Durante años, China ha impulsado sus narrativas y propaganda a través de medios de comunicación fuera de sus fronteras. Desde 2017, este tipo de campañas de influencia china se han acelerado con nuevas tácticas, según un informe recién publicado por la organización estadounidense sin fines de lucro Freedom House.
«Los periodistas, consumidores de noticias y anunciantes en países que van desde Suecia hasta Rusia, pasando por Sudáfrica, Estados Unidos y Australia se encuentran con la intimidación o la censura del contenido político que el PCCh [Partido Comunista Chino] considera indeseable», declaró Sarah Cook, analista principal de investigación de Freedom House y autora del informe, en un comunicado de prensa.
En una entrevista telefónica con The Epoch Times, Cook explicó que Beijing tiene tres objetivos detrás de sus campañas de influencia: promover una imagen positiva de China y el PCCh; promover la apertura de China a la participación económica, especialmente la inversión china en otros países; y suprimir los puntos de vista y la cobertura de temas que son críticos con el PCCh.
Imagen positiva
Cook señaló que Beijing añadió un nuevo objetivo en 2017: presentar a China como modelo de desarrollo político-económico para los países en desarrollo.
El mensaje de Beijing, aunque retrata intencionadamente a China de manera positiva, «omite las dimensiones objetivas negativas del sistema político autoritario y el rápido desarrollo económico de China», según el informe.
Entre los ejemplos de tal omisión se incluyen las atroces violaciones de los derechos humanos contra las minorías étnicas y religiosas, y el lado oscuro de la participación extranjera de China, como la elaboración de acuerdos corruptos y la opaca acumulación de deuda pública, según el informe.
Beijing ha sido acusado de poner a los países en desarrollo en una «trampa de deuda», después de que estos países se unen a la iniciativa de inversión masiva de China de «La Franja y la Ruta» (OBOR). Esta iniciativa, que se puso en marcha en 2013, tiene como objetivo construir rutas comerciales que unan a China, el sudeste asiático, África, Europa y América Latina.
Tácticas chinas
Cook dijo a The Epoch Times que Beijing ha recurrido a tácticas «encubiertas, corruptas y coercitivas» para impulsar su narrativa en el extranjero.
Un caso que ilustra el elemento encubierto de la influencia de los medios de comunicación chinos es la prensa estatal utilizando eslóganes engañosos. Por ejemplo, el portavoz oficial del Partido Comunista Chino, el People’s Daily, tiene el eslogan «el mayor periódico de China» en su página de Facebook.
La Red Global de Televisión de China (CGTN), la rama extranjera de la emisora estatal Televisión Central de China (CCTV), tiene el eslogan «el canal de noticias de 24 horas más importante de China» en su página de Facebook.
Cook explicó que la gente que no sabe mucho sobre China no necesariamente sabe que se trata de portavoces del PCCh.
En los países occidentales, el régimen está gastando millones para insertar su propaganda en los principales medios de prensa, según Cook. China Daily, supervisado por el Departamento de Publicidad del PCCh, la agencia encargada de diseminar la propaganda, tiene asociaciones con muchos periódicos occidentales, incluyendo The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post en Estados Unidos. Estos medios han publicado suplementos en forma impresa o en Internet escritos por la edición en inglés del portavoz chino.
Los documentos federales presentados por China Daily muestran que el gasto anual del medio se ha multiplicado por diez en la última década, hasta superar los 10 millones de dólares en los últimos años, señaló Cook, y añadió que «gran parte de ese [gasto] es en realidad el pago a los principales medios de comunicación estadounidenses para que difundan ese contenido».
Además, «los medios de comunicación estatales de China [están] inyectando desinformación en las plataformas globales de redes sociales», señaló Cook. El informe identificó esfuerzos de desinformación durante la más reciente elección presidencial en Taiwán, que se remontan a China, incluyendo grupos de Facebook que apoyaban a un candidato pro-Beijing y que eran dirigidos por usuarios radicados en China, así como esfuerzos en Twitter para socavar a los manifestantes prodemocracia en Hong Kong.
