Beijing es la última zona en China que padece brote de COVID-19

Por Frank Yue
16 de diciembre de 2020 8:24 PM Actualizado: 16 de diciembre de 2020 8:26 PM

La capital de Beijing está en alerta luego de un nuevo diagnóstico de COVID-19, después de que en las demás regiones de China empezó a resurgir la enfermedad viral.

Es difícil evaluar la verdadera magnitud de los brotes debido a la falta de transparencia de las autoridades chinas.

El 15 de diciembre las autoridades de Beijing anunciaron en una conferencia de prensa que un hombre de 27 años, originario de la provincia de Jilin, noreste de China, es el último caso confirmado de COVID-19.

Llegó a Beijing a través de Hong Kong. Hizo una auto cuarentena de 14 días, durante la cual dio negativo. Pero después de que se marchó, comenzó a tener fiebre y diarrea. El 14 de diciembre dio positivo, según las autoridades.

Una encuesta epidemiológica encontró que tenía, al menos, 177 contactos cercanos.

En la mañana del 16 de diciembre, las autoridades de la ciudad de Dalian, provincia de Heilongjiang, anunciaron más casos de COVID-19, la última ciudad en la región noreste en presenciar otra ola de contagios.

Tres ciudades de la provincia fueron cerradas desde la semana pasada.

Las autoridades de Dalian dijeron, el miércoles, que los infectados recientes eran todos trabajadores de Yidu Group, una empresa local de logística para cadenas de frío.

Un vídeo en Internet muestra a los residentes haciendo fila para las pruebas de ácido nucleico, el mismo día que se dio a conocer el brote en los trabajadores de la empresa de logística.

En la actualidad, los funcionarios no han revelado contactos cercanos de los nuevos casos y su paradero en los últimos 14 días.

Mientras tanto, en el suroeste de la provincia de Sichuan, dos hoteles quedaron cerrados después de que un huésped, que se quedó allí, dio positivo el 14 de diciembre.

El paciente, de apellido Gao, es un piloto de Sichuan Airlines. Durante su período de auto cuarentena, viajó a la ciudad de Jiangyou para asistir a una fiesta de bodas con otros 300 invitados, según informes de los medios locales.

Todos los que se alojaron en los dos hoteles, durante el mismo período, ahora deben tomar la prueba para COVID-19.

El complejo residencial donde vive Gao ahora está cerrado y no se permite el ingreso de mensajeros de reparto.

Desde el 7 de diciembre, cuando se confirmaron más de una docena de casos domésticos en Chengdu, la capital de Sichuan, la provincia ha estado cerrada.

Pero las políticas de permanencia y las restricciones de viaje provocaron ira entre los lugareños.

“Sencillamente cerraron. Sin entrada ni salida. A ellos [el personal del gobierno] no les importa un comino si estás vivo o muerto. Son tan groseros y te tratan como a un animal”, dijo Xiao Liang (alias), un residente de Chengdu, a The Epoch Times en una entrevista el 14 de diciembre.

Un comerciante mayorista local dijo que todos los mercados locales ahora estaban cerrados y que todos se quedarían en casa.

Otra residente que vive cerca de la calle Xihu, en Chengdu, dijo que ella y sus vecinos se sometieron a pruebas de ácido nucleico.


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