¿Cree que necesita golpear el pavimento para obtener los beneficios del ejercicio? Estudio demuestra que el yoga puede ser tan bueno como los aeróbicos cuando se trata de mantener un cerebro saludable.
Un artículo de investigación publicado en la revista Brain Plasticity reveló que la práctica regular de yoga puede aportar a su cerebro los mismos beneficios funcionales que los ejercicios aeróbicos.
La investigación, dirigida por la profesora de la Universidad de Illinois Neha Gothe, en colaboración con la profesora de la Universidad Estatal de Wayne Jessica Damoiseaux, examinó los hallazgos de 11 estudios previos que evaluaban los efectos de la práctica de yoga en las estructuras, la función y el flujo sanguíneo del cerebro.
Los beneficios para la salud del ejercicio continúan siendo validados por la ciencia. Ahora las virtudes del yoga, específicamente para el cerebro, han comenzado a atraer el interés de los neurocientíficos. Mediante períodos de concentración enfocada en la respiración y la incorporación de la práctica meditativa, el yoga involucra a la mente formas que otras actividades de acondicionamiento físico no lo lograrían.
Gothe y Damoiseaux trataron de entender los efectos que el yoga tiene en el cerebro, específicamente a través de evaluaciones hechas con escáneres cerebrales realizados con dispositivos MRI, fMRI y SPECT.
¿El yoga es tan beneficioso como los ejercicios aeróbicos?
Existe un debate considerable sobre si el yoga se debe clasificar como una forma de ejercicio aeróbico o anaeróbico. Anaeróbico, que significa sin aire, se refiere al ejercicio realizado en ráfagas cortas e intensas, como el levantamiento de pesas y el estiramiento. Por lo general, el yoga no se considera una actividad aeróbica, pero esto puede variar según el estilo y la intensidad de la práctica de cada persona.
Estudios previos sobre el yoga han producido resultados que indican que el yoga puede impartir beneficios similares al cuerpo que el ejercicio aeróbico. El equipo de Gothe se propuso entender los efectos estructurales y funcionales del yoga en el cerebro.
Los estilos de yoga que se practicaron en los estudios fueron el Hatha yoga, el Kundalini yoga y metodologías combinadas. Todas las formas de yoga estudiaron posturas físicas integradas, ejercicios de control de la respiración y meditación.
De los estudios revisados, cinco involucraron a individuos que eran nuevos en la práctica de yoga y participaron en una o más sesiones de yoga por semana durante un período de 10 a 24 semanas. Se realizaron resonancias magnéticas funcionales en el cerebro antes de comenzar la práctica de yoga y al final del período de estudio, con comparaciones del cerebro «antes del yoga» y el cerebro «después del yoga».
Seis estudios involucraron a los participantes que realizaban una práctica regular de yoga, definida como tres o más años durante al menos 45 minutos por sesión, de tres a cuatro veces por semana. Se comparó su salud cerebral con la de los individuos que eran «inexpertos en el yoga», sin experiencia en yoga o meditación, para detectar diferencias transversales entre los grupos.
Ninguno de estos estudios transversales ofreció una definición estandarizada o un criterio específico para definir a un practicante de yoga. Según la revisión, «[Un] practicante de yoga se definió como un individuo que había practicado yoga constantemente durante al menos 3 años de forma semanal».
Cada uno de estos estudios utilizó técnicas de imagen cerebral como la resonancia magnética, la resonancia magnética funcional o la tomografía computarizada por emisión de un solo fotón, y todos se realizaron en poblaciones de adultos mayores, y cinco de los estudios tenían una edad media superior a 65 años para los individuos.
Yoga: una alternativa saludable para el cerebro a los ejercicios aeróbicos intensos
Después de completar el análisis, los investigadores determinaron que, en conjunto, los estudios demostraron un efecto positivo de la práctica del yoga en la estructura y/o función del hipocampo, la amígdala, la corteza prefrontal, la corteza cingulada y las redes cerebrales, incluyendo la red de modo predeterminado (DMN).
Los hallazgos específicos del estudio incluyen un mayor grosor cortical entre las mujeres adultas mayores de 60 años con ocho o más años de experiencia en yoga, en comparación con un grupo de control no profesional. Otros hallazgos adicionales revelaron que el volumen del hipocampo izquierdo era significativamente mayor entre los practicantes de yoga comparado con los controles emparejados por edad y sexo con niveles similares de actividad física y aptitud física «no relacionada con yoga».
Los cambios cerebrales que se observaron en lo que se llamó colectivamente «el grupo de yoga» se asocian con mejores puntuaciones en las pruebas cognitivas y una mejor regulación emocional. Aunque estos tipos de funciones neurológicas generalmente se asocian con el declive relacionado con la edad, este estudio sugiere que el yoga podría revertir este efecto en las mujeres mayores.
Según Gothe, las intervenciones conductuales mente-cuerpo como el yoga pueden estar relacionadas con estos cambios anatómicos beneficiosos en el cerebro. En un informe publicado por la Oficina de Noticias de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Gothe declaró:
«Muchos estudios sobre los efectos cerebrales de los ejercicios aeróbicos han revelado un aumento similar del tamaño del hipocampo con el tiempo. El yoga no es de naturaleza aeróbica, por lo que debe haber otros mecanismos que conduzcan a estos cambios cerebrales».
Aunque Gothe dijo que no hemos identificado cuáles son esos mecanismos, cree que la clave de los efectos positivos del yoga en el cerebro reside en una mayor regulación emocional. «La práctica del yoga ayuda a mejorar la regulación emocional para reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, y eso parece mejorar el funcionamiento del cerebro».
Esta investigación ofrece prometedoras evidencias iniciales que indican que las intervenciones conductuales como el yoga pueden ser prometedoras para ayudar a mitigar el deterioro neurodegenerativo y relacionado con la edad. Gothe y Damoiseaux han solicitado más investigaciones que incluyan estudios más grandes y prolongados con una medición más directa de los cambios en el cerebro y el rendimiento cognitivo, así como enfoques estandarizados que permitan una mejor comparación con otros tipos de ejercicio.
El yoga beneficia su cuerpo y su mente
El yoga es una antigua ciencia que integra cuerpo y mente y que lo conecta con sus propias verdades más profundas. También saca a relucir su bienestar innato templando el cuerpo y calmando la mente. Aunque los efectos del yoga, que desafían a la edad, han sido confirmados por la ciencia, puede que no sea el beneficio de salud más profundo de la práctica.
La capacidad del yoga de aliviar el estrés puede ser su virtud más reconocida, lo que lo convierte en una forma de ejercicio ideal para los drogadictos que sufren de estrés y para cualquiera que tenga un estilo de vida agitado. También se puede recurrir al yoga en momentos especialmente difíciles, como la menopausia o la perimenopausia, o cuando se quiere dedicar más atención al bienestar mental.
El yoga Kundalini, una práctica que trabaja directamente en el sistema nervioso central, se ha mostrado prometedor para el tratamiento de veteranos con TEPT y ofrece una esperanzadora alternativa natural a las a menudo arriesgadas intervenciones farmacéuticas.
Para aprender más acerca de cómo el yoga puede beneficiar su cuerpo y su mente, consulte más de 300 resúmenes en la base de datos de investigación de yoga de GreenMedInfo.com acerca de esta antigua intervención terapéutica.
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