China también es activa en el sector de la difusión de la televisión digital, con inversiones en toda Asia, África y América Latina. Por ejemplo, el gigante chino de las telecomunicaciones ZTE firmó un acuerdo con la Corporación de Televisión de Pakistán (PTV), de propiedad estatal, para ampliar los servicios digitales de esta última en 2017.
La búsqueda de la palabra clave «Taiwán» en el sitio web de PTV no revela ninguna cobertura de las últimas elecciones de Taiwán, ni de las elecciones locales de Taiwán en 2018. Sin embargo, sí informó sobre las elecciones de Taiwán en 2016, cuando Tsai Ing-wen ganó su primer mandato, pero eso fue antes del acuerdo con ZTE.
La búsqueda de «Taiwán» en urdu, una de las lenguas habladas en Pakistán, revela historias sobre la reciente victoria de Tsai en la reelección.
Una búsqueda de la palabra clave «Xinjiang» reveló solo siete artículos, ninguno de ellos sobre el encarcelamiento de musulmanes uigures en China.
La tercera táctica, la coerción, se manifiesta a través del acoso a periodistas, como en Rusia y Suecia.
Según el informe, la embajada china en Suecia emitió al menos 52 declaraciones dirigidas a periodistas y medios de comunicación específicos, criticando su cobertura y acribillándolos con insultos y amenazas, entre enero de 2018 y febrero de 2019.
El informe también señala el caso de un ataque incendiario contra la imprenta de The Epoch Times en Hong Kong el 22 de noviembre del año pasado. Se cree que el ataque fue un esfuerzo del PCCh para silenciar al periódico, que ha informado ampliamente sobre las protestas en Hong Kong y los abusos de los derechos humanos del PCCh.
«Estas actividades [chinas] realmente socavan aspectos fundamentales del gobierno democrático, la transparencia, el estado de derecho y la competencia justa», declaró Cook.
Cook advirtió que como forma de censura, el régimen chino también ha desplazado a medios independientes con medios estatales, como lo demuestra un caso en Papúa Nueva Guinea en 2018.
Según los informes de los medios, los funcionarios chinos impidieron que periodistas locales e internacionales cubrieran la reunión del líder chino Xi Jinping con ocho líderes regionales en la nación insular del Pacífico Sur ese año. Estos funcionarios dijeron entonces a los reporteros que debían usar el reportaje de Xinhua (agencia de noticias estatal) o el video de CCTV como base para su cobertura.
Rechazo
Cook dijo que los países podrían hacer más para rechazar la agresiva campaña de influencia del régimen, incluyendo la imposición de sanciones a diplomáticos chinos y el endurecimiento de las normas de radiodifusión.
«Cuando los diplomáticos chinos y los agentes de seguridad se extralimitan e intentan interferir con la información de los medios de prensa en otros países, el gobierno anfitrión debe protestar enérgicamente», dice el informe, y recomienda que esos funcionarios puedan ser expulsados o que se les prohíba volver a entrar al país.
Estados Unidos también debería hacer cumplir adecuadamente la Ley de Registro de Agentes Extranjeros (FARA), exigiendo que se registren más medios de comunicación estatales chinos y de lengua china en el extranjero, dijo Cook.
FARA exige a las organizaciones e individuos que se registren en el Departamento de Justicia (DOJ) si quieren influir en funcionarios de Estados Unidos o en la opinión pública estadounidense en nombre de gobiernos extranjeros. Como parte de los requisitos de inscripción, las organizaciones e individuos deben divulgar su presupuesto y gastos anuales.
Actualmente, solo CGTN y China Daily están registrados, y aunque el DOJ ordenó a la agencia de noticias estatal Xinhua que se registrara, todavía no lo ha hecho.
Cook dijo que también hay una «plétora» de medios de comunicación privados en lengua china en Estados Unidos que son «claramente pro-Beijing», que requieren más escrutinio y consideración sobre si deben registrarse bajo la FARA.
Los inversores en medios de comunicación y los gobiernos también deberían apoyar a la prensa independiente en lengua china, por ejemplo mediante la financiación y la capacitación.
«Los gobiernos deberían comprometerse proactivamente con estos medios, ofreciendo entrevistas y explorando otras posibles asociaciones, al tiempo que resisten la presión de diplomáticos chinos para marginarlos», dice el informe.
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