Beijing declinó una invitación para reunirse con altos funcionarios estadounidenses el próximo fin de semana, informó el Pentágono el 29 de mayo.
La decisión cierra las puertas de hecho al posible diálogo entre el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el nuevo ministro de Defensa de Beijing, Li Shangfu.
«Durante la noche, la [República Popular China (RPC)] informó a Estados Unidos que habían declinado nuestra invitación de principios de mayo para que el secretario Austin se reuniera con el ministro de Defensa Nacional de la RPC, Li Shangfu, en Singapur esta semana», dijo el Pentágono en una declaración al Wall Street Journal.
«El Departamento cree firmemente en la importancia de mantener abiertas las líneas de comunicación entre militares de Washington y Beijing para asegurar que la competencia no se desvíe hacia el conflicto».
Durante semanas, funcionarios estadounidenses trabajaron para conseguir una reunión con Beijing, incluso a través de una carta directa de Austin a Li.
«Nosotros hemos tenido muchas dificultades, en términos de cuando hemos propuesto llamadas telefónicas, propuesto reuniones, diálogos, ya sea el secretario» u otros altos funcionarios, dijo Ely Ratner, subsecretario de Defensa para la Seguridad del Indo-Pacífico, en un evento de expertos en Washingtong, en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
A principios de mayo, el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan se reunió con su homólogo chino en Viena, mientras que la secretaria de Comercio Gina Raimondo se reunió con Wang Wentao, ministro de Comercio de Beijing.
Los funcionarios se mantienen dispuestos a dialogar con Beijing
Los intentos de establecer una comunicación habitual y frecuente cara a cara continúan en un punto muerto entre los aliados democráticos y el Partido Comunista Chino.
Las autoridades australianas también están trabajando para organizar una reunión entre el primer ministro del país, Anthony Albanese, y el líder chino, Xi Jinping, en respuesta a las peticiones de líderes empresariales y políticos deseosos de que se reanuden los negocios con China.
Esto se produce después de años de coacción económica por parte de Beijing —tras las demandas de una investigación sobre los orígenes de COVID-19, que provocó que una franja de exportadores australianos se viera afectada por sanciones comerciales chinas, incluida la aplicación de aranceles y retrasos inexplicables.
Mientras los funcionarios trabajan para establecer un diálogo habitual, los dirigentes estadounidenses y australianos siguen preparando a sus países para un posible conflicto en la región, y a la vez, siguen haciendo frente a las amenazas de injerencia extranjera.
Tensiones en marcha en segundo plano
En febrero, Estados Unidos derribó un presunto globo de vigilancia chino, mientras que en días previos, el Departamento de Justicia acusó a dos presuntos agentes chinos de intentar sobornar a funcionarios para ayudar a socavar la fe espiritual de practicantes de Falun Gong, también conocidos como Falun Dafa.
John Chen, ciudadano estadounidense de 70 años nacido en China, y Lin Feng, ciudadano chino de 43 años, intentaron «manipular el Programa de Denuncias del IRS, mediante sobornos y engaños», en un intento de despojar a una entidad dirigida por practicantes de Falun Gong de su condición de exenta de impuestos, según los expedientes judiciales desvelados el 26 de mayo.
Chen y Feng, que residen respectivamente en las ciudades Chino y Los Ángeles, de California, fueron detenidos en sus domicilios a primera hora de la mañana del viernes, informó a The Epoch Times un portavoz de la oficina del FBI en Los Ángeles.
Esta acción supone la primera condena por parte de las autoridades estadounidenses para disuadir al régimen chino de perseguir en Estados Unidos a practicantes de Falun Gong, una práctica meditativa que sigue los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.
Falun Gong alcanzó una gran popularidad en China en la década de 1990, y se calcula que hay 100 millones de practicantes en el país. El régimen comunista percibió el crecimiento del grupo como una amenaza para su control del poder y, durante los últimos 23 años ha instigado una severa campaña de persecución contra el grupo.
En abril, el FBI detuvo a dos personas que presuntamente dirigían una comisaría secreta en Nueva York para localizar y silenciar a disidentes chinos residentes en Estados Unidos, de acuerdo a la fiscalía.
Se cree que esta comisaría es una de las más de 100 que el régimen chino tiene en 53 países, según Safeguard Defenders, una organización sin ánimo de lucro con sede en España.
En Sydney, se han descubierto dos supuestas comisarías situadas en importantes zonas de comunidades étnicas chinas.
Mientras tanto, en el frente geopolítico, Estados Unidos sigue trabajando con sus aliados cercanos en la región del Pacífico occidental, preparándose para un posible conflicto en torno a Taiwán.
En la región septentrional de Australia, el personal y los equipos estadounidenses han seguido desplazándose constantemente a la ciudad de Darwin, con una rotación también constante de marines.
Al mismo tiempo, el Departamento de Defensa estadounidense está colaborando con el Departamento de Defensa australiano a través del acuerdo AUKUS para armar a Australia con submarinos de propulsión nuclear.
El acuerdo también reforzará la colaboración entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia en campos de vanguardia como la computación cuántica, la inteligencia artificial, las capacidades submarinas y las armas hipersónicas.
Con la contribución de Eva Fu
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