Según el historiador Victor Davis Hanson, el régimen chino ha aprovechado la política de identidad en Occidente para desviar la atención por su papel en causar la pandemia mundial.
En los últimos meses, Beijing ha desplegado una agresiva campaña de información destinada a voltear a su favor las narrativas en torno a la pandemia. Esta campaña implica desviar la atención de su encubrimiento del brote inicial al proclamarse líder mundial en la lucha contra la enfermedad y sugerir que el virus se originó fuera de China, al mismo tiempo que critica el manejo del brote en otros países.
Un elemento en esta estrategia es jugar la carta de víctima, dijo Hanson.
«Son muy manipuladores en el sentido de aprovechar la raza, la clase, el género, la política de identidad progresista», dijo Hanson, miembro del Instituto Hoover, al programa «American Thought Leaders» de The Epoch Times.
«Ellos entienden la mente de la izquierda, que de alguna manera pueden hacerse pasar por una víctima, a pesar de que fueron los victimarios en esta crisis».
Hanson dijo que el régimen hace esto calificándose como parte del «otro» estadounidense, es decir, no como parte de la mayoría blanca.
En marzo, el régimen criticó al presidente Donald Trump y a otros funcionarios estadounidenses por usar la frase «Virus chino» o «Virus de Wuhan» para describir la enfermedad, calificándola de racista y xenófoba. Durante las primeras etapas del brote, la prensa estatal china había utilizado el nombre de «neumonía de Wuhan» en sus artículos.
El embajador de China en Canadá, Cong Peiwu, afirmó en una entrevista reciente con el medio de comunicación local Global News que «China es una víctima no solo de la enfermedad en sí, sino también de la desinformación».
El resultado de esta estrategia, dijo Hanson, es que los occidentales son «tienen mucho más cuidado de decir algo negativo sobre China, porque [China] va a contraatacar fuertemente y luego aprovechar el movimiento de la política de identidad».
Hanson señaló la hipocresía del régimen: «Son una cultura monoracial en su mayor parte, y han sido muy racistas en sus políticas hacia otros países».
“Tienen un millón de personas en campos de reeducación. Practican una discriminación sistemática contra los africanos que ostentosamente defienden. Han destruido la cultura del Tíbet y, sin embargo, se hacen pasar por sorprendidos y desilusionados con la xenofobia y el racismo y la intolerancia estadounidenses”, agregó.
Si bien el régimen chino ha atacado las instancias de racismo antichino en el extranjero en medio de la pandemia, no ha logrado detener el trato racista hacia los africanos en su país. Como resultado de la discriminación relacionada con el virus, los inmigrantes africanos en la provincia de Guangzhou, al sur de China, no tienen permitido ir a tiendas, restaurantes y hoteles, y fueron expulsados de sus hogares.
Hanson criticó a los medios de comunicación occidentales que han repetido la propaganda del régimen chino para criticar a Trump.
«Tuvimos esta situación orwelliana en la que los medios no solo eran anti-Trump, sino que en realidad estaban repitiendo los puntos de conversación de China», dijo.
«Con eso, dirían, bueno, a China le fue mucho mejor que a Donald Trump y al manejar el virus, tienen menos casos y pocas muertes, aunque sabemos que no se puede confiar en ninguna información de China».
El historiador dijo que los pedidos de Estados Unidos y los países occidentales para que el régimen brinde información sobre los orígenes del virus probablemente no serán acatados por el régimen.
«No creo que vayamos a encontrar eso porque obtener esa información sería sinónimo de una admisión de culpabilidad», dijo Hanson, señalando que la información, en el mejor de los casos, señalaría la incapacidad de Beijing de revelar lo que sabía sobre el brote de manera oportuna, y en el peor de los casos, podría mostrar que el virus se filtró de un laboratorio.
Tal acto, en efecto, equivaldría al régimen diciendo: «Nosotros, el Partido Comunista Chino, somos responsables de matar a un cuarto de millón de personas hasta ahora (…) y destruir a la economía que conocíamos».
«Nunca vamos a escuchar eso de ellos», dijo Hanson. «No puedo pensar en un gobierno comunista en la historia de las civilizaciones que haya sido veraz o transparente».
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