El presidente Joe Biden instó el lunes al Congreso a aprobar una legislación que permita adoptar de inmediato un acuerdo tentativo entre los trabajadores ferroviarios y los operadores, en un esfuerzo por evitar un «paro total ferroviario nacional potencialmente devastador» que comenzaría en menos de dos semanas.
Una posible huelga el 9 de diciembre podría paralizar los viajes por ferrocarril y afectar a la cadena de suministro de Estados Unidos e infligir miles de millones de dólares en daños económicos, advirtieron las autoridades.
Un análisis de la Asociación de Ferrocarriles Estadounidenses (pdf) publicado en septiembre afirma que una huelga de este tipo podría costar a la economía estadounidense más de 2000 millones de dólares diarios, en un momento en que la inflación ya se ha disparado.
El Congreso podría intervenir para evitar que se produzca una huelga de este tipo imponiendo condiciones contractuales a los trabajadores ferroviarios en virtud de la Ley de Trabajo Ferroviario, aprobada en 1926.
«Permítanme ser claro, un cierre del ferrocarril devastaría nuestra economía. Sin el ferrocarril de mercancías, muchas industrias estadounidenses cerrarían. Mis asesores económicos informan de que hasta 765,000 estadounidenses –muchos de ellos trabajadores sindicalizados– podrían quedarse sin trabajo solo en las dos primeras semanas», dijo Biden el lunes en una declaración desde la Casa Blanca.
El presidente agregó que los agricultores y las comunidades de todo el país también podrían verse afectados por la huelga. Los primeros no podrían alimentar a su ganado y los segundos podrían perder el acceso al agua potable.
«No hay manera de resolver la disputa»
Biden pidió a los legisladores que adopten un acuerdo tentativo negociado por la Casa Blanca que fue anunciado en septiembre,»sin ninguna modificación o retraso».
En virtud de ese acuerdo, los miembros del sindicato recibirían un aumento salarial del 24 % en cinco años, junto con una mejora de las prestaciones sanitarias, y se concedería a los trabajadores artesanales la posibilidad de tener permisos no programados por necesidades médicas.
Desde que se anunció el acuerdo en septiembre, la mayoría de los sindicatos del sector, unos ocho, han votado a favor del acuerdo.
Sin embargo, cuatro sindicatos, que representan colectivamente a más de la mitad de los 115,000 trabajadores del sector, votaron a favor de rechazarlo, a la vez que han presionado para que se añada al convenio la baja remunerada por enfermedad, algo que actualmente no reciben.
Por su parte, las empresas de ferrocarriles de carga no ceden a las peticiones, alegando los elevados salarios y las prestaciones por incapacidad a corto plazo de los trabajadores.
Biden dijo el lunes que el secretario de Trabajo, Marty Walsh, el secretario de Agricultura, Tom Vilsack, y el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, han estado en contacto regular con los líderes sindicales y la administración desde entonces, pero que creen que «no hay manera de resolver la disputa en la mesa de negociación».
Un «presidente orgulloso pro obrero»
Los secretarios han recomendado que la administración adopte medidas en el Congreso, dijo Biden.
Aunque Biden insistió en que es un » Presidente orgulloso pro obrero» y «reacio a anular los procedimientos de ratificación», el Congreso debe usar sus poderes para adoptar el acuerdo o arriesgarse al impacto económico de un cierre.
El lunes, más de 400 grupos, entre ellos la Cámara de Comercio de EE. UU., la Asociación Nacional de Fabricantes, la Federación Nacional de Minoristas, el Instituto Americano del Petróleo, la Asociación Nacional de Restaurantes y la Asociación Americana de Camioneros, entre otros, pidieron al Congreso que intervenga en la situación y advirtieron que los impactos de la posible huelga podrían sentirse a contar del 5 de diciembre.
Los grupos señalaron a través de una carta que una huelga podría afectar a la entrega de fertilizantes, cloro y otros productos esenciales para el agua potable, así como al suministro de alimentos en todo el país y a la generación de electricidad.
En respuesta a la declaración de Biden, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, indicó que aunque el Congreso es «reacio a saltarse el proceso estándar de ratificación del Acuerdo Tentativo» debe hacerlo para evitar una «huelga ferroviaria catastrófica a nivel nacional, que paralizaría nuestra economía».
La representante demócrata dijo que la Cámara retomará esta semana el proceso legislativo para imponer el acuerdo que los sindicatos acordaron en septiembre «sin píldoras venenosas ni cambios en los términos negociados» y lo enviará al Senado.
Con la contribución deTom Ozimek.
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