El régimen chino ha implementado recientemente órdenes que requieren que las organizaciones, escuelas, y empresas se aseguren de que la mayoría de sus miembros y empleados reciban las vacunas contra el COVID-19 lo antes posible, según un documento del gobierno obtenido por The Epoch Times de una fuente confiable.
El documento, titulado “Plan de vacunación de Zhangjiagang”, fue emitido el 27 de marzo por el Centro de Comando de Control y Prevención de Epidemias de la ciudad de Zhangjiagang en la provincia de Jiangsu. El texto afirma que el objetivo es llevar a cabo el plan de vacunación masiva contra el COVID-19 que fue implementado por el Partido Comunista Chino (PCCh).
Según el documento, “al menos 572,000 residentes locales [alrededor del 45 por ciento de la población de la ciudad] deberían ser inoculados con la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19” a finales de abril. Este se enfoca en grupos de alto riesgo y personas entre las edades de 18 y 59, y requiere que al menos el 85 por ciento de esa población esté vacunada. Los grupos de alto riesgo incluyen trabajadores de primera línea, ciudadanos que viajan al extranjero, y trabajadores públicos como maestros, bomberos, y policías.
El plan requiere que todos los lugares de trabajo y escuelas «fortalezcan la propaganda de vacunación». Los medios de comunicación estatales han alentado a las personas a vacunarse mediante la promoción de vacunas hechas en el país.
La campaña de vacunación masiva lanzada por el PCCh se ha convertido en una tarea política. El régimen utiliza varias tácticas para hacer que la vacunación sea obligatoria, como la coacción y la vigilancia. Beijing implementó un sistema de código de salud digital basado en colores el año pasado para frenar la propagación del COVID-19. Sin embargo, el código digital QR de salud está conectado con los departamentos de seguridad pública chinos como parte de la vigilancia y el control de big data del régimen.
The Epoch Times obtuvo el documento gubernamental de un residente de Zhangjiagang, de apellido Shen. Él dijo: “Mi lugar de trabajo también requiere que todos los empleados estén vacunados. Para aquellos empleados que lo rechacen, ellos deben documentar el motivo en un formulario de vacunación, como enfermedades crónicas, alergias, cáncer, embarazo o deseo de quedar embarazada».
“La mayoría de la gente no quiere vacunarse. Mis amigos que son policías me dijeron que no quieren vacunarse y que harían todo lo posible para evitarlo. Sin embargo, los maestros de la escuela como grupo ya han sido vacunados y se están recopilando estadísticas”, dijo Shen.
Un empleado de una empresa estatal china en Beijing compartió su experiencia con la publicación. Él solicitó el anonimato por motivos de seguridad.
“La empresa nos exige que informemos el estado de vacunación [de los empleados] semanalmente. Si no te vacunas [ahora], es posible que la gerencia de la empresa te interrogue en el futuro o que los departamentos pertinentes te investiguen”, dijo el empleado.
Los ciudadanos chinos son reacios a vacunarse con vacunas hechas en el país debido a preocupaciones sobre la calidad, los efectos secundarios, y la falta de transparencia de los datos.
El mes pasado, el presidente y el primer ministro de Pakinstán dieron positivo al COVID-19 luego de recibir vacunas fabricadas en China.
Hasta el 25 de marzo, 10 personas habían muerto en Hong Kong tras recibir vacunas fabricadas en China en el período de tres semanas después de que comenzaran la vacunación. No está claro si las vacunas contribuyeron a las muertes.
Un ensayo clínico de fase tres de la vacuna Sinovac realizado en Brasil en enero informó que este tenía un 50.4 por ciento de efectividad, lo cual está muy por debajo de las afirmaciones iniciales de la compañía china, la cual promocionó una tasa de eficacia del 78 por ciento.
En marzo, la vacuna contra el COVID-19 fabricada por Sinopharm, otra empresa china, informó tasas de eficacia del 11.5 por ciento y del 33.3 por ciento contra dos cepas de virus en sus ensayos clínicos de fase tres en Perú.
En una entrevista con la Televisión Central de China (CCTV) el 20 de marzo, Gao Fu, director del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, sugirió que podría ser necesaria una tercera dosis adicional de la vacuna para aumentar su efectividad, luego de que un médico chino completamente vacunado dio positivo al COVID-19. Mientras tanto, el distribuidor de la vacuna Sinopharm de China en los Emiratos Árabes Unidos ha comenzado a ofrecer una tercera dosis a algunas personas con baja respuesta inmune.
Con información de Hu Yuanzhen.
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