Opinión
A las élites antiestadounidenses, incluidas las que ganaban enormes cantidades de dinero en China, les disgustó profundamente el énfasis del presidente Trump en «Estados Unidos Primero». Consideraban que Estados Unidos Primero repudiaba y socavaba su compromiso con las élites globales internacionales.
Ahora, la Administración Biden está sustituyendo «Estados Unidos primero» por «Estados Unidos último», o posiblemente, «Estados Unidos nunca».
La izquierda se ha comprometido con la creencia de «Alicia en el País de las Maravillas» en un mundo de fantasía que simplemente no existe. Como parte de ese proceso, la propia supervivencia de Estados Unidos está en peligro.
El último ejemplo de la mentalidad «Estados Unidos último o Estados Unidos nunca» es el llamamiento del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, en el que invita a las Naciones Unidas a involucrarse en las políticas internas de Estados Unidos.
Hay que leer la estrategia de Blinken de subordinar a Estados Unidos al sistema de Naciones Unidas, dominado por los dictadores y plagado de corrupción, para hacerse una idea cabal del núcleo antiestadounidense de las políticas de la Administración Biden.
Según el secretario de Estado, «Estados Unidos tiene la intención de cursar una invitación formal y permanente a todos los expertos de la ONU que informan y asesoran sobre cuestiones temáticas de derechos humanos».
Piense en la ingenuidad de esta frase. Un representante de la ONU de Irán, Corea del Norte o Venezuela puede simplemente declarar que informa y asesora sobre cuestiones de derechos humanos (que en el caso de las respectivas dictaduras de estos países, incluye cómo tener una tortura más eficiente, lecciones aprendidas en la masacre de manifestantes y cómo silenciar eficazmente la disidencia). En ese momento, aceptan la invitación de Blinken y vienen a EE. UU. para «asesorarnos».
Si cree que estoy exagerando sobre la condición de «Alicia en el País de las Maravillas» de esta iniciativa, considere las declaraciones de Blinken: «También celebro que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU haya adoptado hoy en Ginebra una resolución para abordar el racismo sistémico contra los africanos y los afrodescendientes en el contexto de las fuerzas de seguridad. Estoy deseando colaborar con el nuevo mecanismo para hacer avanzar la justicia y la equidad raciales».
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha sido una organización cruel y contraria a los derechos humanos durante décadas. Entre sus miembros actuales se encuentran Bolivia, China, Costa de Marfil, Cuba, Francia, Gabón, Malawi, México, Nepal, Pakistán, la Federación Rusa, Senegal, Ucrania, el Reino Unido y Uzbekistán.
Todo el mundo sabe que la China comunista es un sistema totalitario que hace desaparecer a la gente, que comete un genocidio contra los uigures, que aplasta la cultura budista tibetana, que ha destruido la libertad en Hong Kong y que aplasta sistemáticamente la religión. Pero, por supuesto, en el «país de las maravillas» de Blinken, deberíamos estar ansiosos por ser criticados por el Partido Comunista Chino.
La Federación Rusa tiene la costumbre de envenenar a los críticos, a los periodistas y a los opositores políticos, pero Blinken puede pensar que hay algunas lecciones muy buenas que la izquierda puede aprender de Putin y de su dictadura.
Cuba, por supuesto, es el ejemplo de esta semana de una dictadura comunista de 62 años que se ha mantenido en el poder encarcelando y matando a quienes tienen el valor de buscar el cambio. ¿Qué clase de mente en la Administración Biden piensa que en lugar de que Miami enseñe a La Habana, EE. UU. debe pedir a La Habana que nos enseñe sobre la eficacia policial en Florida? No es de extrañar que los senadores Marco Rubio y Rick Scott y el gobernador Ron DeSantis estén tan enfadados por la política exterior procomunista de Biden.
La exembajadora ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, captó lo mala que es la política de Biden de Estados Unidos último o Estados Unidos nunca cuando dijo: «Esto no es solo una locura, es peligroso».
Todos los estadounidenses deben luchar contra estas políticas antiamericanas y oponerse a que las Naciones Unidas intenten dar lecciones a los estadounidenses.
De Gingrich360.com.
Newt Gingrich, republicano, fue presidente de la Cámara de Representantes entre 1995 y 1999, y se presentó como candidato presidencial en 2012.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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