El gobierno del presidente Joe Biden anunció este lunes una nueva iniciativa para hacer frente a los altos precios que los estadounidenses están pagando por la carne.
El aumento constante del costo de los alimentos a nivel nacional en el último año se ha visto impulsado por las fuertes alzas en las carnes y en las aves de corral.
En los últimos 12 meses hasta noviembre, el costo de la carne vacuna subió un 20.9%, mientras que el costo de todos los alimentos en el hogar aumentó un 6.4%, según el Departamento de Trabajo (DOL).
En noviembre, el costo de la carne de cerdo se disparó un 2.2%, frente al aumento del 0.8% de todos los alimentos en el país.
La administración Biden afirmó que destinará USD 1000 millones del Plan de Rescate Estadounidense a ampliar la capacidad de los procesadores de alimentos independientes.
Según la Casa Blanca, un pequeño número de empresas que controlan la industria de envasado y procesamiento de carne están creando atascos en la cadena de suministro de alimentos y aumentando sus beneficios a expensas de los agricultores y ganaderos.
Según el informe, cuatro grandes empresas de envasado de carne controlan el 85% del mercado de la carne vacuna. En el caso de las aves de corral, los cuatro principales procesadores controlan el 54% del mercado. En el caso de la carne de cerdo, las cuatro principales empresas procesadoras controlan cerca del 70% del mercado.
«Nuestros agricultores y ganaderos tienen que pagar lo que estas cuatro grandes empresas digan que tienen que pagar», dijo Biden en una reunión el lunes con líderes de la industria agrícola y ganadera.
Los cuatro grandes procesadores del sector de la carne de vacuno de Estados Unidos son Cargill, un comerciante mundial de productos básicos con sede en Minnesota; Tyson Foods Inc, el productor de pollo que es la mayor empresa cárnica de Estados Unidos en ventas; JBS SA, con sede en Brasil, el mayor envasador de carne del mundo; y National Beef Packing Co, que está controlada por el productor de carne de vacuno brasileño Marfrig Global Foods SA.
«Si nosotros podemos procesarlas a nivel local y venderlas realmente a los consumidores, todos salimos ganando», dijo Scott Blubaugh, presidente de American Farmers & Ranchers y de Oklahoma Farmers Union en la reunión del lunes.
Otro punto de vista
El Instituto Norteamericano de la Carne (NAMI), la mayor y más antigua asociación comercial que representa a los envasadores y procesadores de carne de Estados Unidos, rechazó el intento del Consejo Económico de la Casa Blanca de echar la culpa de la inflación de los alimentos a la industria de la carne.
En una declaración emitida el 10 de diciembre, la presidenta y consejera delegada de NAMI, Julie Anna Potts, acusó al Consejo de seleccionar los datos y excluir información sobre el aumento de los costos de los insumos, el aumento de los costos del combustible, las dificultades de la cadena de suministro y la escasez de mano de obra que afectan al precio de la carne en los estantes de los minoristas.
Los costos de consumo de todos los productos subieron en noviembre hasta un 6.8%, un récord en 31 años.
«En la producción de carne de vacuno, por ejemplo, la misma proporción de concentración de cuatro empresas ha estado operando en el mercado durante casi 30 años. ¿Por qué esta repentina inflación?», pregunta Potts en la declaración.
«La respuesta», dijo la consejera, «es que la demanda de productos cárnicos y avícolas por parte de los consumidores nunca ha sido tan alta». Los miembros del Instituto de la Carne están produciendo más carne que nunca en circunstancias extraordinarias para mantener nuestra economía agrícola en movimiento y poner comida en las mesas de los estadounidenses”.
El plan de Biden destina USD 800 millones a subvenciones y préstamos para proyectos de plantas de procesamiento independientes, otros USD 100 millones en garantías de préstamos y USD 100 millones para reducir el costo de las inspecciones de las pequeñas instalaciones de procesamiento.
La medida forma parte de la orden ejecutiva firmada en julio por Biden, destinada a promover la competencia en la economía estadounidense.
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