PCCh debe hacer todo lo posible para que la gente aumente su gasto. También citó la importancia de ampliar las ayudas a las pequeñas empresas, un sector especialmente afectado por los cierres de COVID.
El PCCh, y en particular Xi, han basado su legitimidad en la premisa de que su sistema de socialismo con características chinas prometía traer la mayor prosperidad económica para la enorme población de China. Mantener la estabilidad será una prioridad desde ahora hasta el Congreso del Partido de este otoño, cuando se espera que Xi comience un tercer mandato sin precedentes. Los ciudadanos chinos no pueden votar a su líder. Pero si pudieran, ¿reelegirían a un hombre cuyas políticas han hundido la economía?
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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