El 20 de julio, el presidente Joe Biden declaró que “el cambio climático es una emergencia”, dejando abierta la posibilidad de acciones ejecutivas adicionales destinadas a mitigarlo luego de que el senador Joe Manchin (D-W.Va.) rechazara los programas climáticos y energéticos defendidos por los demócratas.
“El cambio climático es una emergencia y en las próximas semanas voy a utilizar el poder que tengo como presidente para convertir estas palabras en acciones oficiales formales del gobierno a través de las proclamaciones apropiadas, las órdenes ejecutivas y el poder regulador que posee el presidente», dijo Biden durante un breve discurso, que pronunció en una antigua central eléctrica de carbón, la de Brayton Point, en Somerset (Massachusetts).
El presidente anunció la apertura de áreas marinas en el Golfo de México a la energía eólica.
“Estas áreas cubren 700,000 acres y tienen el potencial de suministrar energía a más de 3 millones de hogares», decía una hoja informativa de la Casa Blanca.
Además, Biden señaló que asignaría USD 2300 millones al programa Building Resilient Infraestructure and Communities de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias, para lo que describió como infraestructura para soportar “calor extremo, sequía, inundaciones, huracanes y tornados”.
También llamó la atención sobre el gasto de USD 385 millones para el Departamento de Salud y Servicios Humanos, en gran parte para centros de refrigeración comunitarios y acondicionadores de aire.
Biden habló luego de que la Secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, descartara una declaración de emergencia inmediata durante una conferencia de prensa el 19 de julio.
“No planearía un anuncio esta semana sobre [una] emergencia climática nacional. Todo está sobre la mesa. Simplemente no va a ser esta semana la decisión», dijo.
“Tomar medidas es algo que él hará si el Congreso no lo hace”.
Los senadores Martin Heinrich (D-N.M.), Ed Markey (D-Mass.) entre otros, también publicaron una carta al mismo tiempo que el discurso de Biden, pidiendo al presidente que declare una emergencia climática.
El discurso sobre la emergencia climática se ha encontrado con el rechazo de los republicanos y otros escépticos respecto a la ampliación del poder gubernamental mediante mandatos inspirados en el clima.
“Biden está utilizando el cambio climático como otra excusa para que el gobierno inserte más control en sus vidas”, dijo la senadora Marsha Blackburn (R-Tenn.) en un posteo del 20 de julio en Twitter.
“The Atlantic se asustó en 2019 por lo que Trump podría hacer si declaraba una emergencia nacional: Ley marcial, controlar el tráfico de Internet, congelar activos financieros».
“Es extraño cómo los medios ahora guardan silencio sobre lo que Biden podría hacer a los ‘negadores del cambio climático’ en una emergencia climática”, escribió el analista Glenn Beck en Twitter, también el 20 de julio.
En 2019, el entonces presidente Donald Trump declaró una emergencia nacional en un esfuerzo por asegurar fondos adicionales para un muro en la frontera sur. Biden puso fin formalmente a esa emergencia en 2021 luego de emitir una proclamación que describía al muro como una “pérdida de dinero”.
“Al declarar una emergencia climática nacional, Biden puede desbloquear poderes ejecutivos de emergencia ya otorgados por el Congreso para combatir agresivamente la crisis”, escribió el Centro para la Diversidad Biológica en un documento de 2022, llamado “Los poderes de emergencia del presidente climático”.
El ecologista Bill McKibben, que aboga por una declaración de emergencia climática, se quejó en su Substack el 19 de julio de que la «capacidad de Biden para posponer decisiones se ha convertido en una leyenda en Washington».
McKibben afirmó que Hillary Clinton habría declarado una emergencia climática si hubiera sido elegida presidenta, lo que significa que “el presidente Joe Biden debería hacerlo ahora”.
“Como presidente, tengo la responsabilidad de actuar con urgencia y determinación cuando nuestra nación enfrenta un peligro claro y presente. Y de eso se trata el cambio climático. Es literalmente, no en sentido figurado, un peligro claro y presente”, dijo Biden durante su discurso del 20 de julio.
Citó “huracanes y tornados más potentes y destructivos” como evidencia de una crisis climática que afecta al país.
Los expertos han refutado las afirmaciones anteriores de Biden de que los tornados pueden estar relacionados con el cambio climático provocado por el hombre.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica también ha señalado que hay pocas pruebas que apoyen un aumento significativo del número de huracanes en el Atlántico u otras tormentas tropicales debido a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, concluyeron que «es probable que el efecto invernadero provoque que los huracanes del próximo siglo sean más intensos a nivel mundial y tengan mayores índices de precipitación que los huracanes actuales».
La antigua central eléctrica de Brayton, de la que habló Biden, ha sido adquirida por el gigante energético Avangrid, que pretende convertirla en una instalación para fabricar cables de transmisión en alta mar para turbinas eólicas.
Biden señaló que el director ejecutivo de una empresa involucrada en el proyecto, Vineyard Wind, “se había reunido [con él] en la Casa Blanca este mes”.
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